Ursula von der Leyen y Olaf Scholz, durante el Consejo Europeo de este jueves

Ursula von der Leyen y Olaf Scholz, durante el Consejo Europeo de este jueves Reuters

Europa

La UE fija su independencia militar en 2030 sin acuerdo para financiarla: "Rusia seguirá siendo una gran amenaza"

Lituania avisa de que Rusia estará en posición de atacarles en cuestión de "cuatro o cinco años": "Si no nos rearmamos, seremos los siguientes".

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Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE se fijan como meta alcanzar la independencia militar de aquí a 2030, con el doble propósito de redoblar el apoyo a Ucrania y poder hacer frente a la amenaza de Rusia en un momento en que la Casa Blanca de Donald Trump se desentiende de la seguridad de Europa.

"El Consejo Europeo pide que se aceleren los trabajos en todos los ámbitos para aumentar decisivamente la preparación de Europa en materia de defensa en los próximos cinco años", rezan las conclusiones aprobadas en el Consejo Europeo celebrado este jueves en Bruselas.

No obstante, los líderes europeos no se ponen de acuerdo en cómo financiar el rearme de la UE. Y se abre una brecha creciente entre los países del Norte y del Este, donde cunde la alarma por la agresividad del Kremlin y hay un sentimiento de urgencia; y los socios del Sur (España, Italia o Francia), que rechazan la retórica belicista y piden subvenciones de la UE para defensa.

La Comisión de Ursula von der Leyen se ha alineado con las tesis de los nórdicos y los bálticos frente al Sur. "Sabemos que Rusia seguirá siendo una gran amenaza incluso si termina la guerra en Ucrania. Y tenemos estimaciones de inteligencia de que Rusia podría estar lista para poner a prueba nuestra preparación en aproximadamente tres a cinco años", explican fuentes comunitarias.

Ese es el motivo por el que la presidenta escogió la fecha de 2030 para completar el plan de rearme de la UE, aunque el francés Emmanuel Macron cree que lograr la soberanía defensiva costará al menos 10 años.

"Tenemos que rearmarlos porque en caso contrario seremos las siguientes víctimas de la agresión de Rusia", ha dicho el presidente de Lituania, Gitanas Nauseda. Según sus cálculos, la UE todavía tiene "entre 4 y 5 años" para prepararse para un posible ataque del Kremlin. "Si se levantan las sanciones, este plazo sería incluso más corto", sostiene Nauseda.

"Rusia es y seguirá siendo una amenaza permanente para la UE y por eso finalmente estamos preparando y construyendo nuestra propia defensa", ha coincidido el primer ministro de Finlandia, Petteri Orpo.

El único quintacolumnista declarado dentro de la UE es el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, líder de la derecha radical europea y muy próximo tanto a Vladímir Putin como a Donald Trump. "No es Hungría la que está aislada, es la UE", ha dicho Orbán, que ha apoyado las conclusiones del Consejo Europeo sobre defensa pero se ha desmarcado del apoyo a Ucrania. Pese a ello, los otros 26 líderes han ignorado el veto húngaro y han publicado por su cuenta el texto que promete aumentar la asistencia militar a Kiev.

Aún así, los países del Este y del Norte se quejan de forma creciente de que el Sur arrastra los pies tanto en la ayuda a Ucrania como en el aumento del gasto en defensa.

"Los países europeos deben hacer sus deberes. En Letonia por ejemplo gastamos el 3,65% del PIB para nuestra defensa y las necesidades de la OTAN. No todos los países europeos están haciendo sus deberes", se ha quejado la primera ministra letona, Evika Silina.

"No quiero señalar aquí a nadie con el dedo, pero se puede ver en las cifras. Se puede ver que los países nórdicos y bálticos han apoyado mucho a Ucrania, tanto económica como militarmente. Y al mismo tiempo vemos que a otros países todavía les queda mucho por hacer", lamenta el primer ministro finlandés.

Esta grieta entre Norte y Sur ha quedado al descubierto en las negociaciones sobre el plan de la jefa de la diplomacia de la UE, Kaja Kallas, para movilizar 40.000 millones en ayuda militar a Ucrania en 2025. Una iniciativa basada en contribuciones voluntarias (para esquivar a Hungría), en función del peso económico de cada país.

Mientras que Alemania, Polonia, Países Bajos, los nórdicos y los bálticos han apoyado el plan Kallas sin fisuras, Francia, Italia, España o Portugal se muestran extremadamente reticentes porque su aportación es muy inferior.

Al final, la Alta Representante de Asuntos Exteriores y Política de Seguridad ha decidido rebajar la ambición y concentrarse de momento en captar 5.000 millones de euros para munición. "Sabemos que hay preocupaciones reales con los déficit presupuestarios en la mayoría de los países europeos y ahí están los problemas", ha dicho Kallas, que se ha referido también a las cuestiones de "política nacional" como otro de los factores que explican las diferencias entre Norte y Sur.

Otro motivo de enfrentamiento entre los dos bloques es precisamente cómo se financia esta fuerte subida del gasto militar. Mientras que los nórdicos y los bálticos han puesto el dinero de sus presupuestos nacionales, los sureños reclaman financiación europea para no seguir engordando su alto nivel de deuda.

En este sentido, sostienen que el nuevo fondo de 150.000 millones para defensa es insuficiente porque se basa únicamente en créditos a devolver y excluye las transferencias.

"Quizá debemos ser más ambiciosos. Debemos discutir seriamente la posibilidad de una facilidad de endeudamiento conjunto que ofrezca subsidios a los Estados miembros con el fin de tomar decisiones en materia de industria de defensa", ha reclamado el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis.

En una reunión bilateral con la presidenta de la Comisión, Ursula con der Leyen, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, le ha pedido "instrumentos europeos verdaderamente comunes que no pesen directamente sobre la deuda de los Estados".

Sin embargo, el club de los frugales mantiene su rechazo frontal a una nueva ronda de endeudamiento mancomunado europeo, siguiendo el modelo de los fondos Next Generation. "Nos oponemos a los eurobonos. No es nuevo, es lo que decimos siempre", ha reiterado este jueves el primer ministro holandés, Dick Schoof. "La sostenibilidad de la deuda es importante, debe haber equilibrio financiero, que la solidez financiera es importante", ha insistido.