De vez en cuándo nos vienen a la cabeza recuerdos de nuestra infancia, pero cada vez nos cuesta más recordar aquel cumpleaños o cuándo aprendiste a montar en bici. La razón más inmediata que le podemos adjudicar es la disminución de nuestra capacidad cerebral, sin embargo, un estudio publicado en Science nos muestra que el continuo proceso de añadir nuevas neuronas (fenómeno conocido como neurogénesis) es el causante de la pérdida de estos recuerdos. Adiós al pasado El experimento se llevó a cabo en ratones, pues estos , al igual que los humanos, olvidan los recuerdos de cuando eran bebés. Los investigadores colocaban a los ratones en un ambiente de miedo o estrés, mediante descargas continuas. Después, parte de los ratones se situaban en diferentes ruedas, ya que se conoce que hacer ejercicio aumenta la producción de neuronas. Situando de vuelta a los ratones en el ambiente inicial, los que habían realizado el ejercicio (y que por ello, poseían nuevas neuronas) habían olvidado esa sensación de miedo, a diferencia de los que no habían realizado estos ejercicios. Es una idea difícil de concebir, partiendo de que hasta hace poco se pensaba que las neuronas normales en el individuo maduro no se regeneraban. La memoria quedaría como un disco duro, en el que debemos borrar información antigua para poder dejar espacio a la nueva, ¿Que pasaría si lográsemos regular esta neurogénesis selectivamente? Es decir, elegir que recuerdos borrar y cuales no: olvidar por completo a tu ex, el día que falleció tu mascota o simplemente olvidar el por qué te dejó de gustar la comida china. Puede que esto sean nimiedades, pero si consiguiésemos realmente dominar este proceso de olvido de una forma selectiva las posibilidades serían enormes, pues cambiarían totalmente algunos tipos de tratamiento psiquiátrico como el trastorno de estrés postraumático, la ansiedad o las fobias, como ya os comentamos hace poco respecto a la eliminación del miedo desde la genética. Este proceso es inevitable, no podemos impedir la formación de nuevas neuronas; son cruciales para el aprendizaje y la memoria. Por ello, la mejor forma de retener estos recuerdos es pasándolos a otro formato, ya sean fotografías, un diario o incluso contándoselo a tus hijos. Puede que en algunas ocasiones olvidemos cosas que nos da pena que desaparezcan, pero hay recuerdos no tan buenos que si es necesario eliminar, o al menos esconder, pues nuestra vida y nuestro procesamiento cognitivo funciona mucho mejor y más ordenado de esta manera. Fuente | Discover