Yo les proporciono las piezas. Ustedes ensamblan el puzzle:
1. Inés Arrimadas viaja de urgencia el lunes hasta Barcelona para convencer a Manuel Valls –con el que mantiene buena relación– de que dé apoyo a un Gobierno municipal encabezado por Jaume Collboni (PSC) y se posicione en contra de uno encabezado por Ada Colau.
2. Manuel Valls se niega en redondo. Valls coincide con Cs en la estrategia, pero discrepa en la táctica. Valls tampoco acepta imposiciones de Cs. Básicamente, Valls esgrime sus galones y defiende su currículo político: no ha venido a Barcelona para ser una pieza obediente de un plan en el que no cree.
3. El martes, Carlos Carrizosa lanza un misil contra Manuel Valls a cuenta de su amenaza de romper con la formación naranja si el partido pacta con Vox: "Le recuerdo que ya hubo cierta polémica en campaña sobre el pacto en Andalucía y pese a eso, continuó en la campaña. Valls se presentó". La frase no cae bien en el equipo de Valls, que la interpreta como una falta de respeto.
4. Valls da el miércoles una tensa rueda de prensa en la que anuncia su disposición a facilitar la investidura de Ada Colau sin pedir nada a cambio. La jugada parece inteligente: obliga a la líder de los comunes a hacer aquello que más odia, mojarse, y la sitúa frente al dilema de ser investida con los votos de lo que ella llama "la ultraderecha" o de regalarle la alcaldía al independentismo sin que nadie la obligue a ello.
5. Cs desautoriza de inmediato a Valls y anuncia que sus regidores sólo apoyarán a Jaume Collboni como alcalde.
6. El anuncio plantea de inmediato la duda de a quién obedecerán los seis regidores de Valls. Tres de ellos pertenecen al partido y los otros tres –Eva Parera, Celestino Corbacho y el propio Valls– son independientes. En realidad, a Valls le basta con sus dos regidores, más su propio voto, para hacer alcaldesa a Colau. Diez votos de los comunes, más ocho del PSC y tres de Valls suman veintiún votos: justo el número de la mayoría absoluta en el consistorio barcelonés.
7. Valls invita a comer a sus cinco regidores para transmitir una imagen de unidad. Los seis se hacen una foto en la que aparecen sonrientes y el equipo de Valls la sube a las redes sociales. Fuentes de Cs filtran la información de que Valls les ha pedido a sus regidores durante la comida que desobedezcan a Cs.
8. Algunos miembros de Cs filtran su sospecha de que el plan maestro de Valls pudiera ir mucho más allá del Ayuntamiento.
9. Dichas fuentes ligan el órdago de Valls con los rumores acerca de esa nueva plataforma de centro, centro-derecha que estaría gestándose en la periferia de Sociedad Civil Catalana y que pretende abarcar todo el espectro político catalanista no separatista: desde el PSC hasta Unió, pasando por los sectores de la vieja Convergència más desencantados con el procés.
10. La tesis es desestimada con rotundidad por fuentes de esa nueva plataforma política. No existe plan alguno para converger con el PSC y/o con Cs, ni mucho menos maquinaciones de ningún tipo que involucren a Manuel Valls.
11. Fuentes de Cs aluden burlonamente a dicha plataforma como "el intento de unir a los progres con los pijos catalanes". Es decir al PSC con la vieja burguesía catalana de centro-derecha que durante tanto tiempo votó a Convergència y que ahora se encuentra huérfana de referentes políticos convincentes, aunque sigue votando a JxCAT, al PSC o incluso a Cs y el PP.
12. En sectores nacionalistas también se alude despectivamente a dicha plataforma con el apelativo de "el nuevo partido de Duran i Lleida".
13. El jueves salta la noticia de que Celestino Corbacho, uno de los dos regidores independientes de Valls, busca acomodo en la Diputación de Barcelona.
14. En el PSC se desatan otro tipo de rumores. Miquel Iceta tendría planeado su salto a Madrid a pesar de su fracasado nombramiento como presidente del Senado. La salida de Iceta, líder del sector más nacionalista del PSC, dejaría la puerta abierta a cambios en la orientación del partido. En Cs dan por hecho que habría un asalto al liderazgo del PSC por parte de sectores constitucionalistas en el próximo Congreso del partido.
15. Una noticia de hace un mes: Foment del Treball ha fichado a cuatro expolíticos para, como dicen en algunos medios, potenciar su potencial como lobby. Entre esos políticos, Valeriano Gómez (exministro de Trabajo socialista); Vicente Martínez-Pujalte (exdiputado del PP); Manuel José Silva (exdiputado de la vieja CiU); y Carles Campuzano (exdiputado de CDC purgado por Carles Puigdemont).
16. Fuentes de Cs interpretan dichos nombramientos como la conversión de Foment del Treball en la "plataforma económica" del mencionado nuevo partido de centro y centro-derecha. Se non è vero, è ben trovato porque la filiación política de esos cuatro nuevos fichajes encaja como un guante en la teoría.
17. El vaciado del grupo de Cs en el Parlamento catalán deja abierta la cuestión de quién sustituirá a Inés Arrimadas. Carles Carrizosa implicaría una apuesta por la línea dura, la llamada arrancalazos. Lorena Roldán parece marcada por esas fotografías en las que aparece rodeada de esteladas en la Diada de 2003. Nacho Martín Blanco aparece como el tapado perfecto: amable y dialogante, su nombramiento implicaría un cambio de táctica de Cs en la comunidad hacia un perfil menos beligerante en las formas, aunque igual de contundente en el fondo.
18. ¿Es posible una confluencia de PSC, Cs y la vieja CiU en una única plataforma catalanista pero no separatista? ¿En una suerte de Scottish National Party inverso? A día de hoy, esa opción es descartada de pleno por todas las fuentes consultadas y calificada de "ciencia ficción".
19. Sí reconocen todas esas fuentes que habrá novedades en las próximas elecciones autonómicas catalanas, que podrían celebrarse poco después de que se conozca la sentencia contra los líderes del procés. Quizá en octubre o noviembre de este año.
20. Todas las fuentes consultadas coinciden sin embargo en algo: tras una imagen de aparente unidad, el separatismo anda desmoralizado por los reiterados y humillantes fracasos en Europa de su estrategia de escenificaciones victimistas, aturdido por su pérdida de influencia en el Congreso de los Diputados y enzarzado en una guerra civil entre ERC y JxCAT por el liderazgo de una comunidad paralizada políticamente y cuyos indicadores económicos son cada vez peores. La conclusión es común: ha llegado la hora de darle la puntilla al separatismo.