Desarrollan el "antibiótico definitivo"
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Nuestro organismo se encuentra en amenaza continua de infinidad de microorganismos, como las bacterias, que idean un método de superar las barreras que nuestro cuerpo y sistema inmune les opone e infectar el mayor número posible de células. Para hacerle frente, se inventó lo que hoy en día conocemos como antibióticos; un fármaco capaz de revocar la infección bacteriana, prevenirla o eliminarla.
Pero la cosa no es tan sencilla, y más si sabemos que el último antibiótico fue desarrollado hace 30 años, y como veréis, las bacterias no se han quedado de brazos cruzados.Pero, ¿por qué es tan importante el desarrollo de nuevos antibióticos? ¿las infecciones cambian? ¿estamos haciendo algo mal?
Resistencia a antibióticos: una amenaza real
Las bacterias disponen de diferentes métodos para resistir el efecto de los antibióticos. La aparición de cepas resistentes a los actuales antibióticos es un fenómeno que está en aumento. Las consecuencias podrían ser tales, que se estima alrededor de 10 millones de muertes en 2050, debido a bacterias que han derivado de la cepa original a tal nivel que pueden infectar sin encontrar resistencia.
Si comparamos cifras, los 10 millones son abismales frente a las 700.000 personas que mueren al año actualmente por patógenos resistentes a antibióticos.
Estrategia con polipéptidos
La solución nos la trae el equipo de investigadores de la Universidad de Illnois, a cargo del profesor Jianjun Cheng. Han diseñado un polipéptido (cadenas cortas de proteínas) que tienen como diana la única barrera sin la que la bacteria podría vivir: la membrana externa.
El compuesto está cubierto de un agente protector que le permitirá circular por el flujo sanguíneo sin problemas y actuar frente a la membrana bacteriana, formando poros que provocarán la liberación al medio de innumerables moléculas procedentes de la bacteria comprometiendo su supervivencia.
Pero lo importante de esta alternativa es que ataca a un amplio rango de bacterias sin importar su clase. Además, no atacará a las células del organismo ya que reconoce la composición típica de una membrana bacteriana que posee más cargas negativas que la membrana de una célula del ser humano, por lo que la interacción será mayor.
Esto soluciona el inconveniente de los antibióticos clásicos diseñados específicamente para interaccionar con una proteína presente en una determinada bacteria, la cual podría superar sin problemas este obstáculo cambiando su composición.
Las últimas pinceladas al trabajo que ha sido publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences seguirán de estudiar su efecto a largo plazo y su depuración, junto con el posible efecto negativo en la comunidad de bacterias que habitan en nuestro intestino.
Fuente | Illnois