Que Pedro Sánchez va como almodovariana vaca sin cencerro lo prueba el que haya llamado a Irene Lozano para regenerar el PSOE. Rajoy ha dicho que se trata de una ocurrencia y, aunque lo haya dicho Rajoy, es verdad.
Se conoce que Sánchez no anda muy al día en cuestiones de regeneración, porque ha ido a llamar justo a la degeneradora de nuestro regeneracionismo. Los que veníamos votando a UPyD dejamos de hacerlo después del artículo de Lozano contra Sosa Wagner en El Mundo, aquel "Querido Paco" con que empezaron las rebajas para el partido. Catorce meses después, UPyD es irrelevante.
Mientras su partido se hundía, Lozano no se quedó quieta: empezó a subirse por las paredes a ver si escapaba del naufragio. De luchar contra el pacto con Ciudadanos, pasó a promoverlo. De ser la escudera (¡la esbirra!) de Rosa Díez, pasó a atacarla.
Su trayectoria en este último año ha sido la de un sismógrafo en día de terremoto. Ahora, antes del último glub de UPyD, que será el 20 de diciembre, ha logrado saltar a la lista del PSOE. Otra legislatura asegurada.
Lo de Lozano, desde una óptica darwinista, es admirable. Necesitaríamos políticos ocupados en salvar España con un diez por ciento del denuedo con que Lozano se ha salvado a sí misma.
Pero dejemos este espectáculo glorioso de trepismo en el escaparate (un trepismo limpio después de todo, con trazabilidad) para mirar alrededor. Resulta entrañable que el PSOE necesite a alguien de fuera para que lo regenere, como esos ludópatas que dan su nombre para que no los dejen entrar en el casino. Aunque al menos eso es síntoma de que sabe que hay un problema.
Peor autopercepción tiene el PP, que ni siquiera reconoce su ludopatía. "No vamos a fichar a nadie para que nos regenere", ha proclamado Rajoy. Le ha faltado añadir: "No vaya a ser que lo consiga".
Lo más inquietante, con todo, ha sido la reacción del PSOE andaluz. Más allá de la guerra de Susana Díaz con Pedro Sánchez, en la que Lozano ha pasado a ser munición, llama la atención la retórica: con mentalidad de régimen (no olvidemos que en esta legislatura andaluza los socialistas cumplirán un franquismo en el poder), Juan Cornejo, secretario de organización del PSOE de Andalucía, ha calificado de "insultos" las críticas antiguas de Lozano; y de "insultos" no ya a su partido, sino a "los andaluces".
Siendo así que las críticas de Lozano eran bastante acertadas (eso pensábamos los andaluces que votábamos a UPyD y que no nos sentíamos insultados sino representados), cabe temer que en Andalucía -pese al pacto con Ciudadanos: su papelón se ha incrementado ahora- la cosa siga degenerando.