Así de mala es la televisión a la carta en España comparada con Netflix
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Pese a que ya no se trata de una utopía ni cosa del futuro, la televisión a la carta todavía parece estar en pañales en nuestro país. En un momento en el que existe la tecnología, la capacidad y sobretodo la voluntad de apostar por este servicio por parte de los usuarios, todavía no hay un modelo que triunfe.
Un cúmulo de circunstancias hace que por el momento la televisión a la carta en España sea sólo un espejismo, un quiero y no puedo. Una ilusión de muchos usuarios que esperamos una alternativa legal y a la altura. Por el momento, nos toca esperar y aunque las comparaciones son odiosas, hay grandes diferencias entre las opciones existentes y el referente americano Netflix.
Y es que han sucedido muchas cosas en poco tiempo relativamente. Hemos tenido un buen revuelo con el cierre por parte del FBI de Megaupload, del que dependían infinidad de portales de series y películas, hemos visto como se aprobaba la Ley Sinde y planeaba SOPA por la red. Ha sido una temporada convulsa entre la cual a nuestro país han aterrizado algunas alternativas reales de consumir música, películas y series de manera legal y con un precio más o menos razonable. Quizá por estos temas legales Netflix no ha querido llevar a cabo finalmente su plan de expansión. En cambio Voddler, Waki.tv y Youzee han aterrizado en España y pese a que representan los primeros intentos de establecer una televisión a la carta en la que el usuario decide, les queda mucho camino por recorrer.
Como decía está feo comparar, pero Netflix sigue suponiendo una diferencia avismal respecto a sus rivales. Quizá por que ya tiene más “solera” en el tema del alquiler de películas. Sus inicios de hecho fueron así. Uno de sus fundadores tuvo la idea de crear Netflix después de tener que pagar una “multa” por retrasarse en la devolución de una película al videoclub. Así que decidió que montaría una alternativa de pago único de alquiler, sin multas ni historias. Y lo hizo online, enviando por correo las películas. De una idea tan relativamente simple a facturar millones de dólares. A montar un auténtico imperio audiovisual con miles de subscriptores y acuerdos de mucho dinero con productoras grandes y alternativas.
Suponemos que por eso
Otra de las grandes diferencias es su soporte para distintos sistemas. Mientras que en Netflix podemos reproducir las películas ya sea en el televisor, con Apple Tv, en el ordenador o en la Wii, PS3 o Xbox; en el resto de competidores el soporte para diferentes sistemas es inexistente o incompleto. O no hay aplicación, o sólo hay para móviles. Las calidades varían bastante también, al igual que las opciones de audio y subtítulos en las que sólo Youzee parece tener integrado todo dentro de la misma película. Mucha diferencia entre las variantes españolas sin un estándar ni claro vencedor.
Y esto se vuelve a poner de manifiesto en cuanto al precio y sistema de subscripción. Porque también existen diferencias bastante importantes en este sentido. El modelo de Netflix de tarifa plana con un pago único mensual de 7,99$ sólo lo aplica Youzee en este momento (excepto para estrenos). Tanto Waki como Voddler son de pago por contenido, dependiendo de lo que queramos ver tendrá un precio u otro. Un método en el que es complicado que haya un flujo continuo de usuarios. Con una tarifa plana en la que englobas lo bueno y mejor de tu servicio te aseguras ingresos y el consumidor poder escoger y ver lo que más le apetece sin más problemas.
Este es el principal problema, que aunque las alternativas son aceptables y siempre es bueno que haya donde elegir, sigue habiendo un claro referente en la televisión a la carta y es Netflix. Desgraciadamente aunque hay muchísimo dinero por medio, muchos usuarios interesados en un modelo legal como este, parece que las distribuidoras y lobbys del copyright de este pais no lo quieren entender o no les interesa. Mientras se mantiene esta situación, Youzee, Voddler y Waki siguen en la brecha trabajando por ofrecer una alternativa, pero mucho les queda todavía para llegar al nivel del estandarte que supone el servicio de Netflix. Hay por mejorar catálogo, calidad y funcionalidades más allá del mero aspecto social o de la “exclusividad” de entrar por invitación. Integración con todas las plataformas y un precio razonable. Es pedir mucho, pero no tanto cuando algo así ya existe.