China es uno de los países que más riesgos está tomando en el ámbito tecnológico a nivel mundial. En parte es porque ven lo importante que es y en parte porque su sistema político único hace que las decisiones de este tipo no puedan ser cuestionadas.

El último gran proyecto anunciado es la creación de una luna artificial que permitirá iluminar de noche una de las ciudades más importantes del país. Para ello lanzaran al espacio un satélite que se verá desde tierra como una segunda luna.

Una nueva forma de iluminar una ciudad

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La propuesta ha llegado desde Chengdu, una ciudad de 14 millones de habitantes, que pretende poner en órbita un satélite en 2020 que iluminará la ciudad por las noches.

La intención es que la luz que refleje del sol, al igual que hace la Luna, permita sustituir la iluminación nocturna de la ciudad, con el ahorro que eso supondría.

Según los responsables del proyecto, este satélite tendría capacidad para multiplicar por ocho la refracción de la luz de la Luna actual y sería capaz de iluminar una superficie de unos 130 kilómetros cuadrados.

Este proyecto ha sido anunciado ahora pero lleva en desarrollo varios años.

La naturaleza podría resentirse

Más allá de aspectos relevantes que aún no han sido anunciados, como el coste que tendría el proyecto, algunos científicos ponen en duda que esta sea una buena idea.

Un buen ejemplo sería la afectación de los ecosistemas nocturnos que usan la luz lunar para sus actividades y que podrían ver afectado su ciclo vital.

Kang Weimin, director de la Escuela Aeroespacial del Instituto de Tecnología de Harbin, afirmaba que eso no sucedería dado que el satélite produciría un tipo de luz difusa que no tendría efecto alguno en animales o plantas.

No es el primer proyecto de este tipo

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Aunque la idea pueda resultar extravagante hemos de recordar que no es este el único proyecto que ha intentado crear un punto de luz artificial en la noche de La Tierra.

En 1999 Rusia lanzó al espacio un sistema de espejos que orbitaría la Tierra reflejando la luz solar e iluminando algunas zonas en momentos en los que la rotación de la Tierra impedía que el Sol lo hiciera.

Este experimento duró unas pocas horas y aunque la idea era expandirlo para iluminar grandes extensiones en Sibera se acabó cancelando.

En 2017, en el mismo país, se lanzó Mayak, una estrella artificial que tenía una intención similar. Aunque en teoría el dispositivo se lanzó con éxito no pudo ser visto por astrónomos aficionados, quizás porque no llegó a desplegar satisfactoriamente sus espejos.

Imagen de portada de Nathan Dumlao en Unsplash.

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