Marie-Anne Pierrette, la madre de la química moderna
Os hablamos de Marie-Anne Pierrette Paulze, la esposa del químico Lavoisier, a la que se considera la madre de la química moderna.
19 julio, 2016 11:10Noticias relacionadas
- India lanza la misión que le puede convertir en el cuarto país en llegar a la Luna
- Tu nuevo fondo de pantalla ha sido posible gracias a una vela solar
- Duro como una piedra o blando como la gelatina: este material dinámico cambia con la iluminación
- Esta lengua electrónica puede "probar" y analizar líquidos en solo un minuto
Nuestra mujer científica de hoy está considerada como la madre de la química moderna y no es para menos, teniendo en cuenta las grandes aportaciones que hizo a esta rama de la ciencia: Marie-Anne Pierrette Paulze.
Su trabajo también resulta importante porque, a pesar de que la época en la que vivió no se defendía el trabajo de las mujeres como algo más que esposas y madres, ella supo pasar a la historia por sí misma y no por ser la mujer de uno de los químicos más importantes de todos los tiempos.
Además, Marie-Anne fue una mujer valiente, que durante la Revolución Francesa luchó por su marido hasta el final, sin importarle las posibles represalias.
Biografía de Marie-Anne Pierrette Paulze
Marie-Anne nació en enero de 1758, en el seno de una familia monárquica francesa. Su madre murió cuando ella tenía tres años, por lo que su padre, abogado financiero, la envió a un convento para que fuese educada allí.
Con sólo 14 años fue pedida en matrimonio por un hombre que la triplicaba en edad, por lo que su padre, que no estaba conforme con dicho casamiento, buscó entre sus amigos a alguien más acorde con ella que estuviese dispuesto a casarse.
Y así fue como Marie Anne se convirtió en la esposa de Antoine Lavoisier, un noble químico, abogado y economista de veintiocho años de edad con el que contrajo nupcias inmediatamente.
Pocos después de su matrimonio, la pareja se mudó a Paris, donde Antoine fundó un laboratorio en el que pronto empezaría a trabajar también Marie, que poco a poco se había interesado por las investigaciones de su marido.
Aunque no estudió una carrera universitaria, la joven fue instruida por Lavoisier y dos de sus colegas y juntos formaron un equipo que contribuyó notablemente a la conversión de la alquimia en la química moderna.
Sin embargo, después del estallido de la Revolución Francesa, Antoine Lavoisier fue acusado de traición, por lo que fue detenido, siendo ejecutado poco después junto a su suegro a pesar de las súplicas de Marie-Anne, que no dejó de luchar ni un minuto por la libertad de su padre y su esposo.
Después de enviudar, todos sus bienes le fueron confiscados, incluyendo el laboratorio y los cuadernos de notas, pero aún así ella pudo reunir material suficiente para publicar los trabajos de Lavoisier, con los que quedaron definitivamente sentadas las bases de la química moderna.
Poco después volvió a casarse, pero ni siquiera fue capaz de desprenderse del apellido de su primer marido, por lo que pronto la pareja terminó por separarse, quedando ella sola en su casa de París, en la que murió en 1836.
Contribución a la ciencia de Marie-Anne Pierrette Paulze
La química había tenido sus orígenes en la alquimia, pero poco a poco comenzó a evolucionar basándose en la conocida como Teoría de Flogisto, difundida por el químico George Stahl, que trataba sobre una sustancia hipotética que representaba la inflamabilidad.
Desgraciadamente, la mayoría de los trabajos basados en esta sustancia no estaban en francés para que Lavoisier pudiera comprenderlos, pero Marie-Anne hablaba perfectamente latín e inglés, por lo que pudo llevar a cabo las traducciones necesarias.
Gracias a ellas, y también a los dibujos y las anotaciones que la mujer elaboró sobre los cambios de la materia, Lavoisier pudo elaborar los escritos que más tarde ella recopiló sobre la química moderna. Además, fue precisamente guiado por las teorías de su esposa como el químico pudo llevar a cabo el descubrimiento del oxígeno gaseoso y sus estudios sobre la combustión.
Sin duda, el matrimonio de Pierre y Marie Curie es el más conocido de todas las parejas de científicos, pero no el único que debe ser recordado.
Imagen: Behance