Ursula von der Leyen y Donald Trump, durante la reunión que mantuvieron en el foro de Davos en enero de 2020

Ursula von der Leyen y Donald Trump, durante la reunión que mantuvieron en el foro de Davos en enero de 2020 Comisión Europea

Europa

La UE se enfrenta a un escenario de pesadilla con Trump: guerra comercial y probable abandono de Ucrania

Publicada
Actualizada

Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE debatirán por primera vez conjuntamente qué respuesta dar al regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en territorio hostil. Será este jueves en Budapest en una cumbre informal que tendrá como anfitrión a Viktor Orbán, cuyo país ocupa la presidencia de turno de la Unión y que ya dijo en campaña que abriría "varias botellas de champán" si ganaba el candidato republicano. Orbán es a esta ahora el gran ganador en la UE de las elecciones en Estados Unidos.

"El mayor retorno en la historia política de Estados Unidos. Felicitaciones al presidente Donald Trump. ¡Una victoria muy necesaria para el mundo!", ha escrito Orbán en su cuenta de la red social X. Tal y como se esperaba, el primer ministro húngaro ha sido de los primeros en dar la enhorabuena al candidato repúblicano. La sorpresa es que después le han seguido en cascada el resto de líderes europeos, en una coreografía coordinada que sugería una especie de oferta de paz a Trump. "Trabajemos juntos en una agenda transatlántica sólida que siga brindando resultados para nuestros ciudadanos", proponía la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.

Pero lo cierto es que para la mayoría de líderes europeos, la victoria de Trump es un escenario de pesadilla que sorprende a la UE en el peor de los escenarios. En Bruselas todavía no se ha completado la transición hacia el segundo mandato de Von der Leyen: su equipo todavía está siendo examinado por la Eurocámara y no será votado hasta finales de mes. El motor franco-alemán hace tiempo que ya no funciona, con Emmanuel Macron y Olaf Scholz muy debilitados a nivel interno. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no asistirá a la cumbre de Budapest por la DANA de Valencia.

"Acabo de hablar con el canciller Scholz. Vamos a trabajar por una Europa más unida, más fuerte y más soberana en este nuevo contexto. Cooperando con los Estados Unidos de América y defendiendo nuestros intereses y valores", ha anunciado el presidente francés.

El único líder europeo que cuenta ahora con cierto capital político es Donald Tusk, que además fue presidente del Consejo Europeo entre 2014 y 2019. "¿Harris o Trump? Algunos afirman que el futuro de Europa depende de las elecciones estadounidenses, cuando en realidad depende, en primer lugar, de nosotros. Con la condición de que Europa madure y crea en su propia fuerza. Sea cual sea el resultado, la era de la externalización geopolítica ha terminado", escribió en X justo antes de los comicios.

Frente a las palabras de Tusk, lo cierto es que los europeos temen que el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca se traduzca en la caída a corto plazo de Ucrania y un debilitamiento de la OTAN que despejaría el camino a nuevos ataques del Kremlin. "Sería un error catastrófico que Estados Unidos se retirara de la OTAN, pero es una posibilidad real en un segundo gobierno de Trump. Sería un golpe terrible para los intereses estadounidenses y occidentales en general en todo el mundo", escribió recientemente John Bolton, que fue asesor de Seguridad Nacional del ganador de las elecciones durante su primer mandato.

El nuevo secretario general de la OTAN, el holandés Mark Rutte, estaba entre los que más se han apresurado a felicitar a Trump. "Su liderazgo será nuevamente clave para mantener fuerte a nuestra Alianza. Espero trabajar con él nuevamente para promover la paz a través de la fuerza mediante la OTAN", ha defendido Rutte, uno de los pocos líderes europeos que consiguió mantener una relación cordial con presidente durante su primer mandato.

"Cuando el presidente Trump asuma el cargo el 20 de enero, será bienvenido por una Alianza más fuerte, más grande y más unida. Dos tercios de los aliados gastan ahora al menos el 2% del PIB en defensa y el gasto y la producción militar están en una trayectoria al alza en toda la Alianza", subraya Rutte.

En las semanas previas a las elecciones, tanto la UE como la Alianza Atlántica han multiplicado los esfuerzos para blindar la ayuda a Ucrania frente a Trump. El resultado más visible es el préstamo de 50.000 millones de dólares orquestado por el G7, que debe pagarse con los beneficios generados por los activos del Banco Central de Rusia congelados en Europa. La OTAN pretende además asumir las labores de coordinación de la asistencia militar a Kiev que hasta ahora ha ejercido Washington.

El candidato republicano ha repetido en campaña que pondrá fin a la guerra en Ucrania "en 24 horas", sin dar demasiados detalles. Su aliado más ruidoso en la UE, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha explicado que su estrategia consiste en que "no dará ni un penique" a Ucrania. "Por lo tanto, la guerra terminará, porque es obvio que Ucrania no puede valerse por sí misma", dijo Orbán tras reunirse con Trump en marzo en Mar-a-Lago. A la espera de lo que suceda en las elecciones de este martes, Budapest bloquea en solitario en la UE un fondo de 6.600 millones de ayuda militar a Kiev.

"No podemos esperar que sea Estados Unidos el que nos proteja. Europa debe tomar su destino en sus propias manos". Este es el llamamiento que lanzó ya en 2018 la entonces canciller, Angela Merkel, cuando Bruselas ya había experimentado de primera mano el caos del primer mandato de Trump. Desde entonces, la UE ha aumentado considerablemente su gasto en defensa, sobre todo desde el estallido de la guerra, pero todavía está muy lejos de lograr la autonomía estratégica o siquiera de poder sostener a Ucrania en solitario.

"¿Puede Europa llenar el vacío dejado por EEUU? Ciertamente, Europa no puede reemplazar a Estados Unidos", admitió el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, cuando el Congreso norteamericano bloqueó un paquete de ayuda de 60.000 dólares para Kiev, precisamente a instancias de los seguidores de Trump.

En materia comercial, el candidato republicano sigue considerando a los europeos como "enemigos". "La UE nos trata tan mal", ha dicho en una reciente entrevista. Su plan consiste en imponer recargos arancelarios de hasta el 20% a todos los productos importados (incluidos los comunitarios), que se elevarán al 100% en caso de los coches. "Gane quien gane, si la fragmentación comercial empeora, el efecto en el PIB mundial será negativo, con pérdidas que podían llegar al 9% en un escenario grave de desacoplamiento total", avisa la presidenta del BCE, Christine Lagarde.

A diferencia de lo ocurrido en 2016, esta vez la Comisión de Ursula von der Leyen ha preparado un arsenal completo para responder a cualquier decisión de Trump en materia comercial "desde el minuto uno", según confirman a EL ESPAÑOL-Invertia fuentes europeas. Una lista de pequeños acuerdos que Bruselas ofrecerá al candidato repupublicano, pero también una lista de productos estadounidenses para golpear donde le haga más daño si el candidato republicano no atiende a razones y prosigue con sus aranceles. Se trata de prepararse para lo mejor y para lo peor.

Sin embargo, el mayor riesgo que plantea el regreso de Trump a la Casa Blanca es ahondar las divisiones internas en la UE. En 2020, los líderes europeos lograron hablar con una única voz para reconocer la victoria de Biden, justo cuando el candidato republicano cuestionaba los resultados electorales. El único en desmarcarse fue el populista esloveno Janez Jansa, que tuiteó que estaba "bastante claro" que Trump había ganado incluso antes de que se declararan los resultados oficiales.

Esta vez, las fracturas ya eran mucho más visibles incluso antes de la apertura de las urnas, debido al papel estelar de Orbán. La gran incógnita es cómo reaccionará la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que hasta ahora se ha alineado con la posición oficial de la UE en cuestiones fundamentales como Ucrania, pero que a la vez mantiene lazos estrechos con la galaxia Trump, como evidenció su reciente encuentro con Elon Musk.

En campaña, Meloni evitó apoyar expresamente al candidato republicano. Su línea oficial era que las relaciones entre Italia y Estados Unidos son muy sólidas y que su Gobierno seguirá trabajando con la administración de Washington independientemente de quién sea el nuevo presidente presidente. Se distanció así de su socio de Gobierno, Matteo Salvini, que sí apuesto públicamente con Trump. No obstante, el equipo de Meloni deslizó en privado que ella aspira a convertirse en "interlocutora privilegiada" y en "puente" entre la UE y en caso de victoria del candidato republicano.

"Italia y Estados Unidos son naciones 'hermanas', unidas por una alianza inquebrantable, valores comunes y una amistad histórica. Es un vínculo estratégico, que estoy seguro que ahora fortaleceremos aún más. Buen trabajo, presidente Trump", ha escrito Meloni en X.

Todas estas tensiones internas se escenificarán en la cumbre informal de jefes de Estado y de Gobierno de la UE que se celebra este viernes en Budapest. Es la primera ocasión que tendrán los líderes europeos de reaccionar colectivamente al resultado de las elecciones en EEUU. Un encuentro cuyo anfitrión es precisamente Orbán -ya que Hungría ostenta la presidencia de turno- y en el que, dependiendo de los resultados, podría ya estallar abiertamente el conflicto.