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Nuestra habilidad para digerir alcohol nos salvó hace 10 millones de años

8 diciembre, 2014 11:19

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La fruta fermentada tiene valor nutricional, y podría haber sido bastante buena para nuestros antepasados hambrientos. La evolución de la capacidad para metabolizar el alcohol en fruta fermentada pudo habernos ayudado a adaptarnos al cambio climático hace 10 millones de años, según una reciente investigación.

¿Por qué podemos digerir el alcohol?

Cuando estamos en nuestro bar favorito bebiendo un buen vaso de cerveza negra o Merlot, es probable que demos por sentado nuestra capacidad para digerir el alcohol en la bebida. El alcohol, o etanol en la dieta (como a los científicos les gusta llamarlo) es técnicamente una toxina – bebiéndola en exceso puede conducir a una resaca e incluso a una intoxicación, por supuesto.

Pero gracias a las enzimas en el intestino, y en especial una llamado ADH4, podemos hacer uso de las calorías del alcohol. Y, según un nuevo informe científico, conseguimos esa habilidad hace mucho tiempo, en un momento crítico en nuestra evolución.

Matthew Carrigan es un biólogo evolutivo de la Universidad de Santa Fe, en Gainesville, Fla., y autor principal del artículo del que hablaremos hoy. Descubrió que la enzima ADH4 comenzó a aparecer en el antepasado que compartimos con los chimpancés y los gorilas hace 10 millones de años, alrededor de la época en que estos antepasados comenzaron a comer la fermentada fruta que se caía y se depositaba en el suelo del bosque. Los hallazgos aparecen en las últimas Actas de la Academia Nacional de Ciencias.

Eso fue mucho antes de que empezamos a hacer nosotros mismos alcohol alrededor del año 7000 aC. Y el momento era importante, según comenta Carrigan, porque hace 10 millones de años el clima estaba cambiando rápidamente, y el ecosistema forestal del África Oriental, donde nuestros antepasados vagaban, fue sustituido por bosques fragmentados y los ecosistemas de pastizales. El cambio significó que nuestros antepasados amantes de los árboles tuvieran que pasar más tiempo en el suelo.

Allá abajo en cuatro patas, nuestros antepasados tenían acceso a las frutas que habían caído de los árboles y que se habían fermentando . Y ahí es cuando esa enzima ADH4 parecía venir muy bien.”

“El surgimiento de ADH4 en nuestros antepasados no era lento y gradual; fue un cambio bastante brusco de una gran magnitud”

Cuando los humanos eramos frugívoros

Para averiguar cuando esta enzima pudo haberse convertido en un habitual en nuestro intestino, Carrigan utilizó la paleogenética, un enfoque experimental en el que se utilizan secuencias de genes de especies contemporáneas para estimar cómo las proteínas, y en este caso las enzimas, evolucionaron con el tiempo. Esta capacidad de comer fruta fermentada -no sólo fruta madura- y utilizar el alcohol como forma de energía, así como los azúcares, vitaminas y proteínas en esa fruta, podría haber ayudado a sobrevivir al cambio climático, según afirma Carrigan. Pero, también aclara otra dimensión de nuestra relación con el alcohol.

“Hay una hipótesis que afirma que la razón por la cual los seres humanos consuman etanol es debida a nuestra reciente transición a la agricultura, y cómo aprendimos a fermentar granos o frutas, tal vez porque queríamos escapar de nuestra conciencia. Pero mi estudio muestra que a lo mejor tiene sus raíces en nuestra historia antigua como frugívoros”

Los resultados tienen implicaciones intrigantes para la investigación de los orígenes evolutivos del alcoholismo. Nosotros los humanos sólo hemos fermentando alcohol durante 9.000 años, pero su investigación muestra que en realidad hemos estado consumiendolo durante millones de años. Por eso, ¿cuándo y por qué nuestra relación con el alcohol se conviertió en un problema? Eso es un misterio que solo la ciencia puede responder

Fuente: NPR