La sonda espacial Voyager 1 puede haber salido del Sistema Solar
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La sonda espacial Voyager 1 sigue dando debate y verdaderos quebraderos de cabeza a los astrofísicos: ¿está o no la sonda en el espacio interestelar?
Ésta no es la primera vez que hablamos en Medciencia de la Voyager 1. En una entrada anterior de la saga “¿estamos solos en el universo?”, ya se explicó el curioso mensaje que porta la sonda por si en un futuro cae en manos de algún curioso.
Ahora, según un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Maryland, que fue publicado en The Astrophysical Journal Letters, afirma, en contra de lo que la mayoría de los científicos opinan, que la Voyager efectivamente ha dejado atrás nuestro Sol y se ha adentrado en una región completamente desconocida: el espacio interestelar, que, como su nombre indica, no es dominio de ninguna estrella.
En realidad, lo que está generando tanta controversia es la ignorancia sobre el asunto. Esto se debe a que es la primera vez que una sonda nos envía datos desde una región tan lejana, por lo que los científicos no entienden completamente dónde se encuentra la Voyager 1. Es como si te encontraras a la deriva en el mar y por muchos datos que recolectaras, aun con todos los instrumentos disponibles, no averiguaras cuál es tu localización, como si hubieras desaparecido completamente del mapa. Imagínate entonces cuál es el panorama.
El debate
El debate de la localización de la sonda espacial Voyager 1 empezó tras la recopilación por parte de la NASA de los datos enviados por la sonda de la región en la que se encuentra actualmente.
Según los científicos, para conocer realmente si un objeto ha salido del Sistema Solar para entrar en el espacio interestelar, se tienen que dar básicamente dos acontecimientos: por una parte, debe existir un descenso de la captación de partículas solares; y por otra, la dirección del campo magnético de la región debe variar.
No obstante, el problema es el siguiente: el número de partículas detectadas por la sonda Voyager 1 ha descendido bruscamente, pero el campo magnético no ha variado. Tras los correspondientes estudios de la NASA y de otros científicos, se llegó a la conclusión de que la sonda todavía no ha penetrado en el espacio interestelar, aunque está en una zona limítrofe.
Un nuevo modelo
Sin embargo, el nuevo estudio propone una nueva perspectiva que encajaría con el campo magnético que detecta la Voyager 1. Según el nuevo modelo, la sonda Voyager 1 finalmente ha entrado en el espacio interestelar desde hace poco más de un año.
“En cierto modo, es una perspectiva controvertida, pero pensamos que la Voyager finalmente ha salido del Sistema Solar, y que realmente está empezando a viajar a través de la Vía Láctea”, explica Marc Swisdak, principal autor del estudio.
Si el estudio está en lo cierto, sería fascinante conocer que por primera vez un objeto fabricado por el hombre ha salido de la influencia del Sol y ha entrado en lo desconocido. Puesto que no sabemos cómo es el espacio más allá del Sol, pues nunca hemos llegado tan lejos, puede que los datos que recolecte la sonda nos haga replantear cuáles son los límites del Sistema Solar, y qué hay más allá de nuestro territorio. Estamos, por tanto, descubriendo nuevos “continentes”.
Además, este debate, lejos de resolverse tan fácilmente, deja en evidencia que, aunque hemos aprendido mucho sobre el Universo en muy poco tiempo (prácticamente el gran salto de conocimiento ocurrió el siglo pasado gracias a Einstein), todavía sabemos muy poco sobre él.
Todos los descubrimientos que se han realizado en esta materia han ido revolucionando nuestra perspectiva de la vida. Para mí, uno de los más asombrosos fue la detección de la radiación del Big Bang en 1965 por Penzias y Wilson, predicha anteriormente por George Gamow en 1948, que finalmente confirmó que esta teoría es cierta. Esta radiación la tenemos a nuestro alrededor, e incluso una televisión es capaz de detectarla en pequeña cuantía cuando no está sintonizando ningún canal.
Y estoy seguro que los descubrimientos que queden por desvelar revolucionarán aún más nuestra visión de la realidad que nos rodea. Qué nos quedará por ver…
Fuente: NCYT