La reconquista de Mosul será un golpe que dejará agonizando al grupo terrorista Estado Islámico (EI). Es la segunda ciudad más grande de Irak y su último bastión en el país, pero sobre todo es uno de los dos principales enclaves que quedan en sus manos, junto a la ciudad siria de Raqa.
Pero Mosul no sólo supone un potencial logístico y geoestratégico para estos terroristas, sino que tiene un valor simbólico crucial: desde esta ciudad al norte de Irak, su líder, Al Bagdadi, declaró el califato en verano de 2014. La pérdida de terreno supone para el EI la pérdida de su esencia, la pretensión de convertirse en un país donde impere su visión tergiversada y violenta del islam.
Desde hace meses, las fuerzas iraquíes, kurdas y la coalición internacional preparaban el asalto que finalmente ha comenzado la pasada noche. Estados Unidos y Francia son las fuerzas internacionales que mayor apoyo logístico y militar están prestando a esta operación de reconquista, pero sin intervenciones terrestres.
Se estima que en Mosul continúan viviendo entre 1,2 y 1,3 millones de ciudadanos; la mitad de ellos, niños. Naciones Unidas y los organismos humanitarios están especialmente preocupados por que puedan ser usados como escudos humanos en una batalla urbana que no será fácil. Ya se ha empezado a construir un campo de refugiados en las afueras de la ciudad, pues se prevé un éxodo masivo de la población.
Aunque la coalición da por sentado que reconquistará este bastión clave, puede durar desde semanas hasta meses. El EI se hizo con arsenal militar en la ciudad cuando la conquistó hace algo más de dos años, con el apoyo de gran parte de la población, que se sentía abandonada por Bagdad y creyó en sus promesas de prosperidad, explicó recientemente Félix Arteaga, investigador principal en Seguridad y Defensa del Real Instituto Elcano a EL ESPAÑOL.
En las últimas semanas, el autodenominado Estado Islámico ha construido túneles, plantado minas… El Pentágono calcula que hay unos 4.000 terroristas movilizados, aunque sólo una tercera parte de ellos están realmente entrenados para el combate.
Tras la reconquista quedará la segunda parte: reedificar la gobernanza y convivencia en la ciudad.
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