El presidente ucraniano Volodímir Zelenski y el expresidente de EEUU Donald Trump, en la reunión de ayer en la torre del candidato republicano.

El presidente ucraniano Volodímir Zelenski y el expresidente de EEUU Donald Trump, en la reunión de ayer en la torre del candidato republicano. Reuters

Europa

Zelenski se reúne con Trump para pedir una paz "justa" mientras Rusia logra rodear la fortaleza símbolo de Vuhledar

La ofensiva emprendida por el Partido Republicano contra Ucrania y su presidente se calmó por un día con la visita del mandatario a la Trump Tower.

28 septiembre, 2024 02:40

Tras varios tiras y aflojas, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski se reunió este viernes en la Trump Tower con el candidato republicano. El encuentro llega después de unas duras declaraciones del expresidente estadounidense el pasado miércoles en las que acusaba a Zelenski de “mercader”, le culpaba de no llegar a un acuerdo con Rusia y aseguraba que solo buscaba la victoria de Kamala Harris en las próximas elecciones, echándole encima a sus seguidores y colocando la ayuda a Ucrania en el centro de la campaña.

De hecho, Trump dejó caer este jueves que no tenía intención alguna de reunirse con Zelenski, una visita que llevaba cerrada ya desde hace tiempo, mientras que el speaker de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, exigía al presidente ucraniano el cese de su embajadora en Estados Unidos por “injerencia electoral”. Oksana Markarova, una respetada diplomática, se había limitado a organizar la visita de Zelenski al país norteamericano, algo que Johnson calificó de “acto partidista destinado a ayudar a los demócratas e interferir en las elecciones”.

Esta ofensiva republicana es, con mucho, la más violenta desde el inicio de la guerra entre Ucrania y Rusia. Johnson bloqueó durante meses un importante paquete de ayudas en el Congreso y el candidato a vicepresidente, J.D. Vance, ha expresado varias veces su voluntad de dejar que Rusia se quede con todo el territorio ocupado con tal de dejar de financiar la defensa ucraniana. Nada comparado con lo de Trump, que afirmó en un mitin esta semana que Ucrania era “un país muerto y derruido”.

Con todo, Zelenski se tragó el orgullo, aceptó el cambio de opinión de Trump y se reunió con él en su propio domicilio. A la salida, ambos políticos quisieron aparentar normalidad en medio de una evidente tensión entre ambos. Zelenski aseguró que los dos tenían como objetivo la paz en Ucrania y Trump dejó claro que pretendía que dicha paz fuera “justa en sus términos para ambos bandos”. Las encuestas electorales colocan a Harris y a Trump en un empate casi total, con lo que el esfuerzo diplomático está más que justificado, aunque a estas alturas nadie duda de que, si Trump vence, se plegará a los intereses de Putin.

La simbólica caída de Vuhledar

La visita de Zelenski a Estados Unidos coincide con uno de los peores momentos para el ejército ucraniano en los últimos meses. Tras evitar el colapso en el frente este cuando las tropas rusas empezaron a acercarse peligrosamente a Pokrovsk, la insistencia casi suicida de Gerasimov sigue haciendo mella en la provincia de Donetsk. Con problemas para la movilización y formación de nuevos reclutas y superados en armamento por el enemigo, los soldados ucranianos luchan por cada metro desde Kupiansk, en el norte, hasta Vuhledar, en el sur.

Aunque el avance frontal hacia Pokrovsk se detuvo a la altura de Hrodivka, Rusia sigue ampliando el territorio ocupado hacia el norte y hacia el sur del principal nodo de comunicaciones ucraniano en el sur de Donetsk. Tras la conquista de Krasnohorivka y Ukrainsk en las últimas semanas y el cerco sobre Selidove, la situación en la ciudad-símbolo de Vuhledar empeora con las horas y las tropas que aún protegen el enclave corren el peligro de quedar atrapadas, pues Rusia ya casi ha cerrado el caldero sobre la ciudad y la única vía de escape por carretera está siendo continuamente bombardeada.

Soldados ucranianos con un lanzamisiles.

Soldados ucranianos con un lanzamisiles. Ministerio de Defensa de Ucrania.

La defensa de Vuhledar se había convertido en un símbolo de la resistencia ucraniana… y del fracaso enemigo. Anhelada desde 2014 por las milicias prorrusas, Vuhledar había resistido una serie de ataques salvajes desde el sur y desde el este durante dos años y medio de guerra abierta. La ciudad se había convertido en una especie de fortaleza inalcanzable para los rusos, que no se cansaron en ningún momento de enviar hombres y blindados al matadero. La presumible retirada en las próximas horas supone un importante golpe moral para Ucrania y la propaganda rusa lo aprovechará para magnificar el logro.

El precio de la guerra de atrición

De hecho, las críticas al general Oleksandr Syrskyi por defender la ciudad a cualquier precio y no retirar a sus hombres han sido constantes en los últimos días. Syrskyi ya fue criticado por una maniobra semejante en Bakhmut, cuando desde Estados Unidos se le pedía insistentemente que retirara sus hombres hacia Chasiv Yar. La visión del general jefe del ejército ucraniano es distinta: un equilibrio delicadísimo de ventajas y desventajas en el que solo se deja de combatir cuando está claro que no se va a seguir haciendo daño al enemigo.

Pasó en Mariúpol, pasó en Severodonetsk, pasó en Bakhmut, en Avdiivka y ahora en Vuhledar. Syrskyi no rinde las plazas mientras le sirvan para mermar aún más al ejército ruso y haya una mínima oportunidad de retirada organizada. En Vuhledar, esa oportunidad se va cerrando con el tiempo. Las tropas, algunas de ellas de las más experimentadas en el bando ucraniano, están rodeadas y bajo el fuego enemigo. Podrían huir por el bosque si la carretera se vuelve impracticable, pero es difícil organizar una retirada de ese tipo.

La conquista de Vuhledar llega justo el día en el que fuentes estadounidenses cifraron para The Economist en 100.000 el número de rusos fallecidos en combate, con 430.000 heridos de diversa consideración. Medio millón de jóvenes que han visto sus vidas truncadas en un bando y que se juntan al otro medio millón de ucranianos que habrían sufrido el mismo destino, según estimaciones occidentales. La guerra de atrición es lo que tiene: día y noche atacando, en cualquier contexto; día y noche defendiendo cada centímetro de tu territorio. Una barbarie absurda que se encamina ahora hacia Velyka Novosilka, Pokrovsk o Sloviansk. El terror nunca descansa.