Lo que queda del PSOE son cacofonías en Ferraz. Ecos que hablan con sentido de Estado y no dicen ultraderecha cada dos palabras. Voces de difuntos políticos a los que Pedro Sánchez enterró el domingo sin encargar una oración por su alma para que descansen durante toda la eternidad.
No hace falta Iker Jiménez para descifrar el misterio de los lamentos lúgubres que salen desde el lunes de madrugada porque las manchas en la pared no son las caras de Bélmez, sino el rostro de mala leche que se les ha quedado a Vara, Lambán, Puente, Puig y demás. Ferraz es ya sólo el monte de las ánimas, pero a Pedro Sánchez, fantasma de los fantasmas, rey de la nada, todavía le queda Moncloa, que es el último bastión por el que vaga hasta el 23 de julio.
Y todos lo dan por muerto: locutores, columnistas, asesores, carniceros, cupletistas, sin acordarse de que Pedro Sánchez llegó a esto sin nada y por eso se va a aferrar al poder hasta el verano como si no hubiese vida más allá. Porque puede que para él lo que no haya sea vida laboral.
Llegó a la política sin nada que perder y ahora tiene demasiado para irse (un sueldo, dinero de Europa, 22 secretarias con ministerio, ambición, fotógrafos a todas horas, Doñana, a Von der Leyen y sobre todo el Falcon, que a él lo que le gusta, como a todos los espectros, es eso de volar).
Lo dan por muerto y nadie se acuerda, salvo él, que cuando se lo quitaron del medio en su partido ya aprendió a resucitar y por eso se cree Dios, lo que se le escapa es que Dios resucitó una vez nada más.
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Pero está vez lo fía absolutamente todo a la desidia en mitad de un tórrido julio: o la ultraderecha o yo. A que el español no sabe votar por correo y prefiere un chiringuito con tinto de verano frente al mar a devolver el gasto del Gobierno a cifras cabales, reducir los ministerios, honrar la memoria de los asesinados por ETA y hablar del futuro y sus retos más que de un tipo que lleva muerto desde el año 75 como si ese fuese el mayor problema que tenemos por aquí.
Lo fía a la pereza del español sentado, que en verano a las cuatro de la tarde, más que indignación se convierte en sopor. Y al gran criterio de Tezanos, que seguro que desde el lunes duerme al presidente cada noche meciéndole con la promesa de que no hay nada que temer porque queda claro que toda España, tras el 28 de mayo, desde Santander a Tarifa, es socialista.
Dice más José Félix, el sanchista. "Quedó claro en las urnas, presidente, no querían a Vara, a Puente o a Lambán, el votante sólo te quiere a ti". Están esperando a que aparezca tu nombre en la papeleta para salir en tropel a votar. ¡Palabra del CIS!
Lo importante no es lo que haga Pedro Sánchez, que tiene todo que perder y lo sabe. Lo importante es qué hace el PP con el resultado del domingo en las urnas, porque gestionar una derrota es mucho más sencillo que gestionar una victoria.