Hoy tendría que haber sido un día histórico para la Unión Europea, con la prohibición de la discriminación de los consumidores europeos dependiendo de su país; en vez de eso, se ha dado un buen paso en esa dirección, pero no el definitivo.
El Parlamento Europeo se enfrentaba a una tarea complicada: unir el espacio virtual europeo de la misma manera que está unido el territorio de la UE; la paradoja es que un ciudadano europeo puede ir de un país a otro de la Unión sin problemas, pero no puede acceder a un servicio de un país desde otro.
El fin del bloqueo regional fue anunciado a bombo y platillo, y la última vez que hablamos de estos avances en Omicrono fue el pasado noviembre; sin embargo, en estos meses esta propuesta se ha diluido, hasta el punto de que el texto que hoy ha votado el Parlamento Europeo ignora puntos muy importantes.
En qué consiste la nueva ley de bloqueo regional en Internet en Europa
Para empezar, las buenas noticias: el bloqueo regional en Europa ha sufrido un duro golpe. El nuevo texto obliga a los propietarios de los servicios a ofrecer el mismo servicio a todos los usuarios de la Unión Europea; sin diferenciar respecto a los consumidores nacionales.
En concreto, los europeos disfrutarán de las mismas condiciones y precios al:
- Comprar bienes, desde productos de electrónica a ropa o cualquier otro tipo; siempre y cuando el vendedor ofrezca envíos a nuestra localización o a una localización acordada. Es decir, que las tiendas online no están obligadas a enviar paquetes a toda la UE, pero sí que lo están a ofrecer la opción de enviar el paquete a otra localización.
- Recibir servicios por Internet, como almacenamiento en la nube, cortafuegos, hosting de páginas web, etc. La excepción son los servicios protegidos por copyright (lo aclaramos más adelante).
- Obtener servicios que se ofrezcan en la localización del vendedor. En otras palabras, reservar habitaciones de hotel o eventos deportivos.
Netflix y otras plataformas podrán seguir discriminando a los usuarios europeos
El segundo punto es donde está la decepción. Y es que en estas reglas no se incluyen los servicios que ofrecen contenido con copyright, como series, películas, videojuegos, e-books o música. No podremos acceder a las películas que Netflix ofrece en otros países europeos, ni escuchar música exclusiva de otro país, por ejemplo.
Las buenas noticias es que los propios eurodiputados parecen ser conscientes de que este es un trabajo a medias (pese a las palabras triunfantes de la eurodiputada Róża Thun, valedora del texto). Por eso, han incluido en el texto una cuenta atrás.
En los dos años siguientes a la entrada en ley de este texto, la Comisión Europea estará obligada a evaluar de nuevo si el contenido con copyright también se debería incluir en la ley. La propia nota de prensa del Parlamento dice que el contenido con copyright está excluido de la ley “por ahora”, conscientes de que los consumidores se esperaban otra cosa.
La nueva ley es, por lo tanto, un importante paso para la igualdad de los consumidores en Internet, pero no el definitivo. Aún queda mucho trabajo por delante. Para empezar, este texto tendrá que ser aprobado por el Consejo Europeo, y las nuevas reglas se aplicarán antes de fin del 2018.
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