Después del resultado del domingo. Después del tortazo. Después de llevar al partido al desastre, se vio a Mariano Rajoy pegar el saltito en el balcón celebrando él sabrá qué cosa. Tuvo Rajoy las santas narices de 'botar' ante la concurrencia de siempre –vecindonas, rentistas, octogenarias, banderas- y ante la vicepresidenta resabiada. Y ante Arenas, que sonreía enigmático y requemado de soles artificiales: tan vivillo a sus años. Y ante Cospedal, que estaba a bastantes metros del propio Arenas (el PP ahora tiene sensibilidades diversas). Por unos segundos, Mariano Rajoy fue peronista para sus marujas fieles, fue amigo de los hipsters y de los niños: tierno, suave y peludo. A Platero presidente lo subieron a un balcón y rebuznó simplezas.
La foto del balconcillo de #Génova13 ilustró que no hay presuntas tramas corruptas, ni presuntos reyezuelos autonómicos, ni presuntos papeles con números, ni diputado por Segovia, que le amarguen a Rajoy su proyecto vital: la eternidad o ese relajo en el que todo lo pasado queda prescrito. Mariano Rajoy va contra el número (los escaños magros) y contra la evidencia de la hemeroteca. Pero hay una España que le saca en procesión y que yo llamo la “España de las tragaderas”. Una España vieja que le es fuerte y fiel. Por abulia o por inercia.
Un puñetazo en Pontevedra espabila como el mejor whisky. Después de no caer a la lona, Rajoy se puede ir tranquilo a radiar “La Vuelta” en helicóptero, o a reeducar al hijo, o a contratarse un logopeda. Con el saltito de Rajoy en esos balcones 'genoveses' que se reforman con andamios negros negrísimos, el ‘marianismo’ se retrató boqueando, sí, pero fumándose un puro torero en las narices de Aznar.
Sobre la otra pata del bipartidismo, sobre Susana Díaz, me confiesa un ex barón 'tuneado' que la cosa irá de Susana y de Soraya. Lo dijo con la convicción de que el turnismo “está ya muerto” y ése el último cartucho.
Susana dice “no” a Rajoy. Me lo cuenta Manuel Pérez Alcázar, ensayista del ansia de poder de Díaz: la de Triana “tiene todos los deberes hechos para coger el Ave que la lleve a Madrid en cuanto llegue su oportunidad”, en cuanto ‘Pdro’ se arrime un centímetro más al podemismo tocapelotas.
La Historia demuestra que hay tragaderas que tocan a premio siempre. Sólo hay que esperar que la carnaza esté un punto más hecha.
Desgobierno, sí. Según se mire. Susana sabe latín.