Los cuadernos de Cuca siempre se empiezan a escribir de derecha a izquierda y acaban siendo un revoltijo de colores, rayas, mayúsculas y dibujos de caras sonrientes o rostros llorosos en función del carácter de lo allí expuesto. Son difíciles de desencriptar como lo es su ritmo de vida o su manejo del tiempo porque precisamente es en ese desorden aparente dónde ella esconde su intimidad, el espacio de donde surgen esas capacidades y fortalezas que le han permitido ir creciendo políticamente hasta alcanzar la portavocía del Partido Popular en el Congreso.
Cuca Gamarra (Logroño, 1974) sabe encontrar la línea recta donde el resto de espectadores sólo detectamos un ovillo. A veces su discurso puede parecer dubitativo, acompañado por su colección característica de muecas. Despistará al que se quede con ello, porque llegado el momento oportuno encontrará el hilo y no defraudará. Es de las que se crece ante las adversidades, de las que disfrutan donde otros sufren.
Posiblemente es esa personalidad compleja y clarividente la que Pablo Casado ha detectado para afrontar este nuevo curso en el que España vive uno de los momentos de la Historia más convulsos desde el punto de vista social y político. En el revuelo, en la confusión, Cuca se mantendrá firme y brillará. Lo ha demostrado en su control al ministro de Sanidad durante la gestión de la pandemia del Covid y lo hará frente al reto catalán, la difícil coyuntura de la Monarquía o la amenaza del desplome económico.
La hasta ahora vicesecretaria de Política Social ya está preparada. Es además la persona idónea en el lugar adecuado si existe la oportunidad real de que los grandes partidos constitucionalistas lleguen a esos acuerdos deseados por la mayoría de los españoles. La recurrente definición de la política como el arte de lo real y lo posible encaja como un guante en el saber hacer de la sustituta de Cayetana Álvarez de Toledo.
Gamarra ha sabido ganar y también perder. La hoy triunfante dirigente nacional del PP sufrió un duro revés en el intento de presidir el partido en La Rioja, un puesto que parecía cantado y finalmente no llegó. Como a veces ocurre, puede que en esa derrota esté la Cuca Gamarra que tendrá la oportunidad de lograr junto a Casado y su equipo la vuelta del Partido Popular al Gobierno de España. Apretando los dientes y con una actitud pragmática de persona inteligente aguantó el chaparrón y alzó el vuelo para desconcierto más de los propios que de los que la veían desde fuera. Demostró que el proyecto colectivo estaba por encima del suyo particular y acertó, siendo recompensada con una carrera mucho más ambiciosa que la que hubiera desarrollado en su tierra.
Quedará ya escrito, aunque es un análisis en exceso simplista, que Gamarra tiene una personalidad más moderada que Cayetana y de ahí su elección. Cuca proviene del ámbito municipal, ha sido alcaldesa de Logroño, también vicepresidenta de la FEMP, y sabe qué supone que los ciudadanos te paren por la calle para exponerte sus preocupaciones; ha aprendido a sortear los inconvenientes de esta cercanía y sacar provecho de ella, a interiorizar una corrección muy valiosa dentro del juego político. Es una mujer con mucho carácter que ha ido modelando en pos de esa empatía sin la que parece que no eres nada en la política.
En la negociación Cuca es lista y no le duelen prendas en dejar que el adversario se crea ganador si ella ha sido capaz de marcar el juego. No se enreda en el corto plazo cuando el resultado final le interesa más. No se siente sometida ni al tiempo ni al espacio. No es perezosa para trasladarse a cualquier lugar, para participar en los actos que requieran su presencia, para acometer labores que tal vez necesitarían de mayor preparación pero que ella suele sacar adelante con solvencia, para acudir a una cita aunque sea tarde. Ligereza en lo intrascendente, tenacidad e implicación en lo importante.
Con ese carácter y disponibilidad se ha trabajado en los últimos años unos contactos estrechos con pesos pesados del PP de diversas corrientes. De modo que, al margen de la controversia que Cayetana ha creado en torno a su cese, la elección de Gamarra seguro que es aplaudida por muchos. Ella que en sus discursos oficiales ha citado a Walt Disney o Homer Simpson, que le fascinan los renglones de El Principito diseccionados uno por uno, seguro que se reconoce esta mañana en la frase de Victor Hugo que eligió cuando fue proclamada alcaldesa: “El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los
valientes es la oportunidad”.
Cuca combina responsabilidad con osadía, es su oportunidad y seguro que hoy se ha levantado dispuesta a aprovecharla al ritmo de A beautiful day de U2.
*** Marta Ramírez Codina fue jefa de prensa de Cuca Gamarra en el Ayuntamiento de Logroño entre 2011 y 2019.