Algunos microorganismos, como las bacterias y los hongos, son una fuente casi inagotable de recursos de gran utilidad para los seres humanos.
Sin embargo, en ocasiones parece que los organismos convencionales ya no pueden exprimirse más, por lo que los científicos llevan años tratando de diseñar un nuevo organismo semisintético; que, a modo de Frankenstein biológico, aporte un nuevo campo de búsqueda de proteínas aplicables a la elaboración de productos como medicamentos o materiales de interés.
Y eso parece ser lo que ha conseguido recientemente un equipo de investigadores del Scripps Research Institute, de California, pues han desarrollado un nuevo organismos añadiendo al código genético de E.coli dos nuevas bases sintéticas y consiguiendo que sea capaz de dividirse manteniéndolas en sus generaciones futuras.
Los primeros pasos hacia un organismo semisintético
Corría el año 2014 cuando este mismo equipo de investigadores, que han publicado sus últimos resultados en PNAS, informaban que habían conseguido diseñar dos bases nitrogenadas sintéticas, a las que bautizaron como X e Y.
Por si esto os suena a chino, el ADN de todos los seres vivos se compone de una serie de “ladrillitos” llamados nucleótidos, cada uno de los cuáles porta una base nitrogenada, que puede ser de cuatro tipos: A, T, C o G.
Por eso, lo que estos científicos informaban era una noticia sin igual, ya que habían conseguido añadir dos nuevas letras a ese código genético, consiguiendo una nueva versión que, de poder introducirse en el genoma de algún organismo, daría lugar organismos semisintéticos con posibles grandes aplicaciones.
Sin embargo, la alegría duró poco, pues pronto vieron que las bacterias en las que intentaron introducir su hallazgo no eran capaces de sobrevivir y mucho menos de dividirse manteniendo estas dos letras en su genoma.
Un nuevo organismos semisintético que dará mucho de lo que hablar
Desde ese mismo momento, comenzaron a buscar un método que permitiera la inserción de estas dos nuevas bases en su genoma.
Para ello, lo primero que hicieron fue diseñar una herramienta, llamada transportador de nucleótidos, que transportaba los “ladrillitos” complementados con X e Y hasta un lugar concreto del genoma de E.coli.
Sin embargo, el transportador resultó ser muy tóxico, por lo que debilitaba a las bacterias, llevándolas a la muerte. Por eso, el siguiente paso consistió en reducir su toxicidad, a la vez que también modificaban la estructura de la Y, haciendo que fuese más fácilmente reconocida por las enzimas que se encargan de la replicación de la bacteria.
Para finalizar, se ayudaron de la técnica CRISPR para diseñar bacterias E.coli que no reconozcan estas dos bases como extrañas y, voilá, el resultado esta vez sí que fue un éxito, pues consiguieron un organismo semisintético estable, capaz de mantener estas nuevas bases incluso después de dividirse.
Ventajas y problemas éticos de este organismo semisintético
Las ventajas que podrá aportar a la sociedad este organismo semisintético de momento son un misterio, aunque los investigadores esperan que sea el primer paso para la elaboración de nuevas fuentes de recursos útiles para la elaboración de materiales, medicamentos y otros muchos productos de interés.
Esto es motivo más que suficiente para que la ciencia esté de enhorabuena, pero siempre con precaución, por las implicaciones que puede tener a nivel ético.
Aún así, los responsables del estudio afirman que no hay motivos para temer a este nuevo organismo; ya que, por un lado, sólo es una muestra de lo que se puede hacer con ayuda de la ingeniería genética, pero no tiene ningún valor útil; pues, de momento, sólo es un prototipo incapaz de llevar a cabo ninguna función.
Además, también recuerdan que, al ser tan diferente de cualquier otro organismo conocido, ni siquiera una liberación accidental a medios no confinados haría posible que se mezclara con ningún organismo salvaje, por lo que no hay motivos para tener miedo.
Si la concebimos como una bacteria extraterrestre que viene a exterminarnos es normal que la temamos, pero no tiene nada que ver y, en caso de que (como parece ser) finalmente tenga aplicaciones, las ventajas eclipsarán a los temores. De todos modos, de momento sólo queda esperar.