Un soldado israelí saluda desde un tanque en la frontera con el Líbano.

Un soldado israelí saluda desde un tanque en la frontera con el Líbano. Ayal Margolin Reuters

Oriente Próximo

Israel se compromete con una tregua que durará tanto como Hezbolá quiera que dure: "Si cavan un túnel, atacaremos"

Beirut (Líbano)
Publicada

El acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hezbolá en el Líbano ya está en vigor. Durante los próximos 60 días, las tropas de ambas partes tendrán que abandonar el sur del río Litani, que discurre a unos 30 kilómetros al norte de la frontera, y dejar que las Fuerzas Armadas Libanesas y un mando integrado por la ONU y el Ejército de Estados Unidos controlen esa región que hoy es un campo de batalla.

Pero ni en Beirut ni en Tel Aviv hay grandes esperanzas de que este pacto zanje una guerra que lleva 14 meses librándose, entretejida con la de Gaza, y que solo ha sido el último coletazo de cuatro décadas de enfrentamientos entre el partido-milicia libanés y el Estado sionista. Ni el propio Benjamín Netanyahu confían en el acuerdo que se ha aprobado esta semana. En su discurso del martes por la noche, el primer ministro israelí aseguró que su Gobierno podrá reanudar la guerra tan pronto como Hezbolá “viole el acuerdo e intente armarse”, “intente reconstruir infraestructuras terroristas cerca de la frontera”, “lance un cohete” o “excave un túnel”.

El mandatario dejó claras sus intenciones aun antes de que su gabinete de seguridad aprobara el documento: Israel no solo atacará a Hezbolá si estos lanzan la primera piedra, también volverá a golpear el Líbano si sospecha que la milicia está rearmándose o reconstruyendo su infraestructura. “Me dicen que Hezbolá estará tranquilo durante uno o dos años, se hará más fuerte y entonces nos atacará. Pero Hezbolá violará el acuerdo no solo si nos dispara. Estará violando el acuerdo si obtiene armas para dispararnos en el futuro. Y responderemos enérgicamente a cualquier violación”, sostuvo.

Sin embargo, el texto que Israel ha aprobado este martes no hace mención del derecho de las FDI a intervenir militarmente en el Líbano, por mucho que Hezbolá se rearme. Para ello, Netanyahu busca apoyarse en una carta que prevé que le firme Joe Biden antes de dejar la Casa Blanca: “Con la plena comprensión de Estados Unidos, mantenemos plena libertad de acción militar”, subrayó el primer ministro en su declaración.

Con esto, todo apunta a que el alto el fuego de esta semana será solo un parche para el conflicto. La solución que hoy entra en vigor recuerda a 2006, cuando un armisticio interrumpió la invasión israelí del sur del Líbano. De hecho, el contenido del documento se basa en la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU que dio fin a las hostilidades durante 18 años, pero que ninguna parte aplicó plenamente y que ha acabado en una nueva guerra en el último año.

El acuerdo actual no propone una respuesta a los retos que impidieron la implementación de la resolución 1701. El texto aprobado este martes por Israel encomienda al Gobierno libanés y a su Ejército ⁠supervisar el suministro y producción de armas a Hezbolá, desmantelar las instalaciones militares no autorizadas y confiscar el armamento de la milicia.

En el estado en el que se encuentra el Líbano, sin Gobierno electo desde hace más de dos años y con unas fuerzas armadas eclipsadas por la sombra de Hezbolá, estas responsabilidades se antojan imposibles. Aunque un funcionario estadounidense aseguró la noche del martes que EEUU colaborará con el Ejército libanés para garantizar que no se viole el alto el fuego, las Fuerzas Armadas Libanesas esperan un riguroso programa de financiación externa y adiestramiento antes de reemplazar a Hezbolá en el sur del país.

Llevar la guerra a Siria

El documento tampoco contempla el papel de Siria como suministradora de armamento para Hezbolá a lo largo de sus fronteras tanto con Irán como con el Líbano. Con el acuerdo actual, Israel no está obligado a cesar los bombardeos en Damasco y los puntos fronterizos del país árabe, que han sido muy frecuentes en los últimos meses. Este podría ser otro punto de la carta de Biden: la noche del martes, un asesor del presidente estadounidense expresó que una de las prioridades ahora será que Irán no siga utilizando Siria como “una autopista de armas hacia el Líbano”.

Y así ha sido ya. A última hora del martes, un misil israelí atacó por primera vez los tres pasos fronterizos septentrionales del Líbano con Siria. Poco después, el Mando Central de Estados Unidos golpeó un depósito de armas de una milicia proiraní en el país que hace de corredor de las armas de Hezbolá entre Irán y el Líbano. Parece que, en lo que Netanyahu tarde en encontrar una excusa para devolver la guerra al Líbano, su Ejército seguirá aplacando a Hezbolá y a los aliados de Irán y Hamás allá donde estén.