La Comisión Europea y el Gobierno populista de Roma han firmado una precaria tregua en su pulso a propósito del Presupuesto italiano para 2019, un choque que ha asustado a los mercados financieros y ha situado a Italia al borde de la recesión. Finalmente, la coalición formada por La Liga de Matteo Salvini y el Movimiento 5 Estrellas (M5E) de Luigi di Maio se salva de las sanciones de la UE tras ceder y reducir del 2,4% al 2% el déficit público previsto para el año que viene. Con esta rectificación, el Ejecutivo comunitario ha decidido paralizar el procedimiento por déficit excesivo contra Italia que tenía previsto lanzar este miércoles, y que podría haber acabado con una multa de hasta 3.500 millones.
El acuerdo de mínimos entre Bruselas y Roma ha sido recibido con euforia por los mercados financieros. La bolsa de Milán se ha disparado y la prima de riesgo de Italia ha caído por debajo del umbral de los 300 puntos en el que se había instalado desde que se desataron las hostilidades por las cuentas italianas.
En un gesto inédito, el Ejecutivo comunitario tumbó el Presupuesto italiano el pasado 23 de octubre por considerar que suponía una violación "sin precedentes" del Pacto de Estabilidad y Crecimiento al disparar el gasto púbico y el déficit. En un primer momento, el Gobierno populista de Roma se negó a hacer cambios, pero la presión de los mercados le ha obligado a abandonar su retórica de confrontación y negociar con Bruselas.
"La solución no es ideal, pero evita abrir el procedimiento por déficit excesivo y corrige la situación de grave incumplimiento del Pacto de Estabilidad", ha dicho el vicepresidente económico de la Comisión, Valdis Dombrovskis. El Gobierno italiano ha rebajado del 1,5% al 1% su previsión de crecimiento para el año que viene, un escenario que Bruselas considera "plausible". Además, ha adoptado ajustes adicionales por valor de 10.250 millones de euros. Eso significa que en lugar de un deterioro estructural previsto del 0,8%, el déficit estructural se mantendrá estable el año que viene.
Bruselas también recula en el enfrentamiento
Sin embargo, Bruselas cree que "la composición de las nuevas medidas y del Presupuesto todavía plantea inquietud". El ajuste se basa en buena medida en retrasar las dos medidas estrella del M5E y La Liga: la renta básica de ciudadanía y la reversión de la reforma de las pensiones. Cuando ambas iniciativas entren en vigor, el déficit volverá a dispararse, admite Dombrovskis. Además, el Gobierno de Roma ha aprobado subir los impuestos a las empresas y recortar el presupuesto para inversión, lo que tampoco contribuirá a estimular el crecimiento.
Pese a estas preocupaciones, el Ejecutivo comunitario ha optado también por ceder y evitar un choque de trenes con Italia. No quería abrir nuevos frentes de batalla en un clima dominado por la amenaza de un brexit caótico o la creciente inquietud por la deriva autoritaria de Hungría y Polonia. También ha influido la decisión del presidente francés, Emmanuel Macron, de aumentar el gasto público en 2019 en 10.000 millones de euros, lo que volverá a situar a París por encima del límite del 3% de déficit que marca el Pacto de Estabilidad. La Comisión no quiere que se le acuse de aplicar una doble vara de medir a Italia y Francia simplemente por la diferencia de color político de sus Gobiernos.
Dombrovskis ha prometido aplicar una vigilancia y control reforzados a Roma para garantizar que no se desvía de los compromisos adquiridos y tranquilizar a los países más duros, como Holanda, que abogaban por sancionar ya al Gobierno populista italiano. Por su parte, el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, cree que el acuerdo "es la victoria del diálogo político que la Comisión siempre ha privilegiado sobre la confrontación". "Algunos querían una crisis, nosotros queríamos una solución", sostiene Moscovici.
A su juicio, el pacto con Italia demuestra además que "las reglas presupuestarias funcionan mejor cuando se aplican de forma constructiva y no con una lógica disciplinaria, cuando incitan en lugar de sancionar, cuando son flexibles e inteligentes". "El acuerdo demuestra de forma inequívoca que la Comisión no es enemiga del pueblo italiano. No somos una máquina de burócratas que imponemos la austeridad y denegamos la democracia", asegura Moscovici.
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