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¿Los alimentos grasos pueden hacernos perder el olfato?

22 julio, 2014 20:14

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¿Podría ser que atiborrarse de alimentos ricos en grasa provocara una pérdida progresiva del sentido del olfato? Un nuevo estudio llevado a cabo por neurocientíficos de la Universidad de Florida, y publicado en la revista Neuroscience, lo afirma por primera vez. Estos especialistas están centrándose en la observación de cómo la dieta podría afectar toda una serie de funciones humanas que no fueron consideradas tradicionalmente cuando se examina el impacto de la obesidad. Y el olfato es una de ellas. Un dato importante: a día de hoy, muchas de las dietas presentan un porcentaje de calorías muy elevado (en torno al 40%) que procede de grasas.

Por este motivo, los científicos aseguran que estos resultados abren una gran cantidad de posibilidades para la investigación de la obesidad. Al parecer, una dieta alta en grasas podría estar vinculada a importantes cambios estructurales y funcionales en el sistema olfativo. La investigación se realizó durante un período de 6 meses. Durante todo este tiempo, un número determinado de ratones fue alimentado con una dieta diaria rica en grasas, a la vez que se les enseñó a asociar un olor particular con una recompensa determinada, el agua.

Los ratones que fueron alimentados con las dietas altas en grasas fueron más lentos a la hora de aprender la asociación que los ratones control. Y cuando los investigadores introdujeron un nuevo olor, los ratones con la dieta alta en grasas no ofrecieron una adaptación rápida, lo que constata una reducción en la capacidad de oler.

Por otro lado, cuando los ratones alimentados con altos niveles de grasa fueron de nuevo alimentados a una dieta de pienso, a través de la cual regresaron a un peso corporal normal, los ratones todavía mostraban reducidas las capacidades olfativas. En concreto, estos ratones sólo presentaban la mitad de las neuronas responsables de la codificación de las señales de olor.

Para los científicos, los resultados abren una nueva línea de investigación. Comenzarán con la observación de si el ejercicio podría frenar el impacto en el sentido del olfato de una dieta rica en grasas. También quieren investigar si una dieta alta en azúcar también podría producir los mismos resultados negativos en el olfato como una dieta rica en grasas.

El estudio llega en un momento importante en términos de niveles de obesidad, en máximos históricos en todo el mundo. Hoy, más de dos de cada tres adultos en Estados Unidos son considerados obesos o con sobrepeso. Además, alrededor de una tercera parte de los niños y adolescentes de entre 6 a 19 se consideran con sobrepeso u obesidad.

Olfato para detectar la grasa

Tras esta investigación, me parece curioso leer otra investigación que relaciona los alimentos ricos en grasa con el sentido del olfato. El trabajo, no obstante, no tiene nada que ver con éste, al concluir que el olfato podría servirnos para diferenciar la cantidad de grasa que presenta un alimento.

El trabajo lo han llevado a cabo este mismo año investigadores de la Universidad de Duke, en Estados Unidos. Según ellos, nuestro olfato sería mucho más hábil de lo que pensamos, al ser potente sensor de grasa en la comida.

Para el estudio, los científicos retaron a los participaron a diferenciar varios tipos de leche (con distinta cantidad de grasa) mediante el uso su olfato. Los resultados no dependieron del consumo de alimentos habitual ni del índice de masa corporal de cada individuo. Las conclusiones, publicadas en la revista PLOS One confirmaron que la nariz puede ser utilizada como un potente sensor, aunque falta que los expertos determinen qué células y sustancias son las responsables de la capacidad de poder diferenciar con el olfato la cantidad de grasa de un alimento.

Un potencial en estudio

Bien por el primer estudio, bien por el segundo, parece que el olor es una fuente muy interesante para controlar la comida que ingerimos a diario. También se constata que el olfato tiene un potencial muy grande que aún no se ha explorado. Otros investigadores concluyeron hace poco, de hecho, que una sustancia presente en el olor humano podría determinar si alguien está o no enfermo. También otro trabajo reciente ha relacionado el olor a huevos podridos con el posible tratamiento de la diabetes y otras enfermedades (por el ácido hialurónico). Por último, científicos han asociado los déficits en la identificación del olor con la transición a la demencia y enfermedad de Alzheimer.

Fuente | Sciencedaily