El nuevo canon digital ha tenido un gran éxito, curiosamente gracias a que cada vez se piratea menos de la manera tradicional.

Después de que los tribunales europeos declarasen ilegal el canon digital, el gobierno español se encontró con un problema. La solución ha resultado ser muy rentable, tanto para el gobierno como para las organizaciones que presionaron por su implementación, como la investigada SGAE.

Los resultados del nuevo canon digital después de sólo unos meses

El nuevo canon digital, presentado a principios de 2017, es una versión actualizada y modernizada del clásico impuesto a CDs y DVDs; claro, que en la actualidad nadie usa esos formatos físicos, así que los legisladores se tuvieron que poner creativos.

Afortunadamente para las arcas, el crecimiento de plataformas digitales como Netflix o Spotify abrió un nuevo filón de ingresos. El nuevo canon digital supone un sobrecoste para dispositivos capaces de retransmitir contenido de esas plataformas; desde Smart TVs a altavoces inteligentes o smartphones, todos son susceptibles de ser gravados.

Cabe preguntarse si lo mejor para luchar contra la piratería es poner un impuesto a servicios “legales”. Pero eso sería suponer que el motivo de este canon era luchar contra la piratería; el espectacular aumento en la facturación nos da una pista del verdadero objetivo.

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Sólo en los primeros cinco meses de la norma, se han recaudado 29 millones de euros. Como apuntan en Vozpópuli, eso implica que en un año se habrán alcanzado los 70 millones de euros recaudados.

¿Es justo recaudar semejante cifra con un impuesto a la mayoría de dispositivos actuales? Para responder a esta pregunta, necesitamos el contexto de este canon digital.

Un impuesto por usar servicios “legales”

Recordemos que el propósito original del canon era ser una “compensación” para no perder el derecho a la copia privada que existe en España. De esta manera, el gobierno sigue permitiendo que nos hagamos copias de nuestros discos para conservación, por ejemplo.

El canon digital se basa en la idea de que esto supone una pérdida de ingresos para la industria cultural, que nos podría vender dos discos iguales en vez de uno.

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Sin embargo, según un estudio elaborado por la industria digital, las pérdidas por copias privadas bajaron en 2016 hasta los 7 millones de euros, unos 10 millones menos que en 2013. Y es que cada vez la copia privada es un derecho menos usado por los españoles; la cantidad de copias de discos ha caído estrepitosamente en los últimos años. Alternativas como el streaming, y la popularización de servicios “legales” como el mencionado Netflix han fomentado este cambio.

Pese a que este perjuicio ha caído, la recaudación ha crecido de manera inversamente proporcional. La recaudación en el primer año podría ser unas diez veces mayor del perjurio, y lo que el propio gobierno estimó en su momento.

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