El Efecto Perky: Misterios de la percepción
En resumidas palabras el efecto Perky es aquel que describe como la visualización de imágenes mentales interfiere con la percepción de imágenes reales. Y digo esto en resumidas palabras porque cuando analizamos el experimento se complica algo más.
El experimento original:
Cheves W. Perky (estudiante de Titchener por cierto) fue el que diseño el experimento mediante el cual en 1910 se descubrió este efecto.
Perky daba instrucciones a los participantes del experimento para que se imaginaran una imagen concreta (por ejemplo un tomate) sobre un punto en una pantalla. A continuación se proyectaba una débil imagen (mancha de color realmente) sobre el punto en el que el sujeto estaba fijando la visión e imaginando mentalmente la imagen, en el caso del tomate se proyectaba un débil y difuminado círculo rojo. La mancha imitaba la forma y color de la imagen que se les había dado instrucciones de imaginar, pero era proyectada solo por encima del umbral de percepción humano, de forma muy débil y desde detrás de la pantalla.
El experimento se repitió con un plátano, una hoja, un libro, una naranja y un limón.
Los sujetos no reportaban ver el estímulo real (pensaban que era su imaginación proyectada en una pantalla blanca) y además este estímulo real (sin ellos saber que lo era) adquiría siempre las características de la imagen previamente imaginada, es decir la imaginación del tomate previa a la proyección del círculo rojo hacía que proyectaran esta “pre-percepción” en el círculo. La percepción se veía alterada por la imagen mental previa.
Sin embargo los propios sujetos manifestaron sorprenderse en ocasiones ante la forma de imaginar el objeto que se les había pedido. Muchos se sorprendieron de imaginar el plátano de forma vertical y no horizontal o a la inversa, siendo esto condicionado por la forma del semicírculo amarillo que los experimentadores proyectaban en la pantalla.
Tras repetir el experimento varias veces Perky concluyó que la persona era incapaz de diferenciar entre estímulo real y estímulo imaginado.
Los sujetos que no formaban parte del grupo que imaginaba mentalmente pero que vieron la pantalla con la proyección de la “mancha de color” no vieron nada más que lo que se había proyectado y no se produjo interferencia en la percepción.
Las implicaciones:
De este experimento se extrajeron dos conclusiones:
- La imaginación puede enmascarar una percepción de un estímulo supraliminal ordinario: La imaginación puede cegarnos momentáneamente a estímulos reales.
- La imagen mental puede adquirir aspectos del estímulo no detectado: el estímulo real puede introducirse en la mente del sujeto alterando su visualización.
Otro dato importante es el hecho de que todos los sujetos sufrieron los mismos tipos de percepción y efectos, que según los autores demuestran que las diferencias entre la visualización (de imágenes mentales) y la percepción real no son grandes, es más son muy parecidas, habiendo solo una diferencia en grado o intensidad (la percepción es más vívida que la imaginación), pero no se puede garantizar que ambas no se confundan en el mundo real del día a día también.
A este experimento se le han hecho muchas críticas por el manejo que se hizo de los participantes ya que se les advirtió previamente de que podían esperar la aparición de imágenes y solo mencionaron la posible aparición de estímulos reales al final del experimento, se cree que esto pudo condicionar los resultados. Se postuló que pudo ser que los participantes visualizaran las imágenes porque se les había condicionado previamente a hacerlo.
Experimentos posteriores:
Este experimento ha sido replicado posteriormente. Inicialmente por Seagal que tuvo muchas dificultades pues sus sujetos veían espontáneamente las “manchas de color”, no pudiendo replicar el efecto encontrado por Perky. Más adelante y habiendo probado induciendo un estado de relajación previo al ejercicio en los sujetos participantes Segal y Gordon replicaron los experimentos encontrando evidencias del primer efecto pero sin poder encontrar evidencias del segundo efecto postulado en el experimento original de Perky.
Se encontró que imágenes habituales que eran vistas cada día eran más fáciles para reproducir el efecto. De hecho con objetos extraños el efecto no se demostraba.
Segal encontró además un efecto extra: Que la imagen proyectada (no relacionada con las instrucciones, como sí eran las de Perky) podía incorporarse artificialmente a la visualización del sujeto sin que este la detectara con ajena o inducida externamente. Por ejemplo proyectaron en la pantalla la misma mancha roja del principio pero habiendo instruido a los sujetos a imaginarse el cielo (horizonte) de Nueva York, muchos sujetos afirmaron estar viéndolo al atardecer con el sol rojizo o anaranjado (que era la imagen que estaban proyectando los experimentadores). Los sujetos la incorporaron inconscientemente pensando que era una producción original de sus propias mentes.
Se ha jugado con el experimento incluso modificando el estimulo real presentado mientras el sujeto lo observaba y se comprobó que solo los cambios en brillo eran percibidos, los cambios en matiz o color no eran detectados.
Sin embargo los experimentos de Segal y colaboradores no corroboran la conclusión de Perky: Ellos afirman que las imágenes mentales (visualizaciones) NO son indistinguibles de las percepciones débiles reales. De hecho el postula que lo que ocurre es que el procesamiento utilizado para formar una imagen mental interfiere con estructuras del procesamiento perceptivo.
Experimentos posteriores han encontrado efectos similares también en estímulos auditivos, imaginar un sonido puede hacernos “sordos” a un sonido real similar.
Hoy en día…
Hoy en día “efecto Perky” ha pasado a utilizarse para denominar una disminución en el rendimiento visual que ocurre cuando uno mantiene intencionadamente una imagen en su conciencia.
Fuente: Stanford Encyclopedia of Philosophy, Ammons Scientific, io9.