Seguramente, era misión imposible resucitar en campaña electoral a un derecha moribunda durante toda la legislatura que ahora concluye. Sin líder ni ideas nuevas y pillada en tenaza entre un presidente, Emmanuel Macron, que ha fichado a sus mejores hombres y adoptado sin rubor políticas de derechas en seguridad e inmigración y la extrema derecha, encarnada en Marine Le Pen y Éric Zemmour, que siempre hablan más alto.
Probablemente, fue un espejismo provocado por el efecto simpático de ver imponerse en las primarias a una mujer frente a un póker de candidatos varones. Valérie Pécresse, puso un cartel gigante del film Misión Imposible en la sala de reuniones de su cuartel de campaña, eliminó al ex comisario europeo Michel Barnier y al presidente de la región norte y máximo favorito, Xavier Bertrand, y se impuso en la ronda final a Éric Ciotti, “el político de derechas más a la derecha que no es de extrema derecha”.
El caso es que a primeros de diciembre, tras las primarias de Los Republicanos, Pécresse se izó hasta el 18% en los sondeos para la primera vuelta de las presidenciales y durante diez semanas parecía encaminarse a ser el rival de Macron en la segunda vuelta. La gran rival, para ser precisos porque era la única capaz de derrotarle, según la demoscopia.
Pécresse encarnaba el mix que llevó a la presidencia a Nicolas Sarkozy en 2007, liberal en lo económico, europeísta ma non troppo y conservador en materia de seguridad e inmigración. De hecho, él la había hecho ministra, primero de la Enseñanza Superior y luego del Presupuesto y portavoz del ejecutivo.
Currículum de élite
Aunque quiso ser psiquiatra y actriz, Pécresse tiene un currículum propio de la elite que dirige Francia desde hace medio siglo: Escuela Superior de Comercio, Escuela Nacional de Administración, Consejo de Estado. La ganó para la política el presidente Jacques Chirac, el día que impuso la legión de honor a su abuelo. Primer destino, el Elíseo, con una misión casi imposible, interesar al jefe del Estado en internet. Lo hizo mostrándole sitios web de sumo, la lucha japonesa de la que Chirac era un fan apasionado.
Tras la eliminación de François Fillon, candidato republicano en la primera vuelta de las presidenciales de 2017, el partido se derechizó y Pécresse lo abandonó para fundar Libres!. Volvió al redil, a tiempo de participar en las primarias. Regresó con vitola de ganadora tras ser reelegida presidenta de Isla de Francia, la región parisina que conquistó en 2015. En 2021 amplió la ventaja sobre la izquierda.
Con ambición. Gracias a ser la mejor organizada. Metódica. Y con la ayuda de los más veteranos del aparato, curtidos en mil campaña. Todo el mundo vio su gran pugnacidad en los debates, que pusieron contra las cuerdas a sus rivales. Pero, hasta los que la apreciaban, sabían que su punto débil eran los mítines.
Por eso, para su gran debut en París contó con la ayuda de un actor y de un magistrado. Ambos políticamente comprometidos con la derecha. Benoît Sòles, premiado con dos Molières, le dió lecciones de cómo meterse una audiencia en el bolsillo y, a la vez, leer el texto en el pronter. El penalista Francis Szpiner, alcalde del distrito XVI de París y ex abogado de Chirac, debía ayudarla a encarnar su personaje de candidata a la jefatura del Estado. Ensayó en un teatro y la víspera del gran día, en la sala de 7.000 plazas del local del evento, el Zenith.
Empate en la segunda plaza
Llegó el domingo 13 de febrero. Pécresse, Marine Le Pen y Éric Zemmour, empatados en la segunda plaza de las encuestas (15%). Sala llena a rebosar. Todos los barones, en primera fila. Dentro, música. Aplausos. La música se para. No era esa. Silencio embarazoso. Luego suena otra, al parecer no prevista.
Pero lo peor no son las circunstancias sino lo que dijo. Cómo sería que el subtítulo de Le Figaro, el faro de la derecha decía: “Incómoda en su primer gran mitin parisino, la candidata de LR hizo un discurso muy de derechas”. Aunque citó a Sarkozy, Chirac y Simone Veil, Pécresse rompió un tabú, usar expresiones de la extrema derecha.
Aunque fuera para rebatirla, nadie del sistema menciona “la gran sustitución”, la teoría xenófoba que defiende Zemmour y que sostiene que hay un plan mundial para reemplazar a los trabajadores nativos, franceses de pura cepa, es decir blancos, por inmigrantes africanos y musulmanes. Pécresse dijo que “no era una fatalidad” pero en el ambiente quedó como un guiño. Reforzado por el empleo de la expresión “franceses de documentos” que nadie pronuncia desde Jean Marie Le Pen.
En una campaña tan atípica que arrancó al ralentí por el Covid y ha sido engullida por la guerra de Ucrania, no se puede tener un fallo así. Seguramente, en el programa de Pécresse hay propuestas interesantes, pero no se habla de ellas. Reducida al papel de clon femenino de Macron sin su carisma, pronto se empezó a hablar de las críticas de Rachida Dati o de la deserción de Éric Woerth, un diputado clave de la derecha que pide el voto para Macron.
Pécresse ha tenido que abortar varios actos tras dar positivo en Covid. Pero se repuso a tiempo para dar otro mitin en París. Fue el pasado domingo, ante 5.000 personas. Sin pronter. “Llamo a los ciudadanos a ser ciudadanos libres el 10 de abril. Les apelo a rebelarse contra guiones escritos de antemano. Rebelaros contra las falsas apariencias. Rebelaros contra esta democracia atrofiada, deteriorada, en la que el fondo se sacrifica a las formas”.
Esta vez sonó auténtico. A la desesperación de una candidata que se ha visto sobrepasada por Le Pen (21/22%, según las cinco últimas encuestas) y parece que volverá a ser la rival de Macron (27/28,5%)… y por el izquierdista Jean Luc Mélenchon (14/15,5%). Pécresse pelea con Zemmour por la cuarta plaza (ambos entorno al 10%).
Si la tercera plaza de Fillon en 2017 con un 20% de sufragios originó una gran desbandada, imagínense ustedes la crisis que supondría, ser cuarto o quinto con la mitad de los votos. Así que no es de extrañar que el domingo, en el mitin parisino, hubiera pitos cuando un orador mencionó el nombre de Sarkozy… que ni siquiera se ha dignado a pedir el voto para Pécresse.
¿Por cierto en estas circunstancias, quién aconsejó a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que era buen momento para visitar a Pécresse el 8-M, firmar algo intrascendente y hacerse una foto?
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