Mohammad Baqer Qalibaf, presidente del parlamento iraní es uno de los candidatos favoritos en las elecciones presidenciales.

Mohammad Baqer Qalibaf, presidente del parlamento iraní es uno de los candidatos favoritos en las elecciones presidenciales. Majid Asgaripour Reuters

Oriente Próximo

Irán elige presidente con la mujer como tema clave, pero las urnas no valdrán nada sin el 'ok' de Jamenei

El ayatolá pide participación ciudadana para legitimar el resultado las elecciones y derrocar a los enemigos de la República Islámica. 

28 junio, 2024 02:17

El viernes 28 de junio, 50 días después de la inesperada muerte en accidente de helicóptero del presidente Ebrahim Raisi y el exministro de Asuntos Exteriores Hossein Amir-Abdollahian, se celebrarán las elecciones para elegir el nuevo presidente iraní. Pero en realidad, en un Estado donde la ley está al servicio de la religión, los resultados electorales dependerán de la aprobación del Líder Supremo y ayatolá Alí Jamenei.

El mandato del Líder Supremo para gobernar al pueblo iraní viene de Dios. Por esa razón, las elecciones y la participación popular tienen poca importancia, ya que precisan del visto bueno de la autoridad religiosa, al margen de lo que puedan dictar las urnas.

El ayatolá Alí Jamenei dijo el jueves en un discurso que Irán tiene enemigos, pero estas elecciones podrían ayudar a derrocarlos si la comunidad internacional observa "alta participación del pueblo en estas elecciones". Aclaró que "la fuerza de Irán no yace en la posesión de un arsenal de misiles, sino que se encuentra, fundamentalmente, en la participación activa de sus ciudadanos en el proceso electoral".

En las elecciones celebradas en marzo para escoger a miembros del Parlamento y de la Asamblea de Expertos contó con 41% de participación, el porcentaje registrado más bajo desde la Revolución Islámica en 1979. 

El sistema de gobierno de Irán se basa en la teoría de origen chií velayat-e faqih, que justifica el mandato del clero sobre el Estado, otorgándole autoridad política además de la religiosa. Desde 1989, Jamenei porta el título de Líder Supremo y, por tanto, es jefe de Estado, comandante general con autoridad sobre la policía moral y nacional; controla los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (ejército iraní) y su rama paramilitar, la Fuerza de Resistencia Basij.

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En un país cuyo gobierno es teocrático, la importancia de la figura presidencial es menor. La Constitución iraní estipula que el presidente es responsable del Plan y Presupuesto del Estado, de Asuntos Administrativos y de Servicios Civiles. Es el encargado de firmar tratados, convenios y acuerdos realizados por Teherán con gobiernos de otros países. También otorga las condecoraciones y las medallas de Estado. 

La vía aperturista

Hay seis candidatos en estas elecciones, de los cuales uno no es conservador. Masoud Pezeshkian, antiguo ministro de Salud, en el pasado se opuso al proyecto de ley que ponía en funcionamiento un código islamista de vestimenta introducido por el Parlamento. El antiguo ministro de Salud pertenece al bloque "central" político iraní que es contrario al bloque conservador que se define por normas estrictas en el ámbito político y religioso (como el uso obligatorio del hiyab) además de control sobre internet y la prensa, protegiendo de esta manera los ideales revolucionarios.

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Se cree que Pezeshkian, si gana la presidencia, retomaría la agenda política del  expresidente Hasán Rohaní (2013-2021) acercándose a Estados Unidos y otros países de Occidente, reabriendo los canales de comunicación, continuando las negociaciones del programa nuclear de Teherán y las sanciones impuestas que han destruido la economía del país.

Rohaní, considerado un reformista por sus políticas menos conservadoras, apoya a Pezeshkian, de la misma forma que el expresidente Mohammad Jatamí (1997-2005). Rohaní se había mostrado muy crítico con la labor de Raisi, al acusarle de no evitar las sanciones occidentales y de impedir el derecho a la libertad de expresión y a la crítica por parte de funcionarios.

Por su parte, Mohammad Baqer Qalibaf, presidente del parlamento iraní y antiguo comandante de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, retomaría la agenda conservadora política de Raisi y fortalecería las relaciones diplomáticas con China y Rusia, al igual que con los países vecinos de la región.

La mujer, tema central

Los temas definiendo el resultado de éstas elecciones son sobre las iniciativas para oponerse a las sanciones de Occidente (que denominan como injustas), la economía iraní que sufre más de un 40% de inflación, estabilidad política a largo plazo y la promoción de la participación de las mujeres en el espacio público. El derecho de la mujer es un factor importante de debate este año, después de la muerte Mahsa Amini y las manifestaciones en 2022, donde se detuvo a más de 20.000 personas y donde, según la ONU, 551 perdieron la vida. 

En 2023, el Gobierno aprobó el Proyecto de Ley sobre Castidad y Uso del Hiyab, que cuenta con un periodo de prueba de tres años. Si la ley se rompe, por ejemplo, llevando incorrectamente el hiyab en público, o los hombres usan ropa que muestre partes del cuerpo por debajo del pecho o por encima de los tobillos, el individuo puede ser sancionado con multas de entre 4.260 dólares y 8.520 dólares y penas de hasta 10 años de prisión, además de tener prohibido viajar durante dos años. Esta ley también afecta a los establecimientos, que tienen las mismas limitaciones para vestir a sus maniquíes de forma que el Gobierno no lo considere indecente.