Pepe Domingo Castaño (Padrón, 1942) tiene sus propias normas delante de un micrófono, su propia religión en la cadena de los curas y hasta una forma muy particular de entender el fútbol como parte consustancial de la política, y viceversa. A sus 76 años, tras superar un infarto, al locutor le luce el moreno de los gallegos que se abren al sol de la Meseta.
Entre resultados de la Primera y la Segunda, Pepe Domingo le habla a España sobre cortadoras de césped, sobre monovolúmenes y sobre licores varios con la musiquilla de canciones populares que siempre estuvieron ahí. Las ocho horas de cada directo -casi la mitad de los días de la semana- no le impiden sumergirse en los vericuetos del presente. Él, que más de una vez ha tenido que interrumpir la conexión con un campo embarrado cuando ETA había matado a un inocente, no cree en el perdón que ahora escenifica la banda.
Pepe Domingo recibe a EL ESPAÑOL en un estudio aséptico de la redacción de COPE junto a una pizarra donde alguien ha bosquejado una escaleta. Añora el periodismo del diario Pueblo. Sabe que Iniesta es "marca España", le pide un Balón de Oro honorífico e inmediato, y le ruega al de Fuentealbilla que se moje más en el asunto catalán. Compañero y amigo del ministro de Deportes de Tabarnia, Tomás Guasch, no le dicen nada las banderas, pese a que las pueda portar en sus camisas, abiertas hasta el tercer botón. Para los golpistas de Cataluña no pide cárcel: cree aún en el diálogo.
En alguna ocasión ha aseverado que España está periodísticamente muerta…
No, muerta no. Pero ha perdido mucho. ¿Tú ves algún reportaje de investigación en los periódicos? Por investigación no me refiero mirar la corrupción, que eso es fácil; eso te lo dan hecho. Hay que salir a la calle. Recuerdo los tiempos del diario Pueblo, donde estaban los mejores reporteros que yo recuerdo en mi vida, entre ellos García, Raúl del Pozo, Tico Medina, Yale, Marlaska… Recuerdo aquella época como una de las más grandes que ha tenido el periodismo en España; cada día había nuevas investigaciones, nuevos reportajes. Los periodistas vivían en la calle buscando la noticia; ahora la noticia te la dan hecha.
El periodismo de hoy se limita a mirar internet, el periodismo de hoy es demasiado cómodo. Económicamente, el buen periodismo no está bien pagado, con lo cual los periodistas tienen que trabajar en varias cosas, tienen que hacer tertulias, y en las tertulias ya sabes lo que pasa: hay que defender una postura. Y al defender una postura estás enseñando tu bufanda, tu bandera, y tus ideas, y así es imposible ser objetivo. Las noticias salen al periódico sin el sello personal del periodista.
De la SER a la COPE había una diferencia evidente. El tono irreverente de 'Tiempo de Juego' y los obispos, por ejemplo, tenían que discordar.
Tenía miedo a eso, a los obispos y al tono del programa. Cuando surgió el problema con la SER yo no quería venir a la COPE. La COPE en aquel momento era una radio un tanto extraña, que no figuraba casi en el EGM, y que estaba, creo, en un período de degeneración brutal. Buscamos oportunidad en otras cadenas –que fueron las que nos llamaron– y ninguna nos aseguraba contratar a cincuenta personas. La única, claro, fue la COPE, que aceptó nuestras condiciones y nos dijo que nos daba absoluta libertad para hacer lo que nos apeteciera. Sinceramente dudé de aquellas palabras; pensaba en dónde nos metíamos: los obispos, los curas, la Conferencia Episcopal. Me dije “verás tú, nos van a masacrar”, pero también pensé que tratándose de Deportes igual las consignas no eran tan fuertes.
Te puedo decir que, desde que llegamos hasta hoy, a mí todavía no me ha llamado nadie para decirme nada. Y mira que hemos hecho burradas en directo. Burradas, irreverencias… incluso yo llegué a decir que no estaba de acuerdo con lo que la Conferencia Episcopal opinaba sobre Cataluña. Otro día dije que Letizia era una reina que era bastante maleducada y expliqué el porqué y nadie me dijo nada. Es decir, tenemos una libertad igual a la que teníamos en la SER. Y todo aquello que tenía en contra de la COPE se ha venido abajo. Me encuentro muy a gusto, muy feliz, no veo ningún obispo por aquí. Yo no estoy casado, por ejemplo, y a mí nadie me ha preguntado si soy católico, si soy practicante, si voy a misa. Con eso está dicho todo.
¿Cómo sería un Pepe Domingo tertuliano político?
Yo lo que no entiendo son esas tertulias de periodistas porque no creo en ellas. A mí me han invitado a algunas varias veces y nunca he ido; no me veo allí. No me veo porque si voy hablaría de mis ideas, y mis ideas no le interesan a nadie. A un debate tienes que ir es desprovisto de tus propias creencias para juzgar algo. Pero si te inclinas por una sigla, estás faltando a la equidad.
¿Le ha tentado la política?
A mí me parece bien que los políticos opinen en el género de las tertulias, porque el político está defendiendo algo de lo que vive. Lo que no entiendo, insisto, es que haya periodistas del PP, periodistas del PSOE, periodistas de Ciudadanos o periodistas de Podemos. El político está cumpliendo una función, y si el político, para cumplir esa función, tiene que recurrir a la sonrisa en lugar de al cabreo, pues a mí me parece bien. Porque prefiero una sonrisa que un cabreo.
Yo no podría ser político, porque yo diría la verdad. Diría a los diputados verdades como puños. Me tendría miedo a mí mismo como político. Yo te estoy hablando a ti ahora y no me voy por los vericuetos habituales de los políticos; y eso quizá sea malo, pero es mi forma de ser. En la tribuna del Congreso yo sería una rara avis. Dime algún político que haya dicho las verdades como son.
Es un tópico lo del desprestigio de la política en España.
La política está completamente desprestigiada. ¡Pero si es que un político va a un restaurante a cenar con su mujer y no puede cenar tranquilo! Es tremendo dedicarse a la política.
Entre la política y la manipulación está el caso de TV3 ¿Qué opinión le merece la cadena pública catalana?
No me gusta lo que leo que han hecho. No me gusta la línea agresiva que han tomado contra todo lo que suena a español. Supongo que sus razones tendrán… Todo lo que se hace en esta vida obedece a una razón; a ellos les paga la Generalitat y, lógicamente, defienden todo lo que ha venido defendiendo la Generalitat… ¿Eso es normal?
Y sin embargo, tras aplicar el 155 ahí sigue…
Para estar en TV3 hay que valer, hay que tener una coraza especial para hacer cosas en las que no crees; y eso es lo peor que le puede pasar a un periodista, contar cosas en las que no crees y que además pueden ser falsas. Una de las bases del periodismo es la verdad, y si faltas el respeto a la verdad eres un mal periodista. Pero bueno, oye, aquí que cada cual aguante su vela.
¿Qué opina de los autollamados “presos políticos”?
¿No hay otro método para solucionar el problema de Cataluña que mandar gente a la cárcel? Es que para eso están los políticos, para resolverlo. Entiendo que esto es un golpe de Estado. Pero no creo que la cárcel sea el lugar donde tienen que estar los que han cometido el pecado de insurrección. Hay otros métodos, claro, pero no depende de mí decir cuáles, que para eso están los políticos a los que les pagan por pensar.
Hay un tópico que equivale al de “fútbol es fútbol: es el de que “España es España”…
Eso es malo, pensar que porque España es así, los españoles tenemos que ser pícaros, aprovechados, irrespetuosos, envidiosos… No puede ser. España es un conjunto de comunidades. Porque si España no fue siempre España, es lógico que haya problemas entre determinadas comunidades.
Pero, ¿qué es la unidad de España?
¿Qué qué es la unidad de España? La unidad de España es una cosa muy bonita, que suena muy bien, pero hay que tener en cuenta que hay diferencias entre las distintas comunidades. No es lo mismo, por ejemplo, Cataluña que Galicia. O Galicia que el País Vasco, que para mí son tres comunidades que deberían tener un trato distinto al resto de comunidades.
Deme razones…
Primero por el idioma, y el idioma es una de las muestras de que la gente piensa distinto. Y luego, que cada una de ellas tiene su historia. Yo no digo que se separen todas de España, no. Digo que hay que hablar con ellas, que hay que hablar con Cataluña, porque aunque una de las partes no quiera, al final tiene que querer hablar. El diálogo es lo que va a resolver los problemas. El enfrentamiento, llevar a la gente a la calle o a la cárcel, no va a resolver el problema de Cataluña.
Ahora es noticia lo de la decapitación de Cristina Cifuentes…
A mí me da mucha pena lo de Cifuentes. ¿Tú no has robado nunca en un supermercado? A mí que la defenestren políticamente por el máster me parece bien, porque ha mentido. Y lo más importante en la vida, y no ya sólo en la política, es la verdad. En Estados Unidos, cuando rellenas el papel de entrada, te preguntan una serie de gilipolleces, como si quieres asesinar al presidente. Y eso es porque si un día intentas asesinarlo, vas a ser juzgado por intentarlo y, además, por mentiroso.
Está la mentira y está el vídeo del supermercado.
Yo la mentira no la admito; ahora, otra cosa es lo de sacar el vídeo cuando es un vídeo que tenía que estar eliminado a los 30 días.
¿Y?
Alguien no ha eliminado ese video. Y hay que mirar cómo ha sido. Y hay que mirar cómo ha llegado a donde ha llegado después de tantos años y precisamente en este momento. Creo que lo que tiene esta mujer es una enfermedad. Me han dicho que era cleptómana, que estaba curada. Creo que debe dimitir, sí, pero me ha dado mucha pena. Es como si fuesen a cazarla y a mí las cazas no me gustan. Se va a por una persona y se rebusca todo lo malo: alguien tiene mierda siempre. Todos tenemos mierda. Todos, seguro, sin excepción. Si nos investigan a fondo, algo sacan. Y en este caso creo que fueron a por ella.
Se ha puesto de moda denigrar el pacto, el consenso del 78.
Yo estoy en contra de eso. Después de todo lo que pasó en este país, que venía de una guerra que lo rompió en pedazos… Está muy bien que la guerra no se olvide, que los que ganaron reconozcan lo que hicieron, y que los que perdieron reivindiquen a su gente. Muertos los hubo en los dos bandos. Pero lo que me da pena es que, para una vez que llegamos a un acuerdo, haya que cambiarlo todo.
Creo que modificar la Constitución no es ningún pecado, que si hay que cambiarla se cambia, pero siempre con el consenso del país entero. Si hay que cambiar algo, si se hace con el consenso total, sin ninguna voz en contra de todos los grupos políticos, sin ninguna disidencia, con todos de acuerdo, pues se hace un referéndum. Una constitución no tiene por qué ser eterna, se puede cambiar: los tiempos cambian, las circunstancias cambian…
La España de hoy no es la del 78, hay otras fuerzas políticas, hay otras ansias que tiene la juventud que no tenía entonces. Comprendo que a lo mejor la Constitución es un freno al cambio en el país. Pero todo, siempre, con consenso.
La pregunta es evidente. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Porque los políticos han fallado a la confianza de la gente. La clase política de antes tenía una altura, ya no digo intelectual, que también, sino una altura personal impresionante. Adolfo Suárez, Felipe González, Fraga Iribarne, Carrillo. Eran unos políticos dedicados a su oficio y sabían lo que era la política en mayúsculas. Ahora llega a la política cualquiera. Y la corrupción ha rebajado la categoría de los políticos hasta el punto de que la gente les ha perdido el respeto. La mayoría de ellos han venido a aprovecharse; escarbas un poquito en la vida de un político y siempre le encuentras algo.
El populismo marca los tiempos.
El populismo ha existido siempre, lo que pasa es que estaba escondido, estaba larvado ahí y no se veía. Siempre ha habido gente que sabe cómo engatusar al pueblo con lo que el pueblo quiere oír.
¿El nacionalismo es populismo?
Ahora mismo el nacionalismo ha contribuido a la eclosión del populismo. Y el nacionalismo me parece un atraso. Ahora que el mundo va a la unión, a la interrelación de ideas, de economías, de sentimientos, aparece quien reivindica el nacionalismo. Unamuno dijo, creo, que el nacionalismo se cura viajando, y yo creo que es una verdad como un templo.
Yo soy gallego, sí, pero no puedo decir que como “Galicia no hay nada”, o que el “pulpo gallego es el mejor el mundo” si no he salido de Galicia. Y como con el pulpo pasa con las ideas. Viajar, comparar lo de fuera con lo propio, te ayuda a ser ecuánime, a ser justo y a no ser nacionalista. Viajar ayuda a entender a los demás. Tus ideas son importantes, pero si no respetas las ideas del que está enfrente, no eres demócrata: eres un nacionalista redomado.
Ha lidiado con días en que el directo llevaba un atentado de ETA.
Era complicadísimo hacer radio cuando había un atentado. Y entonces el único argumento que tienes para eso es decir a la gente lo que tú sientes; lo que estás sintiendo tú con ese atentado, con lo que está pasando. Y decirle al oyente que la vida tiene que continuar. Hay que intentar contribuir con lo mejor que sabes hacer, que es la radio; y no digo a olvidar lo que ha pasado. Pero al menos ayudas a sobrellevarlo. No puedes ponerte a llorar cuando todos están llorando porque entonces todo sería un mar de lágrimas. Había que paliar, con la radio, todo lo que estaba sufriendo la gente. Y para eso es bueno la radio: para pasar de un estado de depresión a un estado... ya no digo de alegría, de calma.
¿Es sincero el arrepentimiento de ETA?
No es sincero. Han engañado muchas veces y van a seguir engañando.
Ahora el bilingüismo es un arma arrojadiza.
¿Por qué el gallego tiene que ser un arma entre dos maneras de pensar? El gallego es una lengua preciosa, hermosísima, en la que escribieron gente tan importante como Cunqueiro, Rosalía, Castelao, Castroviejo… gente maravillosa. El gallego es para disfrutarlo, no para discutirlo. Ahora, también digo que hay que establecer un sistema de enseñanza del gallego para mantenerlo y protegerlo.
En relación a Cataluña, muchas veces 'Tiempo de Juego' ha contado el minuto y resultado del 'procés'.
Creemos que el deporte también tiene que reflejar lo que vive el país. El fútbol es política en el fondo. Mira si hace política el Barça. O si hace política el Madrid en el palco, supongo. O el Atlético de Madrid en su palco, porque, ¿para qué la gente va al palco? Todo se mueve también a nivel político: de ahí el interés de muchas personas en ocupar cargos en los clubes de fútbol. Sin embargo, a Florentino no le he visto aspiraciones políticas, y Bartomeu tampoco las tiene. Pero Laporta sí, por ejemplo; y las demostró. El fútbol no puede apartarse de algo que va con el deporte rey, que es la política. Nos pareció buena idea incorporar a la narración deportiva lo que está pasando.
¿Le sorprendieron las banderas españolas en la grada culé en la final del la Copa del Rey?
No creo demasiado en las banderas, pero me parece muy bien que la gente sienta algo por una bandera. Y es que si los culés que residen fuera de Barcelona y que no viven en primera persona lo que está pasando allí, y creen que el Barcelona no le representa con las esteladas... me parece muy lógico que demuestren su contrariedad sacando la enseña de España. Yo tengo varias camisas que tienen la bandera de España. A mí no me importa sacar la bandera. ¿Qué pasa, que por llevar la bandera española voy a ser facha? Yo no he sido facha en mi vida, ni lo voy a ser ahora por llevar una bandera.
Aunque no me importen las banderas, me fastidia que por el hecho de llevarlas, una persona sea automáticamente un “facha”. O como Serrat, que por decir que estaba en contra de cómo se organizó la declaración de independencia le llamaron “facha”. Pero ¿dónde estamos que no respetamos ya nada? Serrat está en todo su derecho de protestar contra algo que no le gusta: por su libertad, por su independencia, por su claridad de ideas…
Dígame algo sobre Iniesta.
Iniesta es el mejor futbolista español de todos los tiempos. Iniesta, Suárez y Gento; por ese orden.
Iniesta me parece la definición exacta de lo que me parece un futbolista ideal. Es un hombre humilde, un hombre sencillo, que nunca ha hecho declaraciones extemporáneas, y que ha pertenecido siempre al mismo club. Ha sido un futbolista respetuoso con los compañeros. Y encima un gran jugador. Reúne todas las cualidades del futbolista completo. Y el mundo del fútbol ha sido injusto con él; yo pediría a los que entregan el Balón de Oro que resolviesen su error y le diesen un Balón de Oro honorífico por no habérselo dado en 2010, que es cuando tenían que habérselo otorgado. Se lo dieron a Messi, que no hizo nada aquella temporada.
¿Sería Iniesta buen embajador de eso que llaman la “marca España”?
Iniesta podría ser un buen embajador de la “marca España”. Además, nunca ha dicho una palabra más alta que otra en este tema conflictivo de Cataluña; se ha mantenido en una prudente equidistancia. Aunque no estaría mal que dijese algo para saber qué piensa. A las grandes figuras hay que pedirles que se mojen. Lo único que le haría falta a Iniesta para ser completo es mojarse en el tema de Cataluña, aunque eso le puede costar enemistarse con una parte y congraciarse con la otra. Pero en la vida eso es lo difícil, tomar decisiones.
Desde que dejó Galicia en 1966 y vino a Madrid, tanto su vida como España han cambiado mucho. ¿Qué balance hace?
El balance es bueno. Yo viví una época en la que estaba Franco, en la que había cosas que no se podían decir ni hacer. Pero en aquel momento tenías que ingeniártelas para abrirte camino y buscarte la vida. Yo en el 66 llevaba dos años en Santiago, y me di cuenta de que allí había hecho todo. Me fui de Padrón a Santiago a la aventura. Y lo mismo a Madrid. Busqué una coincidencia. Empecé el año en Madrid, la nueva vida, un 1 de enero.
Te confieso que los dos primeros años fueron muy complicados y estuve a punto de volverme a Galicia. Pero me salvó el orgullo, los gallegos tenemos un orgullo muy metido dentro del alma. Y eso de volver, de regresar a mi pueblo sin haber triunfado, hubiera sido algo tremendo para mí y para mi familia.
¿Hubo también mucho de vocación?
La vocación se define en las palabras que dijo Cela: el que resiste gana. Porque si no sirves, el tiempo te lo demostrará. En esta profesión, lo primero es convencerte de que eres bueno en lo que haces, y quien mejor lo sabe eres tú; y una vez que estás convencido, luchar por ello. Porque eso que dicen que el tren sólo pasa una vez es mentira: el tren pasa veinte veces, lo que hay que acertar es qué tren coges.
Viene usted de una escuela de radio muy particular.
Fíjate que yo creí que no iba a durar tanto. La radio, cuando yo la oía en mi pueblo, en Padrón, era una radio de patio de vecinos, de andar por casa, de concursos, de programas sin demasiada entidad. Y fue entonces que llegó a la radio Bobby Deglané y le dio un vuelco total al medio. Convirtió la radio en lo que tenía que ser: un espectáculo. Sacó la radio a la calle. Deglané convertía en noticia una cuña, un anuncio, un partido de fútbol. Fue el inventor de la radio moderna. Y el siguiente que cogió el testigo de Bobby Deglané, para mí, fue Joaquín Prat. Joaquín le añadió a la radio algo más: su personalidad, que era brutal.
¿Cómo era Joaquín Prat?
Entrar con Joaquín en un bar era como entrar con un terremoto; y si la gente no le saludaba, él saludaba a la gente; cosa de la que yo por ejemplo soy incapaz. Soy tan tímido que entro en los sitios mirando al suelo; Joaquín Prat no. Era un tío que se daba a los demás, y eso se notaba en la radio. A mí me encantaba. Yo soñaba con conocerle desde el pueblo, y cuando lo conocí me supuso un shock tremendo porque se portó muy bien conmigo. Me recibió con un cariño indescriptible, lo que demuestra la buena persona que era. Trabajar con él fue uno de los grandes momentos de mi vida. De él aprendí eso: la radio espectáculo, la radio personal, la radio creíble, la radio alegre, la radio que es verdad y la radio directa.
Los datos del EGM les confirman como líderes de audiencia con 'Tiempo de juego'.
Bueno, esos datos no te lo puedes creer del todo. Lo mismo que te dan hoy, mañana lo pierdes. En el transcurso de tres meses cambia todo en este oficio.
Hay mucha 'mili' compartida en el equipo del programa…
Hombre, es que son muchos años juntos. Para que te hagas una idea: yo llevo con Paco González desde el 92 (en SER y en COPE), y jamás hemos discutido. Piensa que en esos años podría haber habido alguna diferencia; y es más, si es que la ha habido, la misma radio la ha solucionado. Y creo sinceramente que ésa, justamente ésa, es la mejor demostración del nivel de cariño que nos tenemos. Además, ¿sabes lo importante que es compartir no sólo radio, sino copas, comidas, juergas, penas? Cuando a alguien le pasa algo vamos a muerte con él, como cuando pasó lo de Paco (intento de asesinato a su mujer). Y todo eso que has vivido y compartido te convierte en una familia.
Supongo que cuando dejaron la SER hubo fidelidades, traiciones, decepciones, culpas. Pienso en José Ramón de la Morena…
Yo tengo muy establecido el baremo de culpabilidad de cada uno. Y realmente, los únicos culpables que yo encuentro cuando vuelvo la vista atrás son tres personas: Augusto Delkáder, el gran jefe de todo aquello en aquel momento; Raúl Rodríguez, que era el lugarteniente de Delkáder; y Dani Anido, el tercero en orden de mando en esos días. Estas tres personas no fueron capaces de lograr un acuerdo amistoso con Paco González. Yo intenté por todos los medios arreglar aquello para no tener que irme de la SER, pero todo fue imposible por la cerrazón de los mandos de la cadena de entonces.
¿De qué nos salva hoy la radio?
La radio nos salva de la monotonía. Tú enciendes la radio cuando necesitas compañía, o cuando necesitas información. O la enciendes esos días que sientes que estás un poco tocao y dices: “voy a poner la radio a ver si me anima”. La radio puede ser un animador, un generador de sentimientos. A mí me encantaba hacer programas para emocionar a la gente: tengo esa facilidad. De cuando en cuando, en verano, en El Rincón de Pepe, cuento mis experiencias en la vida, con música.
¿Hacia dónde apunta el futuro del medio?
Creo que el futuro de la radio tiene que ser otra cosa. Me reuní con Paco (González) varias veces porque iba a dejar la radio este año, y hablando con él, le dije: “Paco, ¿habéis pensado que vais a hacer cuando yo lo deje? (…) Otro Pepe Domingo no os lo aconsejo”.
Y sencillamente no aconsejo otro Pepe Domingo porque entiendo que tiene que haber otro sistema de incorporar la publicidad a un programa como Tiempo de Juego. Hay que inventar algo nuevo que aún no sé lo que es. Puedo echarles una mano, pero la idea tiene que partir de ellos. Que habrá otro estilo, pues claro. Pero habrá que buscarlo, habrá que probarlo, y eso hay que ir haciéndolo ya. Yo hay días que me veo lo que tengo por delante y me acojono. Es que son sesenta menciones publicitarias distintas durante un programa. ¿Qué cuál sería la idea genial en la radio que sustituiría a la actual? Pues a lo mejor un grupo de gente, una publicidad coral, en la que la voz solista no fuera una, mejor varias. Y en eso creo que están trabajando.