Las fábricas de dispositivos de Apple estuvieron a punto de estar dominadas completamente por robots, pero fallos en la implementación no satisfaceron las expectativas de la compañía.
Ahora que hasta en España estamos empezando a ver a robots en las terrazas, cumpliendo la labor de los camareros, es evidente que la automatización ha dado grandes pasos en los últimos años.
Apple podría haber sido líder en la adopción de robots en su cadena de producción, y llegó a crear su propio equipo secreto de ingenieros y especialistas en robótica; incluso a costa de los trabajadores que ahora emplea.
The Information ha revelado en exclusiva el plan secreto de Apple, que nació y murió sin que nadie se diese cuenta. Y todo empezó con una sugerencia de su principal proveedor, Foxconn.
El plan de Apple
El fabricante taiwanés es uno de los máximos responsables de la fabricación de los iPhone, el producto estrella de Apple; para cumplir las cada vez más elevadas demandas de producción, Foxconn propuso a Apple usar más robots a lo largo de la cadena de producción.
Según ha revelado uno de los ingenieros que trabajó en Foxconn por aquel entonces, Tim Cook, CEO de Apple visitó China en el 2012 para comprobar los cambios de primera mano. Foxconn desarrolló una nueva cadena de producción para el iPad, que usaba principalmente robots para cortar, pulir y ensamblar las piezas de la tablet sin necesidad de un humano.
El plan original era convertir todas las fábricas dedicadas a producir dispositivos de Apple a esta nueva cadena de producción, que contaría con un millón de robots en apenas dos años.
Equipo secreto de especialistas en robótica
Aunque fue idea de un suministrador, Apple se mostró muy interesada en acelerar la producción de sus iPhone y iPad con robots. Tanto, que creó un laboratorio secreto, separado del resto, a casi 10 kilómetros de la sede de la compañía.
El equipo estaba compuesto de especialistas e ingenieros en robótica, con la misión de idear una nueva cadena de producción para el iPad que usase la mitad de los empleados que por aquel entonces.
En concreto, 15.000 trabajadores habrían perdido su puesto gracias a estos nuevos avances, aproximadamente la mitad de los que suelen ser empleados en los momentos de más trabajo.
En el 2014, Apple dio un paso más, automatizando casi completamente la producción del nuevo MacBook que llegaría en el 2015. Los nuevos robots eran capaces de ensamblar la pantalla, el teclado y el trackpad en el chasis del portátil por si solos. Este fue el mayor logro del equipo, y al mismo tiempo, su mayor fracaso.
Apple no consigue sustituir a los humanos
El MacBook del 2015 sufrió retrasos considerables, y ahora se sabe que los culpables fueron precisamente los nuevos robots de la cadena de producción. Se descubrieron graves problemas que no solo reducían el ritmo de producción, sino que incluso dejaban inutilizados los nuevos dispositivos.
El mayor problema estaba en la cinta transportadora, que era demasiado errática; a veces movía los componentes más rápidamente y otras más lentamente. Las piezas acababan rompiéndose, y los responsables ni siqueira sabían porqué.
Apple descubrió por las malas el gran problema de la automatización: cuando funciona bien, es lo mejor, pero cuando funciona mal, no sabes por dónde empezar para arreglarlo. Eso se tradujo en los mencionados retrasos.
En cuanto al iPad, la ironía es que las decisiones de diseño de Apple se volvieron contra ella misma. Al usar demasiado pegamento, y tornillos demasiado pequeños, los sistemas automatizados no podían colocarlos de la misma manera que una mano humana.
Por todo esto, Apple decidió cerrar el laboratorio secreto en el 2018, y a día de hoy, Foxconn usa apenas 100.000 robots en todas sus fábricas, apenas una décima parte de lo que planeaba sólo para Apple.
Apple no dejó de usar robots completamente. En el 2017 presentó a Liam, y en el 2018, a Daisy, dos robots de reciclaje capaces de desmontar los iPhone de manera más rápida y eficiente.