Jonathan Ive se abre: "Estamos rodeados de objetos anónimos y mal hechos"
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Esto puede sonar a herejía, pero probablemente la persona que realmente rescató a Apple del olvido no fue Steve Jobs, sino Jonathan Ive, apodado Jony por sus amigos. Si que es cierto sin embargo que su chispa estaba apagada durante sus primeros años en la compañía de la manzana, y que solo fue cuando Jobs volvió que ambas mentes congeniaron y lograron la vuelta a la gloria. Por tanto, no podemos entender la Apple de hoy en día sin Jobs, pero tampoco sin Ive, aunque ninguno de los dos se centró en la parte técnica. La suya no era una alianza como la de los primeros años de la compañía con Steve Wozniak, en la que uno se encargaba de pulir y vender un producto creado por el otro. Ive y Jobs tenían una visión, y después de la prematura despedida del segundo es el primero el que tiene que continuar su legado.
La inspiración llega de donde menos te lo imaginas
Aunque Ive se centre en la parte del diseño de los productos de Apple de las últimas décadas, él no considera que eso le convierta en un diseñador, ya que asegura que siempre se centró primero en la función del aparato en cuestión, y luego en el diseño. Pero es innegablemente en este segundo paso donde Ive ha dado los pasos mas atrevidos, cogiendo ideas de otros sectores sin ningún tipo de reparo.
Por ejemplo, para diseñar el iMac trabajó con miembros de la industria de la confitería y los dulces, de ahí el aspecto de “golosina” que tenía el dispositivo con el uso de transparencias y plásticos de colores. Igualmente, cuando cambió de rumbo y se decidió por el diseño sobrio, viajó a Niigata en Japón para ver como los trabajadores de metal conseguían finas capas a base de golpes. Eso le dio la idea de revolucionar el mercado de los portátiles con un fino chasis de aluminio.
Una lucha contra lo anónimo y los clones
Sin embargo, cuando se le pregunta por la inspiración que el resto de fabricantes coge de sus trabajos, Ive no es tan comprensivo, y lo define directamente como “robo de miles de horas de esfuerzo”. Un esfuerzo que de todas maneras Ive ve recompensado, ya que piensa que ha demostrado que el público no está tan obsesionado con los precios como se piensa.
“Estamos rodeados de objetos anónimos y mal hechos. Es tentador pensar que es porque a la gente que los usa no le importa – justo como la gente que los crea. Pero lo que hemos demostrado es que a la gente sí le importa. No es solo por la estética. Les importan las cosas que son concebidas con consideración y están bien hechas. Creamos y vendemos un número muy, muy grande de cosas bien hechas y (con suerte) bellas. Nuestro éxito es una victoria para la pureza, la integridad – de preocuparse por ello”.
Fuente | The Sunday Times | 9to5Mac