Artur Mas tiene el verbo florido cuando se trata de bajar a @KRLS del burro con poéticas puñaladas. Se sabe que la patria ha venido resbalándosela según oscilaban el mercado y el clan de Ferrusola y consorte. Mas agitó las masas, la comuna cupaire lo apartó y ahora le da al embrollo del procés ese encanto pijo, europeo y perfumado, que cree que le falta a la Tractoria ruda en cada noche de los contenedores rotos.
En el primero de abril, en Burgos y en Barcelona, todo estaba tranquilo. Por Castilla bajaban al Ángel y desfilaban al Resucitado, y por Urquinaona un graffiti a medio camino entre el Cristo de Borja y un fresco ortodoxo nos pintaba a Junqueras camino de santidad: con flores y lazos amarillos a sus pies tan mártires y simbólicos. Estaba el domingo soso y pascual, que ya el supremacismo transversal avisó que hasta el martes no se volvía al carrer y a la ekintza. Y en éstas que largó Mas lo de que Puigdemont, ahora mismo y en el plano del cortoplacismo, era un honorable error. Con su engolaniento de Pujol bastardo nos dijo varias perlas que ilustran a la perfección la dualidad y la caraja prusesista. Arguye el pollo que la Arcadia feliz no llegará "en los próximos días o meses, será más tarde", que la cosa requiere esfuerzo, constancia y leemos entre líneas que se requiere a él mismo, Mas, en el meollo del cogollo.
Que a Puigdemont no lo traga es un hecho, que el paso atrás era mero cálculo lo sabíamos, pero frenarle a Puigdemont y a su círculo heteróclito el coronamiento virtual ya es otra cosa. De modo que allí salió el domingo Mas en RAC-1 a contarle a la ciudad y al mundo que la libertad no llega tras el puente festivo, que por el autonomismo práctico hacia Dios, y de ahí a la República y a lo que el Abad de Montserrat y la Providencia dicten. Quiere uno decir que la Historia se repite en chiste, que ya salió por Pascua el espíritu fenicio de la vieja Convergència; que si no se ha cerrado TV3 y la radio era para que esta guapa gente de Mas viniera a defender la patria y a reseñarnos una noche de ópera en el Liceo.
Confieso que me apasionan estas intrigas palatinas del relato. Hay voluntad de poder y esa manía decimonónica del señorito que no aguanta al nuevo rico. Y Mas hablando de senderos tranquilos para libertad. L'estaca perfumada y cursi. En Cataluña sale barato el kilo de próceres. Y Mas no estaba muerto.