Alrededor de un millón de personas en España tiene una discapacidad visual, baja visión o ceguera, según el Instituto Nacional de Estadística. Un problema en el que la tecnología se ha centrado en los últimos tiempos con el fin de potenciar la independencia con dispositivos cada vez más avanzados.
Una de estas iniciativas llega de la mano de la Universidad Técnica de Múnich y de un estudio recién publicado por el que presentan unas gafas con infrarrojos. Que, además de proporcionar información del entorno, buscan desocupar de bastones o correas de perro las manos de las personas con esta discapacidad.
"La herramienta más común disponible para ellos es el bastón. Aunque permite una buena detección de objetos en las inmediaciones del usuario, carece de la capacidad de detectar obstáculos más lejanos", según han publicado los investigadores del estudio Manuel Zahn y Armaghan Ahmad Khan, ambos de la Universidad de Múnich.
Más allá del bastón
La parte fundamental de estas gafas impresas en 3D está protagonizada por un par de cámaras infrarrojas capaces de capturar imágenes estereoscópicas (integrar dos imágenes en una) para crear un mapa de la zona. Esto se consigue gracias a unos pequeños ordenadores incorporados dentro de la propia montura de las gafas, según recoge Independent.
La distancia de los obstáculos se mapea en una matriz de vibración en 2 dimensiones que va unida a un segundo dispositivo colocado en el antebrazo de la persona con discapacidad visual. Este segundo dispositivo está compuesto por 25 actuadores de vibración háptica que consiguen trasladar información de una forma directa y muy intuitiva.
La funda colocada en el brazo vibrará cuando el usuario se encuentre delante de un obstáculo detectado por las cámaras infrarrojas. Cuanto más se acerque la vibración experimentada será más intensa, de esta forma es muy sencillo proporcionar información sobre el entorno de una forma muy directa y poco invasiva.
Según los datos aportados por los propios científicos, los voluntarios que se han prestado para realizar los primeros experimentos han conseguido moverse con 98% de precisión usando solo el dispositivo. "Todos los usuarios pudieron completar las tareas y mostraron una mejora en el rendimiento en múltiples ejecuciones", señalan en el estudio.
Otro de los puntos importantes del proyecto es que las gafas funcionan igual de día que en plena oscuridad. Al tratarse de lentes infrarrojas, la detección de objetos y obstáculos es independiente de la claridad del lugar. En este sentido, los investigadores han informado que los voluntarios pudieron completar las tareas asignadas en la oscuridad que se une a una curva de aprendizaje poco pronunciada.
Por el momento, este estudio preliminar publicado en la plataforma arXiv se encuentra pendiente de una revisión por pares que realmente certifique el trabajo. De salir adelante, los investigadores tendrán que trabajar en la miniaturización de algunos componentes para hacerlo más ergonómico y que así se pueda instalar como un dispositivo del día a día.
Ojos biónicos
Como si de una película de ciencia ficción se tratase, una de las grandes innovaciones científicas del pasado 2021 recayó sobre un nuevo sistema de visión biónica diseñado y desarrollado por la firma francesa Pixium Vision.
El Prima System, como así lo han denominado, está "destinado a reemplazar parcialmente la función fisiológica normal de las células fotorreceptoras del ojo", comentan en su página web. Lo consigue estimulando eléctricamente las células nerviosas de la retina interna, que posteriormente transmiten la información visual al cerebro a través del nervio óptico.
El implante actúa como un pequeño panel solar colocado sobre el globo ocular y que es alimentado por unos emisores de infrarrojos colocados en unas gafas especiales que el usuario debe llevar. Prima System se compone de 3 elementos principales: el implante de retina inalámbrico, un par de gafas con cámara y proyector digital y un procesador de bolsillo.
La cámara de las gafas recoge la escena del entorno del usuario y la envía al procesador de bolsillo donde un procesador con inteligencia artificial extrae información útil de las imágenes. En el siguiente paso esa información viaja a las gafas de nuevo y un proyector digital miniaturizado proyecta la imágenes a los implantes a través de infrarrojos. Integrando el pulso eléctrico al nervio óptico y generando una imagen cerebral.
Por el momento, esta tecnología se encuentra en pleno desarrollo e investigación por parte de la compañía que encara el último paso de certificaciones antes de su lanzamiento oficial al mercado.
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