Un centro multimedia puede ser muy práctico, e incluso puede hacernos olvidar servicios como Spotify o Netflix. Te contamos cómo puedes montar uno.
El entretenimiento ha pasado a ser una pieza muy importante de nuestra casa. Para muchos no puede faltar una buena televisión en el salón, y para otros son los altavoces los que no deben escasear. En cualquier caso, pasamos bastante tiempo allí, y queremos entretenernos de la mejor manera posible.
Y los llamados ‘centros multimedia’ pueden ayudarnos a conseguir justo esto. Un lugar donde almacenar todas nuestras canciones, nuestras series y nuestras fotos. Hacer que las podamos ver en la televisión, o que estén disponibles para todos los dispositivos conectados a la red. Todo esto es cómodo, y mucho más sencillo de hacer de lo que parece. Y en Omicrono os vamos a ayudar a conocer este mundillo.
Paso 1: elige tu centro multimedia
Lo primero que debemos hacer es escoger sobre qué se basará nuestro centro multimedia. Esta elección es importante porque nos condiciona por completo, nos marca las posibilidades que tenemos.
¿Qué opciones tengo?
- Por una parte, podemos optar por el camino fácil: comprar un NAS que ya nos lo haga todo sólo. Estos NAS son dispositivos que comparten sus datos con toda nuestra red de forma sencilla, además de otras funciones que varían según el NAS. Existen diferentes marcas que los venden, como Synology (la que mejores resultados ha dado a un servidor), QNAP o Western Digital.
- Por la otra, podemos optar por un enfoque más tradicional, y convertir un ordenador en un servidor multimedia. En este caso es simplemente un ordenador con Windows o Linux -o Windows Server- que hace lo mismo que el NAS. Podemos comprar servidores de este estilo ya preparados, como los HP ProLiant, o podemos utilizar un ordenador viejo que tengamos por casa.
- Por último, y como curiosidad, podemos hacer experimentos para conseguir esto. Uno de los más populares es hacernos con una Raspberry Pi y hacer que sea un servidor. Aquí necesitaremos prepararlo más, y puede llevar a fallos y complicaciones, pero podemos ahorrarnos mucho dinero.
Potencia contra sencillez: ¿cuál es mejor?
Es cierto que los NAS, a menos que nos dejemos una millonada, no suelen contar con piezas muy potentes. Pero la mayoría de usuarios no necesitan hacer uso de potencia bruta en muchos casos. Para contestar a esta pregunta, tenemos que hacernos otra:
- ¿Quieres un centro multimedia que se limite a mandar cosas a tus dispositivos? ¿No piensas reproducir vídeos o archivos muy pesados? Entonces no te preocupes y pilla un NAS, cumplirá sin problemas y no te dará dolores de cabeza.
- ¿Quieres un centro multimedia que reproduzca vídeos pesados? ¿Quieres toquetear? Quizás valga más la pena hacerse con un servidor que te de más potencia y libertad. A cambio de no encontrarnos esa sencillez.
También hay que tener en cuenta que, además de sencillez, los NAS suelen ser mucho más silenciosos, contenidos en tamaño y menos gastones que los servidores. Por supuesto, esto es con el coste de tener componentes mucho menos potentes.
¡No te olvides de los discos duros!
Por último, hay que tener cuidado al hacer la compra, porque la gran mayoría de servidores y NAS no incluyen los discos duros. Es decir, os toca comprarlos aparte, inflando un poco más el precio. Procurad no escatimar, porque vais a usar mucho espacio. Pero tened en cuenta también que se pueden añadir sobre la marcha, así que podéis planearlos de cara a futuro.
Nuestra recomendación personal es que, si váis a comprar discos duros, sean especiales para NAS, como los WD Red. Son dispositivos que están encendidos 24 horas al día, y los discos duros deben resistir este uso. Aunque, si queréis contener el precio, cualquier disco duro funcionará.
Paso 2: conecta tu centro multimedia
Ya tenemos nuestro centro multimedia, y ya le hemos metido los discos duros. Ahora nos toca conectarlo y hacerlo funcionar. Si estás con un NAS, es tan sencillo como seguir las instrucciones del fabricante. Si estás con un servidor, te tocará cacharrear un poco más para dejarlo listo, pero tampoco es complicado.
¿Ethernet o WiFi?
Algunos NAS y servidores vienen con conectividad WiFi, la cual nos da libertad para colocar el dispositivo donde queramos. Pero las conexiones por WiFi pueden ser más lentas y complicadas. Por ello, lo más recomendable suele ser colocar el dispositivo al lado del router y conectarlo con un cable Ethernet.
¿Control remoto o directo?
Por otra parte, también tenemos dos opciones a la hora de controlarlo. Con un NAS no nos quedará más remedio que conectarnos a distancia, en remoto. Pero un servidor o una Raspberry Pi abren la puerta a que conectemos un monitor o la propia televisión, y que los configuremos directamente. Eso ya es cuestión de gustos.
Paso 3: instala todo lo que necesites y llénalo
Aplicaciones imprescindibles para tu centro multimedia
Lo primero de todo es dejar el centro multimedia a nuestro gusto. Y existen unas cuantas aplicaciones que nos servirán para esto mismo, dejar el servidor o NAS a nuestro gusto.
- Plex | Todo un clásico en estos asuntos. La idea es instalar Plex Server en el centro multimedia con todo el contenido, y enviarlo a nuestros dispositivos con Plex instalado. Desde ordenadores a móviles, pasando por tablets y Smart TVs. Incluso funciona fuera de casa, a través de Internet.
- Kodi | Otro clásico. Kodi sirve para organizar todo ese contenido que tenemos en nuestro centro multimedia, además de reproducirlo desde el propio servidor. Además es compatible con miles de plugins, desde nuevos aspectos hasta funciones nuevas, por lo que podemos dejarlo a nuestro gusto.
- Sonarr | La herramienta definitiva para los amantes de las series. Esta práctica herramienta tiene un calendario con los lanzamientos de las series que nos interesan, y es capaz de buscarlas por nosotros. Así siempre tendremos el último capítulo de nuestra serie favorita.
¿Cómo conecto mis ordenadores y dispositivos?
Al estar en la red, tus ordenadores y demás dispositivos no deberían tener problemas en encontrarlos automáticamente. Quizás necesites algunos parámetros para hacerlo, como la dirección IP interna o un usuario y contraseña. La guía de tu NAS, o de tu servidor, debería indicar cómo establecer la conexión.
¿Qué otras formas de llenarlo existen?
Estas máquinas son muy versátiles. Además de meterles archivos a través de un ordenador, podemos hacer que los descarguen ellos solitos, usando descarga directa o BitTorrent. Depende de que utilices, pero ningún NAS o servidor debería ponerte problemas para hacerlo.
Paso 4: cacharrea con tu nuevo servidor
Pero esto no es todo. Un NAS o un servidor, como acabo de decir, son versátiles, y podemos darles el propósito que nosotros queramos. Esto incluye los siguientes experimentos, que podéis hacer si tenéis ganas de cacharrear.
- Haz tu propia nube y deja de depender de Dropbox o Google Drive
- Úsalo para guardar copias de seguridad de tus dispositivos
- Configura un VPN propio para proteger tus conexiones
- Crea tu propia página web, o incluso un servidor de correo
- Configura un servidor para tu videojuego preferido
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