El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) refleja de forma elocuente la opinión de los españoles después de más de cuatro meses de frustración por el desgobierno. Las encuestas se celebraron en pleno proceso de negociación del pacto del Abrazo, por lo que los votantes han respondido a un clima en el que la disyuntiva era permitir el Gobierno de cambio promovido por el acuerdo entre PSOE y Ciudadanos o, por contra, mantener el enroque que nos ha llevado a la convocatoria de nuevas elecciones.
En términos generales, los votantes recompensan a los promotores del pacto, PSOE y Ciudadanos, mientras que castigan la pinza entre PP y Podemos. De hecho, aunque el PP seguiría siendo el partido más votado con un 27,4% en intención de voto, acusaría una pérdida de 1,3 puntos respecto del 20-D. Si tenemos en cuenta que la valoración de Rajoy ha pasado en tres meses de un insuficiente raspado a un muy deficiente, parece incontestable que su candidatura no es el revulsivo que necesitaría este partido.
Actitud constructiva
El PSOE, por contra, concentraría el 21,6% de los votos, lo que supone 1,6 puntos más que su resultado electoral en diciembre pasado. El resultado obtenido en este barómetro por Ciudadanos, con el 15,6% de los votos y un aumento de 2,7 puntos en intención de voto, demostraría que los votantes respaldan las actitudes constructivas frente a las obstrucionistas.
En este sentido, no es de extrañar que el peor parado sea el partido de Pablo Iglesias. Podemos ha perdido 3,1 puntos en intención de voto desde diciembre -4,1 respecto del último trimestre- y su dirigente es el político cuya valoración más se ha resentido. Su caída contrasta con el ascenso de IU, formación que obtendría el 5,5% de los votos y cuyo candidato, Alberto Garzón, se convierte en el político mejor valorado. Esto explica no sólo la estrategia de fagocitación de IU por parte de Podemos, sino también que Iglesias haya mudado la displicencia por los piropos cuando se reúne con Garzón.
Cuentas de Podemos
Podemos repite el cuento de la lechera si cree que la suma de sus siglas y las de IU más las confluencias -sobre las que el CIS no ha preguntado- lo convierten de facto en la segunda fuerza política. El deterioro de la imagen de Iglesias desde el barómetro de finales de enero, la desgana con la que la militancia de IU asiste a unas negociaciones de coalición cuyos términos desconoce y el hecho de que en política dos y dos no suman siempre cuatro son elementos suficientes para poner en cuarentena esta tesis.
Si nos ceñimos al resultado del barómetro del CIS, lo único evidente a un mes y 20 días de las nuevas elecciones es que los ciudadanos no están conformes con el desgobierno -que se cuela como octava preocupación de los españoles- y que prefieren el Abrazo a la pinza.