Microsoft ha tenido que realizar el primer pago por instalar Windows 10 sin permiso, y puede que no sea el último.

A partir del 29 de julio Windows dejará de molestarnos constantemente con la actualización a Windows 10, eso si no hemos picado ya el anzuelo y hemos actualizado, claro.

La política de Microsoft durante este último año ha recibido duras críticas, no sólo por la insistencia porque actualicemos, sino también porque la picaresca de la compañía no ha tenido límites, y ha intentado meternos Windows 10 por las buenas o por las malas.

La actualización a Windows 10 sigue haciendo estragos

Lo más polémico fue sin duda la ocasión en la que Microsoft marcó la actualización a Windows 10 como “recomendada”; eso significa que si no habíamos cambiado la configuración por defecto de Windows Update, Windows 10 se descargaba e instalaba automáticamente.

Las actualizaciones recomendadas se suelen dejar para parches de seguridad o actualizaciones de las aplicaciones preinstaladas, que Microsoft se aprovechase de este sistema para meternos Windows 10 por el gaznate no le hizo gracia a mucha gente.

Eso fue lo que le ocurrió a una mujer, propietaria de una agencia de viajes en California; asegura que en ningún momento aceptó la instalación de Windows 10, y que de hecho ni siquiera sabe lo que es.

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Sólo sabe que un día su ordenador cambió y que desde entonces se bloqueaba a menudo, a veces durante días enteros, y que eso le imposibilitaba el trabajo. Un problema semejante es lo último que quieres si tienes una PYME que depende de los ordenadores para la gestión de clientes.

Así que la propietaria llamó a Microsoft Support para pedir ayuda y volver a como estaba, pero no pudieron serle de ayuda. Ante esto, decidió tomar la decisión de demandar a Microsoft para que le pagase lo que había perdido durante todos esos días de trabajo, y el coste de comprar un ordenador nuevo.

Por qué Microsoft aceptó el pago por instalar Windows 10 sin permiso

Los tribunales no han tenido la oportunidad de decidir si esta demanda es justa, ya que Microsoft y la empresaria han llegado a un acuerdo por el que la compañía le pagará 10.000 dólares por haber instalado Windows 10 en su ordenador sin su permiso.

Microsoft ha sido rápida en avisar de que el hecho de que hayan pagado no significa que se consideren culpables, que sólo han buscado el acuerdo para evitar un largo proceso legal.

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Sin embargo, a nadie se le escapa que si la demanda hubiese llegado a un juez, es posible que hubiera establecido un precedente legal, y que la cantidad de demandas que hubieran recibido entonces probablemente les hubiese hecho perder millones de dólares. Visto de esa manera, 10.000 dólares es calderilla.

Por lo pronto Microsoft ha anunciado una investigación para saber qué ocurrió para que Windows 10 se instalase sin aviso, aunque la compañía asegura que sólo recibiremos el nuevo sistema si “mostramos interés” en él. Es muy posible que la pesadilla legal de Microsoft sólo acabe de comenzar.