La resistencia de Mariano Rajoy a presentarse a la investidura sólo contribuye a empeorar el bloqueo político actual. Sobre todo porque el Gobierno intenta justificar la actitud medrosa del presidente interpretando a conveniencia la misma Constitución que emplea frente al desafío independentista.
Una muestra de esta doble vara la ha dado Soraya Sáenz de Santamaría tras la reunión del Consejo de Ministros. La vicepresidenta ha alentado la posibilidad de que Rajoy no someta su candidatura a la votación del Pleno del Congreso alegando que "no es el momento de un debate jurídico" sobre el artículo 99.2 de la Constitución, según el cual el candidato propuesto por el rey "expondrá su programa" y "solicitará la confianza" de la Cámara. Acto seguido, la vicepresidenta ha invocado la Carta Magna y las sentencias y requerimientos del Tribunal Constitucional para advertir a la Generalitat con activar la vía penal si siguen burlándose de las leyes.
Candidato Rajoy
La actitud del Gobierno, dispuesto a saltarse la Carta Magna en lo que atañe a las obligaciones del candidato Rajoy mientras subraya la preeminencia del texto constitucional en el supuesto conflicto de legitimidades que alega el Parlament, sólo sirve para envalentonar al soberanismo.
Este mismo viernes Junts Pel Sí y la CUP han registrado en la Cámara Autonómica la ley para la creación de una Hacienda catalana. Los partidos soberanistas han tramitado esta segunda ley de desconexión mientras la Abogacía del Estado presentaba un escrito para pedir al Alto Tribunal que aperciba a Carles Puigdemont y Carme Forcadell con una sanción penal si no obedece sus sentencias.
Ante el vacío de poder, el soberanismo escenifica que no le arredran ni los requerimientos del Gobierno ni los fallos y autos del Constitucional.
En funciones
La muestra más evidente de que esta relación directa entre la huida hacia delante de los partidos soberanistas y la interinidad del Gobierno la dio el presidente de la Generalitat, que respondió a la Abogacía del Estado señalando que "en Cataluña la democracia no está en funciones".
Los argumentos con los que la vicepresidenta ha defendido la renuencia del presidente a presentarse a la investidura son tan mendaces que sólo agravan la perspectiva de que el bloqueo pueda perpetuarse. En opinión de Sáenz de Santamaría, "los culpables del retraso son quienes dicen que no van a votar a Rajoy" porque el sentido de estos debates "es la formación del Gobierno". La vicepresidenta deja entrever una pobre concepción de la democracia parlamentaria al dar por hecho que ningún debate tiene sentido si su resultado no está predeterminado.
Si éste es el talante con el que Rajoy se entrevistará el martes y el miércoles próximos con Pedro Sánchez y Albert Rivera el desenlace de estos encuentros es previsible. A la legítima oposición de ambos a apoyar su investidura se suma la incapacidad de quien sólo parece saber hacer política con mayorías absolutas.