Teresa Cunillera quiere indultar a los políticos presos, y eso es cosa suya. Cada uno puede querer lo que le da la gana. Yo a veces quiero cosas muy raras, pero me las callo y las quiero en mi casa, no como Teresa Cunillera, que ha dicho lo que quiere en Catalunya Radio y se ha quedado tan ancha. También dijo que no se va a aplicar el 155 porque tiene la convicción de que la Generalitar va a respetar la ley. Y como la experiencia no nos permite contemplar esa posibilidad, se me ocurre que mientras usted y yo estábamos trabajando, o tomando un café, o en el cine, la señora Cunillera estaba viendo en una bola de cristal que Torra y los suyos van a observar un excelente comportamiento de aquí en adelante, y no será necesario tomar medidas contra ellos. Me quedo muy tranquila con las predicciones de la pitonisa Cunillera.



Teresa Cunillera no es una particular, ni una becaria de la bruja Lola, ni una echadora de cartas. Teresa Cunillera, que por cierto lleva muchos años encadenando cargos políticos, es la delegada del gobierno en Cataluña. La representante del doctor Sánchez en una comunidad autónoma. Supongo que la mujer va coordinada con su jefe (suele ser lo que hacen los delegados gubernamentales), así que es lógico pensar que Pedro Sánchez habla por su boca.

Aquí tenemos a unos señores y a unas señoras que van a ser juzgados por delitos gravísimos, pero Teresa Cunillera dice, tan tranquila, que en cuanto se condene a los presuntos hay que sacarlos a la calle con una firmita. Lo de Teresa Cunillera parecía el broche de oro a la semana extraordinaria en la que tanto Josep Borrell como Meritxell Batet se mostraron muy afligidos porque los acusados de traicionar al estado estén en la cárcel: a ellos no les gusta que Junqueras y compañía se encuentren en el trullo. Podrían haber dicho que un miembro del gobierno no debe entrar a valorar las decisiones judiciales, pero no, ellos prefieren meterse en el charco y sembrar la duda razonable sobre lo que va a pasar en los próximos meses con quienes hace un año pusieron en jaque al país. Pero faltaba la traca final: ayer, la vicepresidenta Calvo dijo desde la portada de La Vanguardia que si tarda el juicio contra la banda del uno de octubre, no tiene sentido alargar la prisión preventiva. En España hay quien se ha pasado tres años esperando juicio, pero a estos hay que sacarlos si la cosa se alarga, no se vayan a poner nerviosos. Chúpate esa.



Es bueno que el PSOE deje tan claras cuáles son sus intenciones. Batet, Borrell, Cunillera y Calvo sólo están abonando el terreno y tranquilizando a sus caseros, que llaman de vez en cuando a la puerta de la Moncloa para cobrar el alquiler del doctor Sánchez. Al menos dejan claro que pasará si el PSOE preside el gobierno cuando lleguen las condenas de los presuntos: que serán indultados y volverán a la calle a hacer de las suyas y a reírse del personal.