Prometió cambiar Roma por completo y, atendiendo a sus conciudadanos, no lo ha conseguido. Virginia Raggi (Roma, 1978), actual alcaldesa de la Ciudad Eterna, ha recibido uno de los mayores batacazos electorales de la historia de las elecciones municipales de la capital italiana.
Este martes, la representante de los antisistema del Movimiento 5 Estrellas (M5E) en Roma ha sufrido una gran derrota electoral al quedar como la tercera fuerza más votada de la ciudad; donde cuatro eran las listas electorales de peso que se jugaban el liderazgo de los próximos cinco años al frente del Consistorio romano. Con estos resultados Raggi ni siquiera podrá optar a jugárselo todo en una segunda vuelta dentro de dos fines de semana.
A diferencia de otras ciudades europeas, que apuntan al futuro, a la competitividad y a la sostenibilidad; en junio de 2016, Roma seguía arrastrando tres problemas fisiológicos: las basuras, el transporte y el estado de su asfalto. Desde el inicio de su mandato, Virginia Raggi, la primera mujer de la historia de Roma que alcanzaba la Alcadía (tras décadas de infructuosa alternancia de poder entre Gobiernos municipales de centro-izquierda y centro-derecha), había puesto el listón muy alto tras su elección: "Hemos tomado Roma", llegó a afirmar una vez confirmado su nombramiento como nueva lideresa de la colina del Capitolio.
Este lunes, sin embargo, se ha defendido asegurando que ella se ha "comido" los problemas de la ciudad, "dejando el camino trazado" para el próximo alcalde que la sustituya: "He devuelto Roma al nivel que merece, quien la gobierne no tendrá excusas". Y todo mientras los romanos siguen conviviendo, hoy en día, con la basura rebosando en muchos barrios de la capital del país.
En las últimas elecciones municipales celebradas este pasado domingo y este lunes en Italia, donde en las principales urbes del país (Milán, Nápoles, Bolonia, Turín) ha ganado el centro-izquierda; los ojos de los transalpinos estaban pendientes, sobre todo, de la partida que se disputaba Roma, que aún no se ha cerrado y seguirá abierta otro par de semanas.
Con la totalidad de los votos contabilizados, en la primera vuelta la lista más votada en Roma ha sido la del centro-derecha, representada por el abogado Enrico Michetti, que ha obtenido el 30% de los sufragios, seguido del ex ministro progresista Roberto Gualtieri, quien ha logrado el 27% de las papeletas.
Virginia Raggi obtuvo el 19% y el exministro con lista independiente, Carlo Calenda, también se hizo con el 19% de los votos, pero por detrás del Movimiento 5 Estrellas (M5E) de Raggi. Al igual que ha ocurrido en el resto de Italia, en estas elecciones ha pesado mucho la abstención, dado que el porcentaje de participación no ha superado ni siquiera el 49%, ocho puntos menos que hace cinco años.
Tras conocerse los datos de las votaciones por zonas geográficas de la Ciudad Eterna, Virginia Raggi no ha convencido ni a las periferias, que han preferido votar al centro-derecha; ni a los barrios céntricos, que han preferido escoger las listas independientes o el tradicional progresismo de centro-izquierda representado por los reformistas del Partido Democrático (PD).
Eso sí, Raggi ha conseguido consolidar el voto de quien sigue apostando por el partido antiestablishment en la capital del país y que, de alguna manera, ha premiado los esfuerzos por intentar mejorar la Ciudad Eterna. Teniendo en cuenta el éxito arrollador de hace cinco años, los romanos han castigado la acción tibia de Raggi para devolverle el brillo a la ciudad.
Para el conocido periódico italiano Il Fatto Quotidiano -que nunca ha escondido su simpatía hacia el Movimiento 5 Estrellas (M5E)- "Virginia Raggi ha sido una pésima estratega", y sobre su discurso de derrota, escriben desde Il Fatto, "ha estado repleto de resentimiento y enemistad hacia su propio partido", en lugar de hacer una lectura crítica de su derrota electoral.
Aún así, la partida por el Gobierno de Roma todavía está muy abierta. Dado que ninguno de los candidatos ha alcanzado el 50% de los votos necesarios para lograr la Alcaldía, tendrá lugar la segunda vuelta dentro de dos semanas, es decir, el domingo 17 y el lunes 18 de octubre.
El próximo sucesor de Virginia Raggi será un hombre, porque los contendientes de la segunda vuelta para presidir el Capitolio serán Enrico Michetti, jefe del centro-derecha escogido por Giorgia Meloni (Hermanos de Italia), Matteo Salvini (Liga) y Silvio Berlusconi (Forza Italia); y Roberto Gualtieri, exministro de Economía (2019-2021) y líder de la lista creada por el Partido Democrático (PD) para hacerse con el consistorio romano.
El beneficio de la derrota
Lo sorprendente es que la derrota de Virginia Raggi podría beneficiar al centro-izquierda italiano a corto y largo plazo, por insólito que pueda parecer. A corto plazo, en las próximas dos semanas, el objetivo por parte de los reformistas italianos de arrebatarle la Alcaldía de la ciudad a quien, hoy por hoy, es el candidato más votado; podría suavizar las discrepancias que, en los últimos años, han caracterizado las relaciones entre los socialistas del Partido Democrático (PD) y los antisistema del Movimiento 5 Estrellas (M5E).
Hay dos factores que podrían influir de forma positiva en este posible acercamiento del PD y del M5E para recoger el voto progresista por toda la Ciudad Eterna.
El primer factor es que Roberto Gualtieri (PD), el candidato izquierdista, fue ministro de Economía bajo el segundo Ejecutivo italiano del ex primer ministro Giuseppe Conte, quien ha sido designado en los últimos meses como nuevo líder del Movimiento 5 Estrellas (M5E) para reflotar un partido a la deriva, donde los grillinos tienen mucho más que ganar tras el fichaje de un expresidente del Gobierno, que al contrario.
La necesidad de hacer un frente común para ganar las elecciones al Ayuntamiento de Roma podría resolver las controversias históricas de la izquierda italiana
El segundo factor tiene relación con el mal perder que ha demostrado en las últimas horas Virginia Raggi. Su "rabia", opinan varios periódicos del país, hacia el nuevo M5E de Giuseppe Conte, podría favorecer un probable apoyo a un partido antiestablishment que prefiere abrazar el regeneracionismo junto a la izquierda transalpina, que representar el eterno sentimiento de indignación que no podría nunca gobernar Italia.
A largo plazo, la necesidad de hacer un frente común para ganar las elecciones al Ayuntamiento de Roma podría resolver, definitivamente, las controversias "históricas" -desde 2009, año de nacimiento del movimiento fundado por el cómico Beppe Grillo-, entre los progresistas del Partido Democrático (PD) y los antiestablishment del Movimiento 5 Estrellas (M5E). En muchos ayuntamientos, el centro-izquierda ha ganado con amplia mayoría, contando también con el apoyo de los grillinos; y en muchos otros los candidatos municipales del M5E han tenido resultados marginales.
Dado que el centro-izquierda ha salido airoso en las principales ciudades transalpinas, esto debería favorecer la alianza definitiva y estructural entre PD y M5E, donde sus respectivos líderes, los expresidentes del Gobierno italiano Enrico Letta (2013-2014) y Giuseppe Conte (2018-2020), llevan semanas lanzándose guiños de distensión y entendimiento para favorecer una alianza reformista en Italia.
La cuestión no es baladí: aunque la derecha de Matteo Salvini (Liga) y Giorgia Meloni (Hermanos de Italia) no haya arrasado en las principales ciudades del país en las últimas municipales, Roma sigue en juego. Y el bloque soberanista, actualmente, disfruta de un 47% en los sondeos. A un año y medio de las próximas elecciones generales.