La organización de unos Juegos Olímpicos no es tarea pequeña; el simple trabajo de controlar el acceso a lugares restringidos es una tarea titánica, por la ingente cantidad de personas que acuden, ya sean competidores, prensa, o espectadores.
Por ejemplo, en los pasados Juegos de Río, esto se hizo estableciendo puntos de control que comprobaban las tarjetas identificadoras de cada persona, una por una; no es lo más eficiente, y en los momentos de mayor movimiento puede provocar colas y peor aún, retrasos en el programa. Pero era mejor que la alternativa, permitir la entrada a gente con identificadores falsos, y sufrir las consecuencias.
Tokio quiere ser diferente; desde la ceremonia de cierre de Río 2016, los japoneses han dejado claro que su organización será moderna, y que se aprovecharán de la última tecnología que su país tiene que ofrecer. Aunque por el camino provoquen algo de polémica.
Cómo funcionará el reconocimiento facial en los Juegos Olímpicos
Para evitar posibles ataques terroristas y la entrada de gente en sitios en los que no debería estar, la organización desplegará un sistema de reconocimiento facial como pocos hasta ahora. Se seguirá usando un sistema de identificación con fotografía, pero los usuarios ya no tendrán que mostrársela a los empleados.
En vez de eso, las cámaras dispuestas por los estadios registrarán e identificarán el rostro de todas las personas; aunque sólo aquellas que pasen por ciertas zonas reservadas, con una tecnología conocida como NeoFace.
Se espera que el sistema, desarrollado por NEC, tenga que reconocer entre 300.000 y 400.000 personas, todo un logro técnico; además de los atletas, también se aplicará a los periodistas y organizadores. De esta manera, dará igual que alguien robe una tarjeta; si su cara no está incluida en el sistema, este detectará la intrusión y avisará automáticamente a seguridad. NEC presume de poder incluso distinguir a gemelos idénticos.
Sin embargo, la organización ha sido rápida en asegurar que este sistema no se aplicará a los espectadores. A estos sólo se les requerirá la entrega de las entradas y la comprobación del equipaje, como en anteriores Juegos. El temor a que este sistema se use para controlar a la población y a los turistas que visiten Tokio es evidente; aunque el gobierno japonés ya ha implementado este mismo sistema en el aeropuerto de Haneda.
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