Los 5 problemas del sueño más comunes (y cómo solucionarlos)
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Nos encanta hablar sobre el sueño, ya sea para advertir sobre las consecuencias de un sueño insuficiente, o para daros algunos consejos de como dormir una buena siesta. Sin embargo, siguen existiendo problemas bastante molestos dentro de este período de nuestra vida que ocupa hasta una tercera parte de nuestra existencia: Dormir. Como en todo, dormir tiene sus obstáculos, y hay noche que no hay quien pueda conciliar el descanso como debería. Hoy hablaremos de 5 de los problemas más comunes durante el sueño, y como poner alguna solución al asunto.
1. Dolor articular
El temido y tan común dolor articular. El más común de todos los dolores suele ser el de la espalda, ya sea articular o sobre todo muscular, pero el dolor articular en general es uno de los grandes obstáculos de nuestra era para conciliar el sueño. De hecho, no solo es molesto dormir con dolor, sino que se convierte en un círculo vicioso: Si me duele no duermo, si no duermo me duele más, y si me duele más acabo durmiendo menos horas todavía. Si tenemos suerte este dolor se puede solucionar a tiempo con un buen diagnóstico, pero sino…
¿Hay solución? Por supuesto. Si por ejemplo el dolor es específico de una zona, lo más lógico sería dormir del otro lado (¿recordáis las mejores posturas para dormir?). Pero el problema aquí radica en que al estar dormidos, no somos conscientes del lado en que dormimos…. ¿o sí? Existe un pequeño truco que se usa en los pacientes con apnea del sueño, tan fácil como poner una pelota de tenis en el bolsillo del pijama (o de los pantalones que se usen para la ocasión), en el lado doloroso. Si nos intentamos dormir de ese lado, la pelota provocará incomodidad, y rápidamente cambiaremos de posición. Simple, pero efectivo, ¿verdad?
Por otro lado, otra solución son los masajes, ya sean auto-masajes o recibidos por parte de nuestra pareja, pues una revisión de varios estudios indicó en su momento que el tacto y la presión (el masaje de toda la vida) tiene un gran potencial terapéutico en estos casos.
2. Una pareja de cama molesta
¿Os hemos hablado de la apnea del sueño? A modo de resumen, esta dolencia implica alteraciones de la respiración y ronquidos durante el sueño, con sus buenas consecuencias diurnas, pues podemos acabar durmiéndonos en cualquier sitio a deshoras (ya que por la noche no lo hemos hecho). Ahora bien, ¿y qué sucede con aquellos individuos que conviven con el paciente que sufre apena del sueño? Como imaginaréis, los ronquidos no son una buena nana para dormir.
¿Hay solución? La respuesta obvia sería usar tapones para los oídos, pero no es una buena idea: Son incómodos, pueden provocar acumulación de cera, y como consecuencia aumentar el número de bacterias y sus respectivas infecciones. Por suerte, hay algo que hacer al respecto. Lo primero es evaluar si nuestra compañía de cama tiene realmente apnea y no son simples ronquidos, pues cada cosa se trata de una forma diferente, y una vez saber que ocurre, tratarlo.
Si el problema no son los ronquidos sino el fácil despertar de dicha pareja (por su despertador más adelantado por ejemplo), hoy en día existen dispositivos de muñeca como los conocidos cuantificadores de actividad física, pero que también pueden vibrar avisándonos de que ya es la hora de despertar. No tienen un sonido molesto, sino una vibración que sentirá su propietario, y sin más. Cómodo, aunque es un gasto añadido claro.
3. Los pensamientos molestos
¿Y qué me decís de ese gran y frondoso grupo de pensamientos que se alían para surgir de forma simultanea justo cuando nos vamos a dormir? Seguro que a tod@s os ha pasado alguna vez: Ir tarde a dormir, sabiendo que no cumpliremos las horas necesarias de sueño, tras un día ajetreado y lleno de preocupaciones. Por desgracia no hay una “fórmula mágica” para evitar esta situación, pero sí para mejorarla un poco.
Aunque sea un método poco estudiado, algunas investigaciones afirman que los olores pueden reducir la ansiedad antes de dormir, como por ejemplo la lavanda o el bálsamo de limón. Por otro lado, con más evidencia científica de por medio, tenemos la sincronización entre audio y ondas cerebrales, como se comprobó con un grupo de deportistas de élite. Como ya os hemos explicado en alguna ocasión, los sonidos durante el sueño no solo pueden servir para reducir la ansiedad, sino que incluso nos pueden ayudar a aprender mientras dormimos.
4. Un ambiente incómodo
Parece una tontería, pero tener un ambiente de sueño lo suficientemente cómodo y asequible es primordial para el descanso. Detalles como la ropa de cama, el tipo de cojín utilizado, el frío o calor que nos causen las mantas y demás telas del dormitorio, o la ropa que usemos para dormir son cosas a tener en cuenta. ¡Ah! Y la luz, poder modificar la entrada de luz natural, ya sea con cortinas o persianas es importante, y más aún con fenómenos como el cambio de hora que vivimos en España hace escasamente una semana.
¿Solución? Bastante simple. Saber elegir el tipo de dormitorio adecuado a nuestras características y preferencias (un cojín incómodo, por ejemplo, no solo será molesto sino que puede provocarnos incluso dolores articulares como comentábamos en el punto 1). Por su lado, la temperatura, podemos modificarla ya sea usando un tipo de pijama más cálido, o menos mantas. OJO, porque acostumbramos a creer que necesitaremos menos calor del real, y por las noches, con nuestro cuerpo en reposo, existe un sistema de termorregulación a nivel de la circulación sanguínea que se cierra y provoca que acabemos teniendo más frío del que esperábamos en un principio. Cuidado, pues esto causa más de un resfriado en esta época del año.
5. Despertar a mitad de la noche
Finalmente, tenemos un punto que seguro que nos ha ocurrido a todos varias veces: Despertares incómodos. Pueden producirse por mil cosas: Pensamientos resistentes como los comentados anteriormente, ganas de ir al baño, ruidos nocturnos que nos desvelan… Ahora bien, en algunas ocasiones puntuales es normal y no hay nada más que hacer que volver a la cama. Sin embargo, si esto ocurre de forma recurrente, puede que sea hora de consultar a nuestro médico particular.
Las alteraciones de nuestro ritmo circadiano pueden ser un grave problema, por lo que si empezamos a notar que algo no va bien, y que continuamente despertamos “porque sí” cada noche, es hora de ponerle remedio.