Uno de los grandes sueños silentes de la humanidad ha sido el visitar otras zonas de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Pero no queremos limitarnos a visitar otros lugares del espacio; una parte seria de los humanos desean colonizar la galaxia, y expandir su huella por el firmamento. ¿Cómo se llevaría a cabo tamaña proeza?
Quizás nunca lo sepamos, o más bien, no lleguemos vivos para poder verlo. Para ello se han encargado un grupo de expertos del Equipo de Conceptos Avanzados (ACT) de la Agencia Espacial Europea (ESA) que han conseguido llevar a cabo una simulación que muestra la manera más óptima de colonizar la Vía Láctea por la humanidad. Los resultados han sido soprendentes a la par que hipnóticos.
Colonizar la Galaxia de la manera más óptima: ¿deberíamos hacer caso a esta simulación?
Esta simulación se creó por la décima edición de la Global Trajectory Optimization Competition (GOTC X). El desafío de la competición de este año era resolver problemas relacionados con los viajes espaciales con soluciones claras y funcionales. Los responsables de este vídeo quedaron en tercer lugar fueron el equipo de conceptos avanzados (ACT) de la Agencia Espacial Europea.
En el vídeo podemos ver una serie de motas blancas y otras de color más rosado expandiéndose por la Vía Láctea. Cada punto blanco es una estrella habitable y las líneas de colores brillantes son los viajes espaciales realizados por los humanos. En general, la simulación abarca millones de años.
El escenario que se les puso a los concursantes consistía en un futuro de 10.000 años contando desde ahora en el que la humanidad quiso colonizar la galaxia. En total, se han identificado unos 100.000 sistemas habitables y adecuados para realizar un asentamiento. No existen formas de viaje instantáneas como vemos en las películas (agujeros de gusano, etcétera), por lo que se toma en cuenta que los viajes espaciales, a largo plazo, son posibles; pero no existe una manera de realizarlos de forma instantánea. De forma más detallada,
“En unos diez mil años a partir del presente, la humanidad restablecerá su conteo de años a cero. El año cero será el año en que la humanidad decida que es el momento oportuno para que la raza humana se aventure audazmente en la galaxia y establezca otros sistemas estelares. 100.000 sistemas estelares en la galaxia han sido identificados como adecuados para asentarse.
“Incluso en este Año Cero, aunque las tecnologías y el conocimiento han progresado dramáticamente, todavía estamos sujetos a la tiranía de la inercia y nos mantenemos alejados de los viajes espaciales casi instantáneos representados de forma fantástica en la ciencia ficción”.
Una de las bases de este escenario consistía en la idea de que estos avances conseguirían que los humanos pudiéramos crear naves colonizadoras autosuficientes capaz de permanecer generaciones enteras (contadas por miles) en el espacio, haciendo posible que pudiéramos pasar de sistema estelar en sistema estelar para asentarnos. En general, el desafío real consistía en encontrar formas de colonizar estos 100.000 sistemas habitables en una distribución uniforme mientras se usa el menor cambio de velocidad de propulsión posible.
Según la simulación del ACT, los humanos abandonamos la Tierra en naves nodrizas (simuladas en azul y en naves rápidas (simuladas en verde). Los colonos humanos fueron capaces a los 2 millones de años de enviar en una colonia hasta 3 naves coloniales (simuladas como las rayas rosáceas). Cada una de estas naves coloniales podía llegar con una estrella y a su vez colonizar un sistema estelar (una agrupación de 2 estrellaso más). Cada estrella podía ser colonizada una única vez, y así en la simulación vemos el proceso avanzar a lo largo de millones de años.
Si bien las condiciones de este escenario y las restricciones son un tanto irreales, estas simulaciones son especialmente importante para otros campos como los que frecuentan los astrobiólogos u otros investigadores. Viendo el final de la simulación, observamos el rápido y explosivo avance humano, siendo la estética de los fuegos artificiales una buena metáfora que describe el crecimiento de la raza humana como civilización galáctica.