El escudo de plasma que bloquea drones y misiles: la nueva arma de China que parece ciencia ficción
Científicos militares del país asiático están desarrollando un sistema para anular los ataques con pulsos de microondas por parte de Estados Unidos.
17 enero, 2024 01:53La ambición del presidente Xi Jinping de convertir a China en una potencia mundial en desarrollos militares se ve reflejada en la cantidad y variedad de programas científicos que se desarrollan al calor de los presupuestos de defensa. Más allá de los clásicos aviones, buques de guerra, submarinos o blindados, una buena parte de la apuesta del Ejército de Liberación es la creación de sistemas rompedores que nada tienen que ver con los visto hasta ahora. Armas que parecen sacadas de una película de ciencia ficción.
Una de las últimas creaciones busca el desarrollo de un escudo de plasma para proteger su armamento —como misiles o drones— de los sistemas antiaéreos enemigos. En particular, de aquellos que emplean la emisión de pulsos de radiación microondas de alta potencia para derribar las amenazas y que algunos países como Estados Unidos ya tienen en sus arsenales.
El funcionamiento de este tipo de sistemas de protección con microondas es tan básico como el electrodoméstico que cualquiera tiene en su cocina, sólo que a un nivel de intensidad varias órdenes superior. Buscan calentar el objetivo que quieren derribar hasta que queman sus componentes electrónicos internos y lo dejan fuera de juego.
Si bien algunos sistemas de armas ya cuentan con protección extra —principalmente pasiva— contra este tipo de ataques electromagnéticos, la eficacia en el campo de batalla ha demostrado ser insuficiente. Y es aquí donde entra el trabajo de los científicos de la Universidad Nacional de Tecnología de Defensa de China.
Escudo de plasma
Del programa está a cargo el Laboratorio Estatal de Tecnología Láser de Potencia Pulsada de la citada Universidad y liderado por Chen Zongsheng. "El escudo de plasma de baja temperatura podría proteger los circuitos sensibles de bombardeos con armas electromagnéticas de hasta 170 kW a una distancia de sólo 3 metros", ha comentado el investigador. Las pruebas realizadas en el mismo laboratorio han demostrado la viabilidad de esta tecnología.
"Estamos en el proceso de desarrollar dispositivos miniaturizados para darle vida a esta tecnología", escribieron Chen y sus colaboradores en un paper publicado. En el que también añadieron que "esta investigación ha sido impulsada por la presión de Estados Unidos". En particular por los sistemas emisores de microondas que ya tienen desplegados.
Tal y como explican en el artículo científico, cuando las ondas electromagnéticas atacantes entran en contacto con el escudo de plasma, las partículas cargadas pueden absorber inmediatamente la energía de las microondas y luego permanecer en un estado de activación. "Si el enemigo continúa atacando o incluso aumenta la energía en ese momento, el plasma aumentará repentinamente su densidad en el espacio".
Esto se traduce en que el escudo refleja todavía más energía como si fuera un espejo. "Mientras que las ondas que ingresan al plasma también son anuladas por partículas cargadas similares a avalanchas".
"Cuanto más espeso sea el plasma, mejor será el efecto protector", dijeron Chen y sus colegas científicos. "Una vez que las microondas de alta potencia disminuyen, el plasma rápidamente vuelve a su estado original debido a la ausencia de energía externa que lo sostenga", agregaron.
Uno de los puntos clave de esta tecnología es que debe permitir la transmisión de datos de forma bidireccional entre el dron o misil en el que se equipe y los sistemas de control en tierra del Ejército chino. De nada sirve crear un escudo tan denso que esa información clave sea incapaz de llegar a las antenas de telecomunicaciones a bordo de las armas.
Otro desafío fundamental, según indican, es que el propio dispositivo generador de energía debe resistir ataques de microondas de alta potencia al mismo tiempo que mantiene al mínimo su tamaño, masa y consumo eléctrico. El equipo de Chen se encuentra trabajando en ello y por el momento se desconoce cuándo darán el salto a un prototipo a bordo de algún dron o misil de prueba.
Contra armas de EEUU
"Estados Unidos ya ha puesto en uso equipos como el Active Denial System o el sistema Vigilant Eagle" para el control perimetral de diversas instalaciones críticas o bien en el campo de batalla. El Active Denial System (ADS o Sistema de Denegación Activa, en su traducción directa al español) fue desplegado por primera vez en el año 2010 en Afganistán.
Del desarrollo del ADS se encargó el contratista estadounidense Raytheon y desde su aparición en Afganistán se ha mantenido en un segundo plano dentro del porfolio de armamento no letal del Departamento de Defensa. Más allá de la aplicación militar otro proyecto que estuvo evaluándose —y de los que se desconoce el estado en el que se encuentra— fue su integración dentro del Departamento de Sheriff de Los Ángeles para el control de la población reclusa en el Centro de Detención de Pitchess.
"Tuve la oportunidad de ser atacado por uno de estos sistemas", según indicó Iain Boyd, profesor de ingeniería aeroespacial en al Universidad de Colorado Boulder. "Me detuve aproximadamente a 800 metros de la fuente y el haz estaba encendido. La parte de mi cuerpo expuesta se calentó muy rápido e inmediatamente salí del haz", explicó. "La sensación era como si alguien acabara de abrir la puerta de un gran horno a mi lado".
China asegura que este mismo efecto calorífico extremo e instantáneo puede aplicarse contra alguno de sus misiles o drones en una hipotética guerra contra Estados Unidos o país aliado. De ahí la necesidad de desarrollar sistemas capaces de absorber esta energía y que la operación siga su curso. "El ejército estadounidense está duplicando sus inversiones en este ámbito", recoge Chen y sus compañeros en el paper.
Uno de los vectores de este tipo de ataques es el misil de crucero estadounidense AGM-86. "Lleva una ojiva de microondas de alta potencia para el bloqueo del espacio aéreo", señala el científico chino. Esta munición es una de las más veteranas —en servicio desde 1980— de cuantas tiene la Fuerza Aérea estadounidense y está fabricada por Boeing.
Una de las últimas modificaciones pasa por la integración de una carga de pago capaz de emitir pulsos de microondas de alta energía con el fin de quemar todo circuito electrónico que encuentre a su paso. "Los centros de mando y control están llenos de infraestructura electrónica, que es altamente vulnerable a las microondas", dijo David Deptula, general retirado de la Fuerza Aérea de EEUU, en Business Insider. Al igual que los misiles y los drones que China quiere proteger.
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