Entorno a las baterías siempre ha girado una serie de mitos. Desmentimos algunos (los más importantes).
Los portátiles, igual que los teléfonos móviles, siguen teniendo un problema muy grave: o la batería dura muy poco, o se degrada con el uso más de lo que debería. Eso sí, en gran parte es por culpa del usuario (que no sabe cómo funciona la batería y por eso la usa mal), pero es que realmente los fabricantes no explican su funcionamiento a nivel técnico.
Está claro que si tenemos el portátil para ir a la universidad (o para cualquier otro sitio) y lo usamos dos horas al día, no tendremos que preocuparnos por la batería, pues estaremos cargándola según la ‘forma natural’: carga, descarga, y así de forma sucesiva, pero no excesivamente. Pero se plantea una duda muy grande cuando estamos muchas horas usándolo.
En este último caso se llega a descargar y a cargar muchas veces, por lo que al final sí que acaba por ser perjudicial. Esto es, por ejemplo, para la gente que trabaja en casa con un portátil (un poco contradictorio) o en la oficina.
Los ciclos, la clave
¿Cuánto de verdad hay en los ciclos? Siempre se dice que la vida útil de una batería de un portátil es de mil ciclos, pero, ¿es cierto? Un ciclo es lo que se considera como la acción de cargar independientemente del valor desde donde comencemos y el valor donde acabemos.
Esto es, es lo mismo empezar a cargarlo al 89% y parar en el 81% que empezar en el 25% y parar en el 100%. No obstante, no tiene el mismo peso un ciclo completo (desde el 0%, por ejemplo) que uno que no está completo.
Lo de los mil ciclos es una media, por supuesto, por lo que no quiere decir que justamente a los mil ciclos de carga llegue la hora de nuestra batería. Puede pasar antes o puede pasar después.
Pero tampoco ocurre de forma instantánea, por supuesto. No quiere decir que cuando llegue la hora llegó, como si se tratase de una bombilla, que deja de funcionar por completo. Lo que ocurre es que desde el ciclo uno hasta el ciclo mil (o el que se) se va degradando poco a poco.
Todos los ciclos no equivalen a lo mismo
Supongamos entonces que usamos el ordenador de forma ininterrumpida durante muchas horas. Pongamos, por ejemplo, una jornada de trabajo de ocho horas. Supongamos ahora que la batería de nuestro portátil dura tres horas (aunque los de gama premium llegan algunos hasta once horas).
Estaríamos consumiendo, entonces, 2,6 ciclos en un solo día. Como son ciclos completos, esto se resume en que nuestra batería duraría entre 300 y 500 ciclos (usemos 400 para los cálculos). Como consecuencia, al ritmo de 2,6 ciclos por día, a cinco días a la semana, suponiendo que un mes tiene cuatro semanas, la batería del portátil estaría muy degradada a los casi 8 meses. Esto es mucho, por supuesto.
Esto tampoco es algo aleatorio: los fabricantes prueban sus baterías con distintos usos: unas las cargan de forma completa y otras no, por rangos, y así pueden cuantificar cuánto duraría la batería en caso de usarla de una manera u otra. Con fabricante no nos referimos a la marca que ensambla las piezas, sino al que fabrica la batería en primera instancia. En la gráfica superior podemos ver ese tipo de experimentos.
¿Extraer la batería o no?
La batería no se debe extraer, aun usando el ordenador durante todo el día en casa. Hazlo normal: cuando se necesario cargar la batería, lo haces, y cuando se llene, la dejas de cargar. Si fuera malo, ¿no crees que no habrían portátiles a los que no se le pueda extraer la batería. Los nuevos portátiles, sobre todo los ultrabooks.
Incluso también podríamos dejar el cable todo el día conectado, no es malo. Sí, son más ciclos, pero si vamos a la tabla de arriba, vemos que cuanto más pequeños sean los ciclos, más dura la batería. Esto implica que si cargamos la batería, por ejemplo, siempre desde el 98 hasta 100%, el ciclo es tan pequeño que no se aprecia. Como veremos, si nos dedicamos a hacer ciclos cuyo rango sea del 10%, podríamos hacer hasta 4700 ciclos.
Carga rápida, ¿útil?
La carga rápida es muy útil para salir de un apuro, pero nunca deberíamos usarla en el día a día. Y es que, vale, sí, conseguimos cargar el móvil tremendamente más rápido que con la carga estándar, pero también la estamos degradando más rápido. Esto es porque la carga rápida actual lo que hace es centrarse en ofrecer más voltaje, lo que hace que las velocidades de carga sean menores.
Pero, al hacer esto, no solo calentamos el teléfono (lo cual ya de por sí es malo para la batería, pues a mayor temperatura mayor degradación), sino que además la degradamos más por el voltaje extra. Hablando en plata, algunos iones de litio se degradan, impidiendo que puedan volver a almacenar energía.
Estas son las claves más importantes para tratar la batería y que no se degrade más rápido de lo que debería. Como vemos, no es muy difícil aumentar, aunque sea muy poco, su vida útil, pero tampoco es trivial.
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