Un soldado ucraniano recoge el dron Valkyrie con el que su unidad acaba de hacer una misión de reconocimiento en el frente de combate de Bahkmut.

Un soldado ucraniano recoge el dron Valkyrie con el que su unidad acaba de hacer una misión de reconocimiento en el frente de combate de Bahkmut. María Senovilla

Europa

Ucrania estrena su fuerza de drones contra los 'enjambres' de Putin: "Los rusos son más modernos"

Ucrania se convierte en el primer país que va a tener una Fuerza de Sistemas no Tripulados con entidad de Ejército, con drones 'made in Ukraine'.

23 junio, 2024 02:17
Donetsk

Hay que usar una especie de tirachinas gigante para lanzar al cielo el imponente dron Valkyrie con el que trabajan algunas unidades ucranianas en el frente de Bakhmut. Así consiguen mucha más velocidad de despegue y hay menos posibilidades de que las tropas rusas lo intercepten. "Este modelo tiene la característica de que podemos apagarlo en pleno vuelo, si entendemos que los rusos lo han localizado, y de esta forma evitamos que lo destruyan", explica el comandante de la posición, que responde al nombre de combate Svitlana.

Unos segundos después de que alce el vuelo, el Valkyrie –de fabricación ucraniana– se pierde en el horizonte y los dos hombres que han efectuado el lanzamiento se apresuran a entrar en la trinchera. Es allí, bajo tierra, donde reciben las imágenes que emite el dron en directo. Cuesta creer el despliegue técnico que han instalado en un agujero, cavado entre árboles, en pleno frente de combate.

Allí, dos soldados observan permanentemente las imágenes que envía el dron en enormes pantallas –que funcionan conectadas a generadores–, mientras otro revisa las decenas de baterías guardadas en cajas estancas para que la humedad no las deteriore. Otros dos se quedan en el exterior, controlando las antenas móviles con las que reciben la señal. Todos están perfectamente coordinados. Saben que de su trabajo dependen varias posiciones de artillería, de carros de combate y de infantería: son sus ojos en el cielo.

La sala de control de una unidad de drones ucraniana, instalada dentro de una trinchera del frente de combate de Bakhmut.

La sala de control de una unidad de drones ucraniana, instalada dentro de una trinchera del frente de combate de Bakhmut. María Senovilla

Sin embargo, estos valiosos ojos que surcan los cielos sobre cada frente de combate lo tienen cada vez más difícil. Al menos del lado ucraniano: Rusia ha tomado la delantera en la guerra de los drones –y en la batalla de las contramedidas electrónicas, capaces de neutralizar los vehículos no tripulados de Zelenski a decenas de metros de distancia–.

"Es el principal problema que enfrentamos ahora: el enemigo tiene más drones, son más modernos y ha multiplicado el número de contramedidas que inutilizan los nuestros", continúa Svitlana. "Por eso es tan valiosa la capacidad de apagarlo: nos permite tener baja visibilidad en los radares rusos. Estos vehículos son muy caros, los cuidamos al máximo", apostilla el comandante, quién recibió formación en España el año pasado.

Una montaña rusa

Al principio de la guerra a gran escala, fue Ucrania la que llevaba ventaja a la hora de usar drones. Aunque ya se utilizaban –tímidamente– en el conflicto del Donbás desde hacía años, en 2022 empezaron a utilizarlos de forma generalizada para dar apoyo a la Defensa Territorial que defendió el cerco de Kiev; también para patrullar junto a la Policía durante el toque de queda en ciudades como Dnipro. Y cuando comenzó la batalla por Bakhmut –en agosto de ese año–, vieron su enorme potencial para el combate urbano.

Escribieron manuales sobre la marcha, tomando notas en cuadernos mientras estaban apostados en edificios de Bakhmut, donde a base de prueba-error descubrieron sus puntos fuertes. Por aquel entonces, casi todos los pilotos eran civiles, que antes de la guerra se dedicaban a volar estos vehículos no tripulados para cosas tan dispares como grabar bodas o deportes de aventura. Muchos de ellos ni siquiera se alistaron como voluntarios, simplemente acompañaban a las brigadas, pilotaban para ayudarlos y, además, les enseñaban cómo hacerlo.

El comandante 'Svitlana' y uno de los pilotos que trabajan en la posición de drones.

El comandante 'Svitlana' y uno de los pilotos que trabajan en la posición de drones. María Senovilla

Entonces las misiones eran de reconocimiento: buscaban posiciones enemigas, o vigilaban los movimientos de las columnas rusas para prevenir a las tropas ucranianas y evitar que las embolsaran. Pero pronto se les ocurrió la idea de "tunearlos" para que pudieran llevar explosivos y hacer con ellos misiones de ataque lanzándolos contra los rusos.

"No teníamos muchos de estos drones kamikaze, porque había que invertir muchas horas y dinero en reconvertirlo, y luego, ya sabes, eran de un solo uso…", bromeaba Víctor, uno de estos civiles que se dedicaban a grabar bodas con dron y que también se reconvirtió: a instructor.

El problema –para Ucrania– es que Rusia aprende pronto de sus innovaciones y de sus estrategias. Así que, rápidamente se empezaron a ver enjambres de drones rusos de reconocimiento entrando a la ciudad de Odesa desde el Mar Negro. La artillería antiaérea les intentaba neutralizar casi cada noche, pero siempre llegaban más. Y en los frentes de combate, el Kremlin también comenzó a utilizar estos vehículos para atacar posiciones ucranianas con explosivos. Era una carrera continua entre ambos bandos.

Enjambres

Los drones más pequeños que el modelo Valkyrie –y más baratos también– demostraron ser muy capaces de transportar explosivos que no pesaran demasiado. Y se pasó de lanzar el dron contra el objetivo, a soltar solamente la carga, sin sacrificar el aparato.

Se hacía generalmente con granadas, que podían soltarse sobre cualquier objetivo con una gran precisión. Los soldados que sirven en estas unidades de drones, y todas las brigadas ya tienen sus propias unidades de drones, atesoran en sus teléfonos móviles vídeos increíbles sobre las misiones de "sus pájaros".

En la trinchera del frente de Bakhmut me muestra varios, presumiendo de puntería. En uno de ellos se puede ver un cuadricóptero soltando una granada sobre un carro de combate ruso, y logrando colarla por la escotilla del tirado, con fatales consecuencias para sus tripulantes.

Momento en el que un soldado ucraniano lanza un dron Valkyrie para que realice una misión de reconocimiento.

Momento en el que un soldado ucraniano lanza un dron Valkyrie para que realice una misión de reconocimiento. María Senovilla

Pero, aunque muestran los vídeos con un gesto triunfante, reconocen que la preocupación cada vez es mayor. La manera en la Rusia está empleando los drones, que ya son un arma de guerra más, en lugares como la ciudad de Chasiv Yar no ha dejado a nadie indiferente: el kremlin lanza sus vehículos no tripulados de forma masiva, de día y de noche, y mezclando drones de reconocimiento con los de ataque.

El zumbido de estos de aparatos voladores está dificultado tremendamente el trabajo del Ejército ucraniano, y ha ocasionado, incluso, que se restrinja el acceso de la prensa internacional a Chasiv Yar. Nadie puede hacer su trabajo con un enjambre de drones rusos –armados con explosivos– sobrevolando sobre ellos. Y no es la única ciudad donde esto sucede.

Un ejército de drones

En los círculos militares, tradicionalmente se ha dicho que quién domine los cielos, ganará la guerra. Y la guerra de Ucrania está demostrando que ya no hacen falta aviones para controlar el espacio aéreo: un enjambre de drones puede ser suficiente en un momento determinado –y desde luego es mucho más barato que un caza de combate–.

Esta observación tampoco se le ha pasado al Gobierno de Zelenski, quien el pasado mes de febrero anunció la creación de un nuevo cuerpo dentro del Ejército dedicado íntegramente a los drones. Será una fuerza aérea, pero no estará encuadrada en el Ejército del Aire, si no que tendrá entidad propia.

Ucrania se convierte así en el primer país que va a tener una Fuerza de Sistemas no Tripulados con entidad de Ejército. Y hace unos pocos días ya se nombró al que será su comandante –Suharesvskiy Vadym–, se estrenó su página web y se desveló cuál va a ser su emblema: una golondrina de acero.

A pie de trinchera, el rumor ya se había extendido meses antes del anuncio de Zelenski, y eran muchos los soldados que mostraban interés por formarse como pilotos de vehículos no tripulados –solicitando cursar la formación especializada que imparten las propias Fuerzas Armadas–.

Una posición de drones ucraniana, en el frente de combate de Bakhmut.

Una posición de drones ucraniana, en el frente de combate de Bakhmut. María Senovilla

Pero no basta con tener soldados deseosos de convertirse en pilotos de drones: también es necesario tener drones. En este sentido, el Gobierno de Ucrania asegura que la producción nacional de vehículos no tripulados se ha multiplicado exponencialmente en los últimos dos años.

La mayor parte de las factorías donde se ensamblan no están identificadas y su localización no se hace pública (para evitar que Rusia las bombardee), pero en el frente de combate cada vez es más frecuente encontrar aparatos "made in Ukraine".

También se han multiplicado los avances que estos aparatos incorporan –fruto de la experiencia en el frente de combate–. Ucrania ha desarrollado modelos propios tanto de drones voladores, como acuáticos. Y ante la incesante demanda, se ha agilizado el proceso de producción.

El ritmo al que evolucionan los sistemas de vehículos no tripulados es terriblemente rápido: en pocos meses, dan saltos cualitativos e incorporan nuevas funciones cada vez. Puede que con la creación de este ejército de drones los ucranianos logren dar un nuevo giro, pero hasta que eso suceda, hay que mirar al cielo con más cuidado que nunca si te acercas a un frente de combate.