Una enfermedad de cuento de hadas: El síndrome de Alicia en el País de las Maravillas
La semana pasada, al hablaros del síndrome de la Bella Durmiente, prometí que tendríamos una entrada dedicada al síndrome de Alicia en el país de las maravillas, y como lo prometido es deuda, hoy hablaremos justamente de eso.
Como curiosidad, y antes de empezar, me gustaría comentar que hay más curiosidades alrededor de este libro escrito por Lewis Carrol y es que se dice, aunque no se sabe ciertamente, que Carrol podría haber sido migrañoso y que algunas de las escenas relatadas en sus libros podrían estar inspiradas en las auras visuales que precedían a sus crisis de migraña.
Tras esta curiosidad vamos a lo que vamos. Dicho síndrome fue descrito por primera vez por un psiquiatra llamado John Todd en 1955 (de ahí que también lo encontremos como “síndrome de Todd”) quien lo llamó síndrome de Alicia en el País de las maravillas por la similitud de los síntomas presentes en el cuadro clínico con los sucesos del cuento infantil. Además, relacionó sus síntomas con la epilepsia y la migraña.
En general, se trata de un desorden neurológico que afecta la percepción de la persona, de forma tal que el sujeto experimenta una distorsión de la imagen del cuerpo propio y de los objetos que lo rodean. Se caracteriza por trastornos complejos de la percepción visual que incluyen:
- Alteraciones en la forma (metamorfopsia), tamaño (macropsia, micropsia) y situación espacial de los objetos (teleopsia, efecto zoom).
- Distorsión de la imagen corporal (macro y microsomatognosia, dualidad física o somatopsíquica).
- Otras ilusiones visuales raras como fenómenos de visión invertida, palinopsia (imágenes múltiples), acromatopsia (visión sin color), prosopagnosia (incapacidad de reconocer caras), pérdida de visión estereoscópica (alestesia óptica), etc.
Puede que lo que más os recuerde a Alicia sea precisamente los síntomas de macropsia y micropsia. La macropsía sería la percepción de objetos como más grandes. La micropsia, la percepción de objetos como más pequeños. Esta última has sido también llamada visión o alucinación liliputense, en honor a “Los Viajes de Gulliver” de Jonathan Swift .
En algunas ocasiones le acompañan “episodios de desrealización, despersonalización y alteración de la percepción del tiempo”, que pueden llevar a confundirlo con otros cuadros.
Es curioso que los pacientes siempre son conscientes de la naturaleza ilusoria de sus percepciones.
Se produce en el contexto de una migraña, asociado a enfermedades virales específicas (Epstein-Barr, Coxsackie, varicela zóster, influenza y citomegalovirus) o formando parte de intoxicaciones con drogas alucinógenas o fármacos como topiramato, aunque también se ha observado en casos de hiperpirexia, y en pacientes con epilepsia, esquizofrenia o aneurismas cerebrales.
Fuentes: De Psicologia/ Medicablogs