Carta abierta al emérito
Ay Juan Carlos, triste de ti, que van cantando hasta las coplillas borbónicas en Abu Dabi, que ya son ganas. Ay Emérito y a gusto, que a gusto (sic) te has quedado con lo de la regularización, la culpa y eso tan de Plácido de que sienten a un pobre en su mesa. No es su caso, pero la pobreza no es solo dinero: también el destierrillo.
Porque eso es lo que quieres y le vas contando a los conmilitones de Lucio, donde yo tengo un medio abuelo que te pregunta por la femoral y el ciruelo. En el fondo, también te compadezco, tus internados y tus fogosidades que cuenta Pilar Eyre en su nuevo y lírico nuevo libro.
Dicen los que saben que una mirada de Corinna Larsen atraviesa el hielo, que es una belleza como de canon y no somos pocos los que entendemos que no hay mejor rubia para ponerle un pisito. Por eso, Emérito, te tengo una corriente de simpatía por tus amigas nórdicas que tanto me recuerdan a mi tito Miguel, borbónico de la parte de Albacete.
A estas horas no sé si Felipe VI te va a sentar en el comedor, pero tú sigue la senda y pásate por el catéter el protocolo de la Casa Real. Tu nieto es un viejo conocido de la noche, tu nieta como una musilla de toreros muertos. Yo sé que los quieres, que los urdangarines son sosos y el gen Borbón, que es lo que nos mola, lo tienen en la uña del pie.
La cosa es que quieres que te pongan pavo trufado en Zarzuela bajo el pinabeto y a la verita del Belén, y a mí ni me parece ni bien ni mal. Pero ten en cuenta que hay un jotero sicalíptico, Echenique Robba, que te guarda la cuchara mientras canta la Jota de la Dolores, que sabemos que se escuchaba en Estoril en las noches más cachondas.
Si te quedas en Abu Dabi puedes callar a los podemitas, ponerte en albornoz a escuchar a Julio Iglesias o Sinatra, que venden más estilo que voz. El heredero ha pasado un medio Covid y en Madrid han cerrado los bares y en el propio Lucio restringen el contacto y está la gente como lobotomizada y republicana, por pasar las tardes frías.
Quédate en Abu Dabi, que los moros son dadivosos y seguro que te cuelan un Valbuena de matute. Yo quiero un exilio como el tuyo. Que España ya no es lo que era.
Ni Totana...