Lanzar cualquier cuerpo al espacio es extremadamente caro. Incluso reutilizando cohetes reciclables, como quiere hacer SpaceX (y como ha hecho, en cierta medida) lo sigue siendo. Pero hay una forma alternativa que está siendo estudio por parte de una nueva start-up en el mundo de la ingeniería espacial: enviar lo que sea al espacio sin cohetes (lo que sea menos humanos).
El creador de esta compañía, SpinLaunch, es Jonathan Yaney, el mismo que vendió a Google una compañía de drones autónomos propulsados por energía solar con la misión de emitir señal de Internet a los sitios que sobrevolase (Titan Aerospace). Además, ha fundado otras compañías que también ha ido vendiendo ¿Y cómo piensa ahorrar costes de la carrera espacial? Muy fácil: mediante el principio por el que funcionan tu lavadora, la teoría de la centrifugación. Puede sonar ridículo, pero tiene su sentido.
Mediante fuerza centrífuga o como mismo se llama, aceleración angular o rotacional (el mismo principio que dispara a gran velocidad y en dirección tangencial el barro de la rueda de tu coche cuando la haces girar, o el mismo principio que se usa en el tipo de arma antigua que recibe el nombre de honda o boleadora), y aprovechando el momento angular, se puede alcanzar la velocidad hipersónica suficiente como para catapultar el proyectil hacia el espacio.
Actualmente los lanzamientos espaciales cuestan del orden de 5 millones de dólares y pueden extenderse hasta los 100 millones. Y además, la carga útil es poca, suponiendo tan solo una pequeña fracción del cohete completo. SpinLaunch quiere romper esa barrera y realizar lanzamientos espaciales con un coste de tan solo 500 000 dólares, un 10% de lo que, en el mejor de los casos, nos podría salir enviar un objeto al espacio.
Fuerza centrífuga para catapultar un proyectil hacia el espacio
Es tan buena idea, que la NASA ha diseñado algunos modelos, pero sin lograr que sea más económico que un lanzamiento estándar. Uno de estos prototipos, por ejemplo, contempla un carril de poco más de tres kilómetros de distancia en el que el proyectil ‘coge carrerilla’. Este otro sistema de la NASA usa un sistema de levitación magnética con un riel con el que se plantea catapultar el proyectil:
Según las fuentes cercanas al proyecto que recogió TechCrunch, las velocidades de las que estaríamos hablando serían del orden de unos 4800 km/h. Esta velocidad, no obstante, queda muy alejada de la velocidad de escape de la Tierra (la velocidad que necesita cualquier objeto para salir de la órbita de nuestro planeta, que es en torno a los 40 000 km/h), aunque el proyecto contempla usar propulsores adicionales en el proyectil que lo impulsarían una vez sea lanzado, por lo que ya entra en juego otros factores y el planteamiento sería distinto.
No obstante, ni siquiera será necesario llegar a la velocidad de escape, pues el objetivo de estos proyectiles podría ser, por ejemplo, enviar suministros a la Estación Espacial Internacional. En ningún caso será posible llevar humanos o cargas sensibles mediante este método, sobre todo por las fuerzas G tan grandes producidas por la aceleración rotacional a la que se tendrían que someter.
Una idea brillante, u otra locura como los drones propulsados por energía solar
También es muy interesante para usarlo como método de lanzamiento en lugares donde la velocidad de escape no es tan alta, como en la Luna o en Marte, lo que ayudaría en posibles misiones eventuales a estos planetas o satélites.
El fundador de la compañía ha recaudado 10 millones de dólares de financiación y está a punto de recibir otros 25 millones de parte del estado hawaiano para llevar a cabo su nuevo proyecto, que lleva desarrollando (en secreto) cuatro años.
Lo que tenemos, en resumen, es una idea tan loca de pertenecer a alguien como Elon Musk (el hombre que ha enviado un descapotable al espacio y que nos quiere llevar a Marte), pero que en realidad no es tan alocada.
No obstante, todo esto está aún en pañales y podría quedar en papel mojado, como la misma compañía que, como recordamos, vendió a Google en 2014, que la misma Google tendría que desechar 2 años más tarde porque básicamente era una máquina de quemar billetes y con muchos retos técnicos por superar. Vamos, que o podemos esperar otro SpaceX, u otro fracaso tan grande como Titan Aerospace.