El hombre más viejo del mundo, Yisrael Kristal, ha fallecido este viernes en Israel a los 113 años de edad, un mes antes de su cumpleaños. Kristal, que atesoraba el Récord Guiness de persona más longeva del planeta, fue un superviviente del Holocausto nazi.
Nació el 15 de septiembre de 1903 en Polonia, en la aldea de Zarnow, dentro del seno de una familia judía. Con 17 años se mudó a Lodz, donde se afincó y formó una familia. Allí abrió una tienda de golosinas con la que se ganaba la vida, la cual se torció cuando los nazis llegaron al poder. Fue deportado a Auschwitz en 1940, en donde perdió a su primera esposa y sus dos hijos.
"Dos libros se podrían escribir sobre un solo día allí" dijo el superviviente en una entrevista para el medio israelí Haarezt hace unos años. Cuando el Tercer Reich es derrotado por los Aliados y el Holocausto llega a su fin, Kristal regresa a Israel, su tierra natal. Aquí conoce a su segunda y actual esposa, con quien tiene otros dos hijos, y decide retomar de nuevo su trabajo como confitero.
Un hombre de récord
En 2016, Kristal fue incluido en el Libro Guiness de los Récords como el hombre más viejo del mundo. Tras serle concedido el premio, dijo que no era una gran cosa. Cuando se le preguntó si había una fórmula para su longevidad, él respondió: "Todo el mundo tiene suerte, es del cielo, no hay secretos".
El año pasado celebró con más de 100 familiares, contando incluso con sus bisnietos, su Bat Mitzvah, el rito judío que se celebra con la edad de 12 años y que conmemora el paso hacia la madurez. Tuvo que esperar un siglo debido a que su infancia se desarrolló entre los estragos de la Primera Guerra Mundial.
Después de haber vivido más de cien años, haber sobrevivido dos Guerras Mundiales y un Holocausto, el anciano dijo que "el mundo de ahora es peor que en el pasado". "No me gusta la permisividad de ahora. Todo está permitido. En su momento, los jóvenes no eran tan descarados como lo son ahora. Tenían que pensar en una profesión y en ganarse la vida", asegura Kristal según Haarezt.
"Ahora todo es de alta tecnología. Las cosas vienen fácilmente, sin esfuerzo, sin el trabajo manual del pasado. Hoy en día, los niños deciden todo. Érase una vez, los padres tenían la última palabra".