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¿Cuándo podemos decir que nos hemos quedado dormidos?

4 octubre, 2014 21:05

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La transición entre estar despierto y quedarse dormidos no es abrupta, ni mucho menos. Ni fácil. Como todos sabemos, porque lo experimentamos cada vez que nos vamos a la cama, es un proceso gradual a través del cual la temperatura corporal desciende y la función de la memoria cambia. Así, poco a poco vamos perdiendo la conciencia de nuestro entorno. Todo este proceso implica una multitud de marcadores fisiológicos y conductuales.

Pero, ¿cómo podemos saber cuándo alguien se ha quedado dormido? Para responder a esta pregunta, científicos del Hospital General de Massachusetts han desarrollado un nuevo método estadístico y de conducta para seguir el proceso dinámico de quedarse dormido. Los investigadores han estudiado, para ello, la evolución de la actividad del cerebro, la conducta y otras señales fisiológicas durante el proceso de inicio del sueño para seguir automáticamente los continuos cambios en el estado de vigilia experimentados mientras un sujeto se va quedando dormido.

Estudio de mecanismos fisiológicos y conductuales

El estudio, publicado en la revista PLOS Computational Biology, sugiere que lo más importante no es cuando nos quedamos dormidos, sino la manera en la que lo hacemos. El empleo de los métodos comentados más arriba permitió a los autores cuantificar un subgrupo de sujetos sanos que se comportaban como si estuvieran despiertos aunque sus cerebros, en base a las definiciones clínicas actuales, estaban dormidos.

Entender el proceso de quedarse dormido es un problema importante en la neurociencia y la medicina del sueño. Los métodos clínicos actuales requieren mucho tiempo, y simplifican el proceso de inicio del sueño de maneras que limitan su exactitud. Por ejemplo, los métodos actuales definen el sueño en términos de estado, y se le observa como un proceso binario en el que sólo se da el proceso de despertar o de dormir. Con respecto al tiempo, los estudios actuales suelen limitarse a períodos de 30 segundos, y no integran información fisiológica y de comportamiento. Debido a estas limitaciones, los autores combinaron el estado de la cuestión en el procesamiento de la neurociencia (lo que hemos comentado) con el procesado de señales fisiológicas y conductuales con el objeto de diseñar una forma precisa y eficiente para caracterizar sueño.

Los investigadores reemplazaron una medida estándar, en la que se emplean sonidos que pueden perturbar el sueño, con una nueva tarea centrada en la respiración natural del sujeto, algo que puede incluso promover el sueño. Los autores modelaron los cambios fisiológicos y de comportamiento que se producían durante el inicio del sueño como un continuo que se puede desarrollar con el tiempo. El objetivo era calcular la probabilidad instantánea de que un sujeto está despierto durante el proceso de inicio del sueño.

La identificación de algunos sujetos que continuaron realizando la tarea a pesar de que, en base a las medidas clínicas actuales, diríamos que estaban dormidos, sugiere una variación natural en la forma en que las redes corticales y talámicas interactúan en estas personas .

Según los autores, estos métodos podrían mejorar en gran medida la capacidad de los clínicos para diagnosticar trastornos del sueño y medir con mayor precisión los efectos de los fármacos para dormir, así como otros medicamentos. Trabajos futuros de los mimos autores tratarán de mejorar la comprensión de los mecanismos subyacentes en las dinámicas neuronales durante el sueño, así como se centrarán en el desarrollo de herramientas de monitorización i diagnóstico en cuestiones relacionadas con el sueño.

Fuente | Sciencedaily