Algunos mitos sobre el Trastorno Límite de la Personalidad (II)
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La semana pasada os trajimos la primera parte de esta recopilación de mitos: Algunos mitos sobre el Trastorno Límite de la Personalidad. En esta segunda parte vamos a intentar centrarnos menos en los mitos conceptuales del trastorno en sí y más en cómo son percibidas estas personas, en los mitos que están creando prejuicios y que hacen que se estigmatice y aísle más a estas personas. Vamos a analizar los mitos sobre la personalidad de los límites.
Si queréis conocer más que define a un trastorno límite de personalidad os recomiendo leer Trastorno límite de la personalidad: Cuando las relaciones destructivas se convierten en el día a día.
1- Todos los límites son iguales, lo conoces a uno, los conoces a todos.
Dado que para el diagnóstico solo deben cumplirse 5 criterios de 9 posibles, lo cierto es que eso permite muchas combinaciones de síntomas, en concreto 256 combinaciones. Esto hace que dos personas con el mismo diagnóstico puedan presentar (por ejemplo) solo un síntoma en común. Pero es que además la presentación de los síntomas (siendo los mismos) puede ser diferente también, como cada uno lo vivencia o manifiesta, la intensidad y duración con que aparecen, etc…
2- Solo quieren llamar la atención.
Este es uno de los errores más peligrosos. No podemos generalizar de esa manera. Aunque es verdad que en ocasiones los límites pueden actuar para obtener más atención ello no es algo que se de todo el tiempo. Ignorar ciertas conductas puede ser peligroso, por ejemplo ignorar una autolesión por pensar que es una llamada de atención puede llevar a que desatendamos esa llamada de auxilio de la persona y ella acabe haciendo algo peor. Realmente este es uno de los aspectos que más se trabajan con familiares de límites, el saber manejar las conductas, prestando atención a las que lo requieren e ignorando las que no, pero dado que es muy difícil establecer el límite es útil contar siempre con la opinión de un profesional que conozca el caso en profundidad. Además todos actuamos con frecuencia para obtener atención y ello no implica nada negativo, sin embargo a ellos se les recrimina mucho más, de acuerdo que sus conductas son más radicales pero no son siempre llamadores de atención. El límite tiene muchos otros motivos para ser como es y hacer las conductas que hace, en parte por la inestabilidad emocional y el sufrimiento que sienten, en parte por el miedo al abandono, en parte por los sentimientos crónicos de vacío que albergan, depende de cada caso, pero sin duda decir que solo buscan llamar la atención es algo extremadamente sesgado y que no abarca para nada la completa realidad del problema, sino que lleva a que sean menospreciados e ignorados, simplificando algo que es complejo y llevando a malentendidos.
Este mito es muy frecuente con las autolesiones, pero debemos tener en cuenta que para ellos es un método de autorregulación, de afrontamiento y que muchos de hecho lo hacen en lugares que no son visibles y lo ocultan, así que no generalicemos. Si queréis saber más sobre las autolesiones en Medciencia hay un artículo dedicado al respecto.
Y en cualquier caso, ¿Cuando tú estás enfermo no buscas el apoyo y la atención de los demás?, ¿No es agradable que alguien te cuide y mime?, ¿Por qué debería ser diferente para un trastorno mental que causa tanta confusión y sufrimiento a la persona? Es normal que busquen el apoyo, atención y comprensión de los que les rodean, buscan esa ayuda para dejar de sentirse mal.
3- Los límites son manipuladores.
Sin duda esto no es un criterio diagnóstico del trastorno y de nuevo varía según el caso. Es cierto que pueden presentar deficiencias en ciertas estrategias de afrontamiento o de interacción social que pueden llevarles a utilizar métodos más primitivos para obtener lo que desean. Los límites utilizan las estrategias de las que disponen. Son personas que han sufrido mucho y han aprendido a protegerse y ver las interacciones con otros de otra manera.
4- Los límites mienten y engañan.
Uno de los mayores problemas con los límites es la intención que les atribuimos, si pensamos que lo hacen aposta e intencionadamente vamos a rechazarles pero lo cierto es que uno de los rasgos que más les caracteriza es que temen el rechazo y el abandono, luego es poco probable que sabiendo que la manipulación lleva al rechazo lo hagan intencionadamente. Nos queda la opción de que no son conscientes de que lo que hacen empeora su situación y/o no disponen de métodos de interacción alternativos eficaces. En cualquier caso no me parece atribuible a una intención de causar mal a otros, sino una intención de mejorar el estado propio desconociendo las consecuencias que ello tiene en ellos y el resto. De hecho en ocasiones los límites son demasiado sinceros y tienen dificultades en no contar según que cosas personales. Es decir, que la mentira y el engaño no son centrales como para etiquetarlos de esta manera.
5- Los límites son destructivos y peligrosos.
Es cierto si lo contemplamos como una autodestrucción, son destructivos hacia si mismos, hay casos de destrucción hacia los demás pero son una minoría. Pueden destruir objetos propios, caer en autolesiones o conductas de auto-sabotaje o impulsividad que les perjudiquen, pero no son personas que busquen la destrucción activa del otro, raramente son destructivos hacia los demás.
Una persona límite no es peligrosa, al menos no para el resto. De hecho lo que frecuentemente ocurre es que acaban dañándose a sí mismos por no dañar al resto, muchas veces sacrifican sus necesidades al poner por encima las del resto por pensar que así se evita el abandono y se consigue la aceptación.
6- Los límites son poco cooperativos y no obedecen.
Lo cierto es que los límites son reactivos al entorno y muy sensibles, si detectan rechazo o desagrado por parte de otros pueden volverse poco cooperativos. Por ejemplo en el tratamiento si perciben que el terapeuta no cree en ellos o no quiere escucharles. Llevar una etiqueta tan grande como es la de TLP hace que los demás te traten diferente y eso lo perciben ellos enseguida, poniéndose a la defensiva y siendo reactivos, pero ¿no es lo que haríamos todos si se nos juzga?
Y de hecho cuando el tratamiento se da bien y el terapeuta tiene una buena actitud y realmente quiere ayudar frecuentemente se da el fenómeno opuesto, que es que el límite se vuelve dependiente de la relación y teme el abandono del terapeuta. Los límites están desesperados por sentirse mejor, por poder manejar su enfermedad, porqué iban a ser poco cooperativos o desobedientes con algo que les puede hacer sentir mejor si no fuera porque no lo ven como tal o no se consigue que crean en ello, muchos han pasado por decenas de tratamientos que no han funcionado antes de encontrar el que les sirve, sin duda se merecen nuestra paciencia y comprensión.
Fuente: About Health, Borderline Personality Treatment, Borderline Personality Disorder, Life and Me, Battling BPD.
Imagen: Wikimedia Commons.