Desde el pasillo que conduce al despacho de Fernando Prados puede atisbarse el paisaje de la pandemia. La fotografía es propia de una película de ciencia ficción. Techos altos, cientos de pacientes encamados, un aire que se renueva cada cinco minutos y poca luz natural, por si el próximo virus fuera de carácter fotofóbico. La sala de crisis, circular y adornada con grandes televisores, tiene algo de Star Trek.
Prados es el director del hospital de emergencias Isabel Zendal. También catalogado como “hospital de pandemias”. Costó alrededor de 150 millones de euros y fue inaugurado en medio de un huracán. Los sindicatos y la oposición tacharon esta estructura de “propaganda” y recriminaron al Gobierno de la Comunidad de Madrid no haber dedicado ese dinero a “contratar más sanitarios”.
El Zendal ya es el hospital con más pacientes Covid de la región. Alojaba 160 este viernes, cuando se realizó la primera parte de esta entrevista. Hoy, domingo, día de publicación, iba a duplicarse la cifra, pero la nieve ha abortado los ingresos. Ningún paciente ha entrado ni salido desde el final de la semana.
Prados aúna más de tres décadas como médico de emergencias. Dirigió el SAMUR. Fue viceconsejero de Sanidad. Se bregó con el coronavirus como máximo responsable de Ifema. Ahora, es el último fichaje de la sanidad madrileña.
Ya que es hincha del Real Madrid, dígase con este símil: Ayuso, al más puro estilo Florentino, no paró hasta convencerle. Hijo y hermano de periodistas, conoce el juego. Sabe comunicar. Acepta el toma y daca. También cuando se trata de política.
¿Cómo les está afectando el temporal?
La mañana del sábado nos encontramos todo lleno de nieve, sin posibilidad de movimiento de vehículos. El personal del viernes por la tarde tuvo que doblar. Porque no se podía llegar, pero tampoco salir. Les habilitamos unas zonas para dormir. Como por la noche se requiere menos personal, los que estaban se hicieron turnos entre ellos. Ha sido increíble verlo. Tienen muchísima vocación.
¿Les ha supuesto mucho perjuicio?
A lo largo del sábado algunos pudieron venir… Los que tienen todoterreno, los que viven aquí al lado… Aumentó un poco el personal.
¿Y la llegada de pacientes?
Desde el viernes por la tarde no hemos podido ingresar a nadie. Y tampoco hemos dado ningún alta. Nos hemos convertido en un fuerte. Parece que la previsión meteorológica va a ir mejorando. Los nuevos pacientes del Zendal vienen a través de los servicios de urgencias de otros hospitales. Me cuentan que muchos de esos potenciales casos retrasaron su visita debido a la nieve. Posiblemente, en cuanto esto pase, habrá el doble de visitas.
¿Es usted el director de un hospital maldito?
No lo siento así. Al revés. Aquí se cura a la gente. He trabajado en Haití, donde sí había hospitales malditos: una sociedad destruida y sin recursos. Esto es diferente. Tenemos todos los medios a nuestro alcance para hacer la medicina del siglo XXI.
Antes de llegar aquí, dirigió el hospital de campaña de Ifema. En aquel tiempo, ¿cuál fue el momento más oscuro?
Cuando se te muere la primera paciente… Te das un golpazo con la realidad. Posiblemente no se nos olvide a ninguno de los que tuvimos que comunicar la noticia a su familia.
¿Y el más luminoso?
Hubo muchos momentos luminosos, incluso festivos. Se nos criticó por el ambiente tan bueno que había dentro. Nos sentíamos parte de un equipo que resolvía una situación tan peligrosa como desconocida. Cada vez que sonaban los aplausos de los pacientes al ver el alta de un compañero…
Cuando se cerró Ifema, se dijo que no se echaba la persiana del todo, que quedaban ciertas estructuras preparadas por si había que volverlo a abrir. ¿Por qué construir el Zendal y no aprovechar una estructura que ya se mostró exitosa?
En abril del año pasado, todo estaba cerrado. No había actividad en ningún sitio, más allá de los hospitales y los lugares tipificados como “esenciales”. Eso hizo posible que Ifema estuviera vacío y que pudiera habilitarse allí un hospital de infectados. Eso ya no ocurre. Ifema tiene todo un año planificado. Trasladar allí de nuevo el hospital podría plantear problemas de índole económica y judicial. No puedes decirle a una empresa que le quitas el espacio porque sí.
Entonces se pensó en el Zendal.
Sabíamos que iban a llegar más olas. Este hospital tiene la misma filosofía que Ifema. En cualquier caso, si volviera a suspenderse toda la actividad, ese espacio estaría preparado para habilitarse en una semana. Aquí tenemos mil camas. Es cierto que allí superamos esa cifra, pero no creo que lleguemos a ese punto en esta tercera ola.
Si están todos los pacientes Covid juntos, el conocimiento de la enfermedad fluye muchísimo más deprisa
¿Para qué sirve exactamente este “hospital de pandemias”?
Más que hospital de pandemias… es el hospital de la pandemia. Eso no se lo va a quitar nadie. Se ha construido bajo esa influencia. La estructura obedece a una enfermedad infecciosa que hay que curar de una determinada manera. Pero tiene vocación de continuar como herramienta del sistema sanitario madrileño.
¿Y para qué servirá cuando remita el coronavirus?
El sistema sanitario madrileño dispone de una serie de centros donde se realizan otras actividades. El Zendal se dedica hoy a lo hospitalario, pero también podría acoger salud pública, atención primaria, emergencias… Tiene esa versatilidad. En cualquier momento se pueden cambiar los espacios. Porque son modulares. Ahora está vestido para el coronavirus, pero mañana puede dar salida a cualquier otro tipo de pacientes. Lo bueno es que es un hospital monográfico.
Explíquese.
Un hospital monográfico permite destinar todos los recursos al tratamiento de la enfermedad, en este caso el coronavirus. Un hospital convencional debe diversificar su potencial e incluso dedicarlo a patologías minoritarias, que quizá solo sufra un 2% de la población. Aquí no existe esa necesidad.
¿Por qué insiste en la idea de que alojar pacientes de coronavirus en exclusiva es “mucho más eficiente”?
El conocimiento de un virus es clave porque muta constantemente. Aparecen nuevos estudios, nuevos métodos, nuevos diagnósticos… Si están todos los pacientes juntos, el conocimiento fluye mucho más deprisa. Los sanitarios nos damos cuenta de variaciones muy interesantes, que quizá no habríamos percibido si, al mismo tiempo, estuviéramos tratando otras enfermedades.
El Zendal costó alrededor de cien millones de euros. Al principio parecía un desierto. La oposición, los sindicatos y varias plataformas sociales pusieron el grito en el cielo. ¿Qué pasó?
Yo todavía no estaba aquí. Cuando se planea un proyecto, empiezas a hacerlo y te das cuenta de que existen posibilidades de mejora. Sobre todo cuando se construye tan deprisa. Por eso el proyecto ha sido más ambicioso y más caro de lo que se concibió en un primer momento.
Hoy no estaríamos aquí si no se hubiera hecho tan rápido. Estos pacientes, y los que vendrán, estarían saturando otros hospitales. Un paciente Covid limita el manejo del resto porque te obliga a parcelar los espacios.
La principal crítica fue esta: “Debería haberse dedicado el dinero de su construcción a contratar más profesionales sanitarios”.
El Servicio Madrileño de Salud ha contratado más de 11.000 profesionales durante la pandemia. El incremento de personal, por tanto, se ha producido. El presupuesto de la Comunidad, en sanidad, asciende a 8.000 millones de euros.
Este hospital costó entre 100 y 150 millones. Se amortizará porque perdurará en el tiempo. Es un coste, claro. Es mucho dinero, pero el presupuesto de la sanidad madrileña es hoy muy superior. Es una parte muy pequeña del presupuesto anual. Si hablamos solo de la cifra de cien millones, nos puede parecer una burrada. Es lo que gana Ronaldo en un año. Pero la sanidad madrileña podría comprar con su presupuesto dos equipos solo de Ronaldos.
Aquí se trata a los pacientes de coronavirus mejor que en ningún otro sitio del mundo. Lo puedo decir tranquilamente
¿A qué cree que se deben, entonces, las quejas?
Quejas siempre va a haber. Tenemos el sistema que tenemos. El convenio de los profesionales sanitarios es el que es, se puede abrir ese melón y discutir. Puedes posicionarte en un sitio o en otro. Recojo las críticas, hay cosas que hay que tener en consideración; pero otras hay que ponerlas en un sitio.
Cuáles.
Se dijo que no había radiología… y tenemos un TAC de última generación. Se dijo que no había laboratorio, pero no lo hay porque no se analizan aquí las muestras, como ocurre en muchísimos hospitales. La Paz está a un cuarto de hora y funciona fantásticamente. Poner aquí un laboratorio sería una pérdida de dinero absurda.
Nos dicen que gastamos mucho, pero luego ponen pegas a la optimización de los recursos. Se ha jugado con el desconocimiento de la gente. Estoy seguro de que aquí se trata a los pacientes de coronavirus mejor que en ningún otro sitio del mundo. Lo puedo decir tranquilamente, ni me ruborizo ni me pongo colorado.
Eso es mucho decir: ¿por qué lo tiene tan claro?
De momento, solo han pasado por aquí 356 pacientes. No hay una cifra para poder decir que existe una evidencia científica, pero es el único hospital que trata pacientes Covid en exclusiva. Contamos con los profesionales del sistema madrileño, que son los mejores del mundo. Se han puesto todos los medios que hay en el mercado. Juntamos las tres cosas. No hay ninguna interferencia de otra actividad sanitaria.
Todos los profesionales que trabajan aquí están especializados en el virus y han venido para seguir trabajando en ello. La seguridad del paciente es mucho más alta cuando se trata una sola enfermedad. En cuanto a lo de las críticas, yo no me pongo furioso, pero ha habido muchas cosas que me han dolido.
¿A qué se refiere exactamente?
Me duele y me pone nervioso que las cosas que han dicho algunos responsables políticos y personajes públicos hayan afectado a los pacientes y a sus familiares. Generan inseguridad. Si dicen que no hay de esto ni de lo otro, imaginen qué pensará, por ejemplo, el hijo de un señor ingresado aquí. No es necesario que los familiares de los pacientes estén sufriendo gratuitamente. Hay que tener cuidado con esas cosas.
Con cientos de muertos cada día, no hubo manera de que Gobierno y oposición inauguraran el hospital de manera conjunta. ¿Es el mayor síntoma de la crispación política?
Sí. Es difícil contestar de otra manera a esta pregunta. Tendríamos que estar todos orgullosos de que se pusiera en marcha este hospital. Yo lo estuve de que se sacara adelante el de Toledo, que es de una Comunidad distinta a la mía, que no está en mi día a día. Es una alegría. Un hospital debería ser un orgullo para todos los españoles.
Cuando se inauguró, estaba prácticamente vacío. ¿Se precipitó el Gobierno de Ayuso?
Posiblemente fuera culpa nuestra, de los profesionales, y no del Gobierno. Necesitábamos inaugurarlo ya porque había que ponerlo en funcionamiento. Venía la tercera ola. Los hospitales nuevos suelen ponerse en marcha un año después de ser construidos. Eso no podía ocurrir con este. Me gustaría incluso haberlo inaugurado antes.
¿Cuánta gente trabaja aquí a día de hoy?
Alrededor de quinientas personas, pero la cifra cambia continuamente. El domingo vienen treinta enfermeros más. Traemos a los profesionales de acuerdo a la llegada de los pacientes. No es lo mismo que ingresen seis que cincuenta. Los profesionales pertenecen al sistema madrileño. Están en sus hospitales, tienen experiencia con el Covid y quieren seguir haciendo ese trabajo específico. Vienen voluntariamente.
Las UCI tienen presión negativa para que no salga el aire si no es a través de un filtro
Pero, ¿por qué no se contrata a alguien de nuevas?
No sería bueno. Queremos que el profesional que llega tenga experiencia con pacientes Covid. Nos interesa que vengan con experiencia. Es una patología muy específica de la que todavía tenemos poco conocimiento.
Si ustedes traen al Zendal a los mejores profesionales en la lucha contra la Covid, ¿no empeora ostensiblemente el tratamiento en el resto de hospitales?
Madrid tiene una suerte: 32 hospitales y los mejores profesionales. Son miles. Los servicios de medicina interna aquí son el top del mundo. Toda esa gente es suficiente para trasladar al Zendal miembros de esos equipos. En los demás hospitales han quedado profesionales de mucho prestigio.
¿Cuántos pacientes enfermos de coronavirus aloja actualmente el hospital?
Hoy hay 161 ingresados, pero la cifra aumenta continuamente. En este hospital han muerto dos personas. Hay seis en la UCI. Por cierto, una de las mejores UCI que he visto en mi vida. Tienen presión negativa para que el aire no salga si no es a través de un filtro.
Realmente, ¿ha servido o sirve este hospital para paliar la saturación de otros hospitales por Covid? ¿Podría darnos algún dato al respecto?
Sí. Igual que lo hizo Ifema. Además, aquí recogemos todos los perfiles de pacientes Covid, muy graves y no tan graves. Eso sirve para que el resto de hospitales no ocupe sus camas. En la primera ola, todos los hospitales se dedicaron al Covid. Actualmente, eso no es así. Cirugía, patologías crónicas, afecciones agudas… Antes, había que convivir en un mismo hospital.
Los pabellones tienen poca luz natural por si la próxima pandemia fuera “fotofóbica”. ¿Qué otros rasgos futuristas caracterizan el Zendal?
Ha estado muy influido por la pandemia. La ventilación que comentaba antes... Estas naves renuevan el aire de manera brutal. La presión negativa de las UCI…
Ha habido algunas críticas sobre la falta de intimidad de los pacientes, cuando la tendencia es a construir cada vez más espacios individuales. Aquí no hay habitaciones. ¿Por qué se ha optado por este formato?
En Ifema ingresábamos los pacientes conforme venían, no se pudieron hacer habitaciones. No hubo tiempo. Vimos que la convivencia funcionaba: charlaban, daban paseos, ¡se formó una biblioteca! Todo eso no se pensó, se desarrolló solo. Vimos que venía bien a los pacientes. Vimos que esa interacción daba resultados.
No hay intimidad a la hora de dormir, porque tienen a cinco o seis personas a la vista, pero sí tienen intimidad para irse a dar un paseo y charlar sin que les oiga nadie, eso en un hospital es imposible. Todo eso no lo hemos inventado, ha salido solo.
Hay pasillos largos. La movilidad es buena para estos pacientes. La recuperación luego es mucho más rápida. En un hospital convencional eso también es imposible. Aquí nacen amigos, tienen hasta grupos de WhatsApp. Se pierde la intimidad a la hora de dormir, pero lo que gana el paciente en salud es mucho más que lo que pierde en confort.
¿Ha notado ya los rebrotes de las cenas navideñas?
Tengo poco tiempo para analizar los datos en un sentido global, pero desde Salud Pública se está diciendo que ese incremento existe. Y que es mayor de lo previsto. Sabíamos que venía una tercera olita, pero ya es una ola. Veremos qué ocurre. Cualquier predicción es osada.
Uno de los grandes problemas del contexto hospitalario durante la primera ola fue que los pacientes morían en soledad; ¿eso está solucionado en el Zendal? ¿Hay visitas?
Sí. Hay una zona, con dos accesos distintos, a la que llevamos al paciente y a su familia para que puedan despedirse. Ese proceso se ha seguido en los dos fallecimientos que ha habido; incluso en algún caso más que, gracias a Dios, ha evolucionado a mejor.
Las medidas que está tomando Madrid son adecuadas; allí donde se ha sido más restrictivo el virus también ha crecido mucho
¿Existe el riesgo de un colapso hospitalario como el que trajo la primera ola?
El colapso dependerá del número de pacientes que vengan. A partir de ahí, es muy difícil adelantarse. Lo que está claro es que disponer de 1.000 camas más ayudará.
El virus crece en Madrid. ¿Tomaría medidas más restrictivas? Algunas Comunidades han adelantado su toque de queda, Extremadura ha cerrado los bares en sus capitales y La Rioja ha reducido las reuniones a cuatro personas.
Creo que las medidas que se están tomando en Madrid son las adecuadas debido a una razón: se decretan de forma puntual, donde se está produciendo el problema. Un cierre colectivo está muy bien porque aseguras que no haya contagios, pero ese camino no es equilibrado.
Dependemos mucho del ciudadano y de su responsabilidad. Si todos actuamos como se nos indica, será más fácil. Pero fíjense: allí donde se han tomado esas medidas restrictivas que ustedes mencionan, el virus se ha extendido igual.
¿Ha sucedido con la Navidad como con el verano? ¿El Gobierno central y los autonómicos han abierto la mano demasiado?
Es posible, pero era una demanda social. A una persona que lleva encerrada seis meses no le puedes pedir que no vea a su familia en Navidad. Era una situación muy complicada. Pero vuelvo a lo mismo: las normas eran suficientes…
Usted cree, entonces, que la culpa ha sido del ciudadano y no del político.
Pero no se le puede echar la culpa a nadie. Porque, ¿de qué ciudadano estamos hablando? La mayoría cumple. El problema es que el que no lo hace y se infecta… Infecta a los demás.
¿Aquí se vacuna ya? ¿Se vacunará más tarde?
Vamos a empezar a vacunar al personal en muy pocos días, dependerá de cómo estén los demás hospitales.
¿Se va a utilizar el Zendal como lugar de vacunación de la población en general?
Sí. Podría ser en caso de que fuera necesario.
Madrid no sale bien parada en la clasificación por Comunidades del porcentaje de vacunas inyectadas. Andalucía, con una logística mucho más complicada, rozaba este miércoles el 25%. Ustedes no llegaban al 6,5%. ¿Qué está pasando?
Madrid ha hecho lo que se le ha pedido: ir primero a las residencias. ¿Qué significa eso? Si Madrid hubiera empezado a vacunar en los hospitales a los profesionales sanitarios, habríamos gastado esas vacunas y diez más; porque tenemos más hospitales y sanitarios que nadie. Lo veremos: en cuanto Madrid acabe de vacunar en las residencias y empiece con los sanitarios, no habrá ningún problema y se pondrá a la cabeza.
¿Está de acuerdo con la externalización de las vacunas por parte de la Comunidad de Madrid?
En salud pública no se puede renunciar a ningún recurso, porque ese recurso no está dando un beneficio a un individuo, sino a la colectividad. Con lo cual, cualquier recurso que se ponga, bien sea el ejército o lo privado, será bienvenido.
¿Cree que las demás Comunidades deberían hacer lo mismo?
Cuanta más gente, cuanto antes y con los medios que hagan falta. Sin ninguna duda.
Sobre esa colaboración público-privada: ¿el Gobierno central es un impedimento?
La alteración del ambiente político es un problema. Indudablemente. Toda alteración que afecte a las relaciones normales entre los partidos es un problema. No vamos a engañarnos: actualmente existen y se hace muy difícil toda colaboración.
Al Gobierno central le pongo muy mala nota. No un cero porque no me gusta, pero está muy cerquita
¿Qué piensa del candidato-ministro Illa?
Yo estuve en Ifema. Vino a verlo y dijo que aquello era una locura. Tuvo que cambiar de opinión cuando el director general de pandemias de la OMS dijo que aquello estaba salvando vidas. Después, volvió para hacerse la foto con el Rey. En términos de sanidad, el ministerio me ha defraudado absolutamente.
¿Ha tenido relación con Illa a lo largo de la pandemia?
El día que vino a la inauguración del pabellón.
¿No congeniaron?
No, hablamos muy poco.
¿Qué nota le pone a la gestión del Gobierno central?
Yo al Gobierno central lo puntuaría muy mal. No soy de dar ceros, no me gustaba cuando era estudiante, pero están muy cerquita.
¿Y al Gobierno de Ayuso?
Soy un entusiasta de Enrique Ruiz Escudero. No se puede hacer mejor ni en lo personal ni en lo político ni en lo profesional.
Hombre, siempre hay margen de mejora. Esto va a parecer nacionalismo madrileño.
Me influye la amistad, claro, y eso que no lo conocía de antes, pero su actitud a la hora de afrontar los problemas… Trabajar con él es un privilegio.
Hemos vivido meses de “mando único” y de “mando autonómico”. ¿Cuál de los dos es más eficaz para combatir el virus?
Vengo del mundo de la protección civil, prefiero el mando único. Creo en él absolutamente. Además, en el mando único nacional. Lo que pasa es que ese mando único, aquí en España, apenas se ha notado. El Gobierno no ha ejercido la autoridad, y eso es indispensable en asuntos de protección civil.
¿Qué opinión le merece su colega Fernando Simón?
Me parece que le han destrozado personal y públicamente. Un científico no debería estar todo el día en los memes y siendo ridiculizado por lo que dice o deja de decir. Me parece terrible para un profesional. Llegar a ese nivel de cachondeo… Resulta molesto. Prefiero no ver declaraciones de Simón. Da pena. Le están ridiculizando. Me parece grotesco y desagradable.
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