Cadena perpetua para un depredador sexual 'online' en Belfast que provocó el suicidio de una niña de 12 años
- Una de sus víctimas, una menor estadounidense se quitó la vida en 2018 empleando el arma de su padre tras mantener contacto con él.
- Más información: El expresentador de la BBC Huw Edwards se declara culpable de hacer "fotos indecentes" de menores
Un hombre fue condenado este viernes en Irlanda del Norte a cadena perpetua por 185 cargos de abuso sexual infantil en Internet, incluidos más de 50 delitos de chantaje, uno de los cuales llevó al suicidio de una niña estadounidense de 12 años.
Los cargos se refieren a 70 víctimas de países como Reino Unido, Estados Unidos, Irlanda y Australia, pero la policía norirlandesas cree que es solo una pequeña fracción de las alrededor de 3.500 víctimas que se cree que fueron atacadas en alrededor de 30 países.
El condenado, Alexander McCartney, un estudiante de informática de 26 años, contactó con niñas de todo el mundo en sitios de mensajería como Snapchat e Instagram, haciéndoles creer que estaban hablando en línea con una adolescente de edad similar, una práctica conocida como 'catfishing'.
Luego, las instaba a enviar imágenes indecentes o a participar en actividades sexuales a través de una cámara web o un teléfono móvil, que luego compartía en línea con otras personas y las usaba para amenazar y chantajear a los menores.
En ocasiones, McCartney obligaba a sus víctimas a involucrar en los abusos a hermanos de hasta tres años de edad.
Una de sus víctimas, Cimarron Thomas, una niña de 12 años de Virginia Occidental, se suicidó en 2018 con el arma de su padre tras los abusos sexuales en línea y los chantajes del estudiante de informática, según el tribunal. El cuerpo sin vida de la pequeña fue encontrada por su hermana de nueve años.
Según informó el juez John O'Hara al Tribunal de la Corona de Belfast, McCartney podrá ser liberado en 2039.
McCartney, que se declaró culpable de todos los cargos, permaneció cabizbajo mientras el juez enumeraba sus crímenes y se puso de pie con los ojos cerrados cuando se anunció la sentencia.